ENFERMEDAD
CARDIOVASCULAR
Antecedentes
Ocurrencia
La
enfermedad cardiovascular es la principal causa de morbilidad y
de mortalidad entre los enfermos de diabetes. En los EE.UU en 1986
aproximadamente 80.000 muertes por enfermedad cardiovascular estuvieron
asociadas a la diabetes. El riesgo anual de muerte por enfermedad
cardiovascular es 2 o 3 veces mayor en los diabéticos que
en los no diabéticos.
En
los pacientes con diabetes, el riesgo en enfermedad cerebrovascular
o coronaria es de dos a tres veces mayor y el riesgo de enfermedad
vascular periférica es de cinco veces mayor. Entre las personas
sin diabetes, las mujeres tienen una menor proporción de
enfermedades cardiovasculares que los hombres; en los diabéticos,
las mujeres no están particularmente exentas.
Factores
de Riesgo.
En
las personas con diabetes, el tabaco es un poderoso factor de riesgo
de las enfermedades cardiovasculares y la prevalencia de los fumadores
parece ser mayor entre los jóvenes diabéticos (menos
de 21 años) que entre los jóvenes normales.
La hipertensión, que también es un potente factor
de riesgo de las enfermedades cardiovasculares es 2 o 3 veces más
frecuente entre los diabéticos que en las personas sin diabetes.
El riesgo de enfermedades cardiovasculares aumenta linealmente con
la presión arterial. Las anormalidades en la concentración
de lípidos y lipoproteínas plasmáticas se producen
en casi el 30% de las personas con diabetes. El riesgo de enfermedades
cardiovasculares es proporcional a la concentración de las
lipoproteínas de baja densidad y al colesterol e inversamente
proporcional a las lipoproteinas de alta densidad. Aunque los triglicéridos
suelen estar elevados en las personas con diabetes no insulino-dependiente,
no se sabe con exactitud si la hipertrigliceridemia es un predictor
de la enfermedad cardiovascular. Tampoco se conoce con exactitud
la relación entre la hiperglucemia y la arteriosclerosis.
En las personas con diabetes, varias condiciones concomitantes pueden
afectar la etiología de la arteriosclerosis: la obesidad,
inactividad, hiperinsulinemia, anomalías de la función
plaquetaria y defectos en la coagulación de la sangre.
Entre las personas con diabetes, una parte del incremento del riesgo
hacia las enfermedades cardiovasculares puede ser consecuencia del
aumento de los factores de riesgo. La diabetes por si misma
ya es un factor de riesgo de la enfermedad cardiovascular.
Prevención
Aunque
el beneficio de controlar el tabaco, la hipertensión y la
hipercolesterolemia no han sido bien estudiados en las poblaciones
de diabéticos, no hay razones para creeer que estos pacientes
no se beneficiarán al eliminar estos factores de riesgo.
Sin embargo, el beneficio preciso que se puede conseguir no es totalmente
conocido.
- Tabaco.
La
discontinuación del tabaco puede ser la modificación
del comportamiento más importante que puede hacerse
para reducir el riesgo de una enfermedad cardiovascular.
Es necesario convencer al paciente de la necesidad de abstenerse
del tabaco. Procure que los que fuman dejen el tabaco y
recomiendo a los que no fuman que no empiecen a hacerlo.
- Presión
arterial.
La
presión arterial debe ser cuidadosamente monitorizada
en los enfermos con diabetes. Cuando es superior a 140/90
mm Hg, debe instaurarse una terapia no farmacológica.
Dependiendo del nivel de la presión arterial, puede
ser necesario utilizar medicacion. Sin embargo, al seleccionar
fármaco para tratar la hipertensión es necesario
considerar sus potenciales efectos adversos sobre otros
factores de riesgo.
- Lípidos
plasmáticos.
La
incidencia de la enfermedad coronaria arteriosclerótica
y la morbilidad asociada a esta condición pueden
reducirse en las poblaciones no diabéticas reduciendo
los niveles de colesterol. Cuando el colesterol total es
superior 200 mg/dl y las LDL son superiores a 130
mg/dl, debe instaurarse un tratamiento farmacólogico.
- Glucosa
plasmática.
La
relación entre la glucosa plasmática y el
desarrollo de enfermedades cardiovasculares es menos claro.
Sin embargo, un pobre control de la glucemia está
a menudo asociado con hiperlipidemia. Se ha observado que
la mejorar el control glucémico se reducen las concentraciones
de colesterol y triglicéridos en el plasma y aumentan
las concentraciones de las HDLs en los diabéticos
tanto normolipidémicos como hiperlipidémicos.
- Peso,
ejercicio y terapia con aspirina.
