momia 
Momia de un muchacho de 18 años 
llamado Djehuti, muerto de tuberculosis hace 2700 años, de 1.57 m de estatura  y con grupo sanguíneo A. Colección de Arte Egipcio. Munich

Poliomelitis (pulsar la imagen para ampliar)

EGIPTO

Las enfermedades infecciosas del Antiguo Egipto pueden haber sido muy diferentes de las actuales debido a los cambios geográficos experimentados por los parásitos transmisores, alteraciones en la virulencia de bacterias y virus e incluso a la ausencia de bacterias hoy presentes. Por ejemplo, no existen pruebas de la existencia de la sífilis en el Antiguo Egipto. 

La investigación de las enfermedades padecidas por los antiguos egipcios se basan en el estudio de los restos humanos, en las representaciones pictóricas en monumentos o tumbas y en las descripciones encontradas en los papiros. 

El clima seco y caluroso de Egipto ha sido un factor determinante en la conservación de restos humanos. Al tener lugar la desecación más rapidamente que la putrefacción, los restos se conservan con un gran detalle. Las modernas técnicas analíticas de hoy día,  no destructivas o que requieren pequeñas cantidades de tejido, como son lo rayos X, exámenes histológicos, recuperación de DNA y detección de anticuerpos, permiten llegar a conclusiones definitivas sobre las enfermedades padecidas en el antiguo Egipto.

Las representaciones iconográficas suministran poca información sobre las enfermedades infecciosas padecidas en el Antiguo Egipto. Por una parte, porque los escultores tienden a idealizar los retratos de faraones y nobles que aparecen casi siempre como jóvenes, bien parecidos y proporcionados. Por otra parte, porque sólo en contadas ocasiones, una enfermedad infecciosa se refleja en una deformidad física. Pese a ello, se ha encontrado una estela representando al portero Rama, aquejado de poliomelitis y los científicos han deducido la presencia de tuberculosis ósea a partir de estatuillas.  

Los papiros médicos podrían ser considerados como una valiosa fuente de información sobre las enfermedades infecciosas del antiguo Egipto. Sin embargo, a diferencia de los papiros que describen los procedimientos quirúrgicos, los papiros médicos se refieren al tratamiento de enfermedades presuntamente diagnosticadas cuyo nombre es a menudo imposible de identificar. Incluso el papiro de Edwin Smith que añade una breve descripción de la historia y síntomas clínicos, es dificil de traducir por contener palabras que no se encuentran fuera del contexto de los papiros médicos y cuyo significado desconocemos 

INFECCIONES BACTERIANAS Y VIRICAS 

Hasta hace poco, la demostración de infecciones bacterianas o víricas en momias o esqueletos presentaba enormes dificultades. Sin embargo, los recientes adelantos en el aislamiento de DNA bacteriano y en la dectección de antígenos están aportando nuevos conocimientos sobre las enfermedades padecidas por los antiguos egipcios.

TUBERCULOSIS

Se observan secuelas de tuberculosis en la espina dorsal de Nesparchan, un sacerdote de la 22ª dinastía, con los típicos síntomas del mal de Pott (colapso de las vértebras torácicas) produciendo una cifosis angular que se ve muy bien de perfil. Este ejemplo es el mejor documentado de espinosis tuberculosa, aunque también se ha encontrado un caso de colapso pulmonar con adhesiones pleurales de origen tuberculoso. Los científicos están de acuerdo en que la tuberculosis debió afectar a los antiguos egipcios aunque no existen referencias sobre esta enfermedad en los papiros médicos, ni tampoco se han encontrado bacilos en las momias.

LEPRA

La lepra es una infección progresiva debida al Mycobacterium leprae que hoy se cura con antibióticos pero que antiguamente era incurable. Las primeras manifestaciones de la lepra se observan en la piel, con formación de nódulos duros. Posteriormente, este se agrandan ocasionando en la cara de los enfermos un aspecto leonino característico. En una segunda fase, se produce una pérdida de sensibilidad en los miembros debido a la afectación de los nervios periféricos, llegándose a producir necrosis de dedos de manos y pies. No se han encontrado momias con evidencia de lepra, probablemente porque el embalsamamiento debía estar negado a las víctimas de la lepra por el carácter contagioso de la enfermedad y el aislamiento a que estaban sometidos los enfermos. No obstante un hallazgo en un cementerio cóptico en El Bigha (Nubia) (siglo VI d.C) sugiere la existencia de lepra, aunque no se han llegado a identificar el bacilo

Los papiros médicos hablan de un "tumor de Khonsu" que ha sido interpretado por algunos autores como lepra nodular. Así el papiro de Ebers dice:

Instrucciones para un tumor de Khonsu (aat net Khonsu):" Si examinas un gran tumor de Khonsu en cualquier parte de un hombre, es algo terrible y tiene muchas tumefacciones. Algo ha aparecido dentro de él como si estuviese lleno aire... Puedes entonces decir: es un tumor de Khonsu. No se puede hacer nada contra esto"