Existe numerosas modalidades de tratamiento del carcinoma espinocelular dependiendo del riesgo de recurrencia y metástasis, tamaño y profundidad de la lesión y localización anatómica.
Los procedimientos destructivos como la electrocoagulación, criocirugía, láser de CO2, terapia fotodinámica o quimioterapìa intralesional son superficiales y, además, no permite la toma de muestras para la biopsia.
El método considerado como de primera elección es la cirugía convencional. Se recomienda extirpar las lesiones de una profundidad < 2 mm con un margen de al menos 4 mm. Para lesiones más profundas se recomienda un margen de 6 mm a 1 cm o el uso de la cirugía micrográfica de Mohs. Esta última se utiliza también cuando es necesario una mínima destrucción de los tejidos (nariz, orejas, labios, etc).
La ventaja más importante de la cirugía de Mohs es su capacidad para examinar los márgenes laterales y profundos de la lesión y mapear los focos residuales del carcinoma. Con esta técnica, se consiguen entre el 94 y el 100% de curaciones. Además, la incidencia de recidivas es inferior a la de la cirugía convencional
|
|