Otras
recomendaciones para prevenir las enfermedades cardiovasculares
en los pacientes diabéticos incluyen la pérdida
de peso (para los pacientes obesos) y aumentar el nivel
de actividad física. En los pacientes que han tenido
algún problema cardiovascular, la terapia con aspirina
puede ayudar a prevenir la mortalidad o una morbilidad adicional
debido a la enfermedad cardiovascular.
Detección
Las
siguientes recomendaciones pueden ayudar a detectar la enfermedad
cardiovascular. En cada una de las visitas (al menos 4 al
año) determine la presión arterial del enfermo con
un manguito adecuado y pregunte al paciente si ha mostrado
síntomas de alguna de las condiciones siguientes:
- indicadores
de enfermedad vascular cerebral: ceguera transitoria,
disartria, debilidad unilateral.
- indicadores
de enfermedad coronaria: dolor o presión en el pecho,
disnea, ortopnea congestiva, disnea nocturna paroxismal o edema
(el infarto de miocardio sin dolor es una condición relativamente
frecuente enrtre los diabéticos que pueden padecer de
angina o infarto de miocardio con síntomas atípicos)
- indicadores
de enfermedad vascular periférica: como claudicación
intermitente o ulceras en los pies que no cicatrizan
Una
vez al año interrogue a los pacientes sobre el consumo
de tabaco. Ausculte buscando ruidos en las grandes arterias y
palpe los pulsos periféricos. Una vez al año determine
los triglicéridos (TG), colesterol total (TC) y niveles
de HDL en ayunas y calcule los niveles de LDLs cuando los triglicéridos
están por debajo de 400 mg/dl, LDL = TC - HDL - (TG \ 5).
En los niños considere determinar los lípidos cada
dos años. Obtenga el electrocardiograma basal en todos
los pacientes con diabetes y repita el examen cada año
en aquellos con enfermedad cardiovascular aparente.
Tratamiento
Tabaco.
Recomiende
enérgicamente a los pacientes que dejen de fumar. Deben enfatizarse
tanto los riesgos del tabaco como los beneficios sobre la salud
que se van obtener en cuanto que el paciente deje de fumar. Acuerde
con el paciente una fecha y haga un seguimiento después de
la misma. Se puede utilizar pastillas o chicle con nicotina para
aliviar la dependencia fisiológica. También se recomienda
un tratamiento psiquiátrico, y los pacientes deberán
ser incluídos en programas comunitarios de tratamiento de
la dependencia al tabaco en caso de ser necesario.
Hipertensión.
Si la presión
arterial del paciente excede de los 140/90 mm Hg en dos visitas,
inicie un tratamiento no farmacológico, incluyendo una dieta
con bajo contenido en sodio y restringida en alcohol, diseñada
para reducir el peso corporal. La presión arterial se debe
mantener por debajo de 140/90 mm Hg. En determinados individuos
considere un tratamiento farmacológico precoz cuando así
lo aconsejen las condiciones clínicas (por ejemplo, una presión
diástolica superior a 110 mm HG) y la presencia de otros
factores de riesgo (como la albuminuria). Después de 3 meses
de tratamiento no farmacológico, si la presión arterial
diastólica sigue por encima de los 90 mm Hg, inicie un tratamiento
farmacológico. Seleccione fármacos que no empeoren
otros factores de riesgo (incluyendo los lípidos) y
que no induzcan o empeoren las complicaciones neuropáticas
de la diabetes (incluyendo la ausencia de percepción a la
hipoglucemia, hipotensión ortostática o impotencia).
Hiperlipidemia.
Cuando
los niveles calculados de colesterol-LDL son superiores a los 130
mg/dl, considere las recomendaciones para el control glucémico,
la dieta y el jercicio.
- Control
glucémico: el control glucémico
debe ser mejorado mediante la dieta, el uso de sulfonilureas
o insulina. Sopese los beneficios de la mejora del control glucémico
frente a los riesgos potenciales de hipoglucemia.
- Dieta:
la dieta debe ser instituída
para reducir el peso de los diabéticos obesos y disminuir
los niveles de LDLs por debajo de
130 mg/dl. Considere las siguientes
restricciones para la dieta: restricción de calorías
si hay obesidad; las grasas no deben suponer más del
30% de las calorías, y las grasas saturadas menos de
las calorías totales aportadas por las grasas. Los carbohidratos
complejos y las fibras (especialmente las fibras solubles) pueden
sustituir con ventaja las grasas saturadas. Estudios preliminares
sugieren que algunos pacientes con hipertrigliceridemia pueden
beneficiarse reduciendo la ingesta de carbohidratos hasta el
40%- 45% de las calorías totales. En estos pacientes
deben usarse grasas monoinsaturadas para mantener el balance
calórico. La ingesta de colesterol debe ser inferior
a 300 mg/dia.
