Las erisipelas más peligrosas son las que se originan en el puente nasal y que se extienden lateralmente hacia las mejillas y dan lugar a edema palpebral bilateral. Las lesiones pueden extenderse hacia la frente, las órbitas y el seno sagital llegando a producir trombosis del mismo.

La lesión puede confundirse con una dermatisis atópica, si bien en esta último caso, la fiebre está ausente. También puede ser díficil de diferenciar de un herpes zoster facial en su fase inicial, por lo que es importante vigilar la evolución. Para el diagnóstico puede ser interesante la detección del estreptococo en el espacio nasofaríngeo ya que su aislamiento de la lesión cutánea suele ser difícil. Para conseguirlo, la toma se debe hacer del exudado obtenido por escarificación.

La erisipela se trata con antibióticos orales beta-lactámicos y antitérmicos para reducir la fiebre. La aplicación de compresas húmedas de agua sulfatada y una buena higiene suelen ayudar.