- Ejercicio:
sopese los beneficios potenciales
de un apropiado programa de ejercicio. El ejercicio aérobico
regular ha mostrado ser particularmente útil conjuntamente
con la pérdida de peso para reducir los niveles de triglicéridos
y colesterol-LDL. El ejercicio también puede ocasionar
una modesta caída de los niveles de LDLs. Antes de que
un paciente inicie un programa de ejercicio, asegúrese
de que el paciente tiene percepción de la hipoglucemia
e hipotension postural, y no tiene retinopatía proliferativa,
isquemia del miocardio silente o insensibilidad de los pies.
Se recomienda un test de estrés al ejercicio en todos
los pacientes diabéticos de más 40 años
que consideren un programa de ejercicio.
- Reevaluación:
Después de 6 meses de tratamiento,
si los pacientes mantienen niveles de colesterol-LDL por encima
de 160 mg/dl, considere un tratamiento farmacológico.
Los fármacos utilizados para tratar la hipercolesterolemia
incluyen secuestrantes de los ácidos biliares (como la
colestiramina o el colestipol), inhibidores de la HMGCoA reductasa
(lovastatin, simvastatin, etc), derivados del ácido fíbrico
(gemfibrozil o clofibrato), ácido nicotinico y probucol.
Enfermedad
cardiovascular. Una enfermedad cardiovascular
clínicamente aparente plantea un importante problema de diagnóstico
y tratamiento al profesional de la salud. Considere la posibilidad
de consultar un especialista (cardiólogo, neurólogo
o cirujano vascular) tan pronto sea posible. Las siguientes recomendaciones
son aplicables a los diabéticos con problemas cardiovasculares
comunes:
- Enfermedad
vascular cerebral. Los pacientes
con síntomas o signos de enfermedad vascular cerebral
deben ser remitidos al especialista para su diagnostico con
tests especiales incluyendo estudios con Doppler y, si fuese
necesario, con angiografía carotídea. Deben utilizarse
con precaución los medios de contraste si existe enfermedad
renal y/o deshidratación. Los pacientes con enfermedad
vascular cerebral sintomática debe ser tratados con aspirina
y anticoagulantes. Si persisten los síntomas a pesar
del tratamiento farmacológico debe considerarse la cirugia
si las lesiones vasculares son corregibles.
- Enfermedad
coronaria. La enfermedad
coronaria debida a la arteriosclerosis coronaria es la causa
más frecuente de la morbilidad y mortalidad en los pacientes
con diabetes. Los pacientes con síntomas o signos de
enfermedad coronaria deben ser sometidos a una completa evaluación,
incluyendo tests de ejercicio y, en casos necesarios, angiografía
coronaria. Los medios de contraste deben ser utilizados con
precaución debido a la posible coexistencia de nefropatía
diabética. Los nitratos, antagonistas del calcio y los
beta-bloqueantes pueden ser prescritos a los pacientes con angina.
Considere la posibilidad de una angioplastía y/o by-pass
coronario cuando la angina sea intratable y las lesiones cardíacas
sean las apropiadas. A menos que esté contraindicado,
la aspirina debe ser utilizada después de un infarto
agudo de miocardio. Debido a su capacidad para prevenir
un posible reinfarto en los sujetos no diabéticos, los
beta-bloqueantes pueden ser usados en los diabéticos
después de un infarto, prestando especial cuidado a una
posible hipoglucemia y/o hiperlipidemia.
- Enfermedad
vascular periférica. En
general, no existe ningún tratamiento efectivo para los
pacientes con enfermedad vascular periférica, aunque
algunos pacientes pueden mejorar con la pentoxifilina.
Los pacientes con síntomas que producen incapacidad (como
el dolor en reposo) o que tienen lesiones en los pies
que cicatrizan mal, requieren de una cuidadosa evaluación.
Para detectar la posibilidad de realizar correcciones quirúrgicas,
utilice primero el examen clínico de los pulsos y luego
considere métodos no invasivos (flujos sanguíneos
con Doppler). Las angiografías se deben utilizar con
precaución debido a la posibilidad de una nefropatía
diabética coexistente. Envíe los pacientes a cirugía
cuando sea adecuado.
Principios
de Educación de los Pacientes
Informe
a los pacientes con diabetes que su riesgo de desarrollar enfermedades
cardiovasculares es mayor que el de las personas normales. Informe
a los pacientes de la absoluta necesidad de no fumar. Enfatice la
importancia de seguir una dieta apropiada para su condición
(tales como hiperlipidemia o hipertensión). Informe a los
pacientes de que la hipertensión y la hipercolesterolemia
debe ser tratadas enérgicamente. Indique a los pacientes
que le señale de inmediato cualquier síntoma de
enfermedad cardiovascular (por ejemplo, ataque de isquemia
pasajero, dolor de pecho y claudicación) de forma que el
diagnóstico y el tratamiento se lleven a cabo tempranamente.
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