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FISIOPATOLOGIA
La
definición de edema macular es, evidentemente, edema de la retina.
Clínicamente se observa como un engrosamiento de las capas de
la retina como consecuencia de la acumulación anormal de fluidos
en la misma. El edema se debe a una disrupción del equilibrio
entre las fuerzas hidrostáticas en los capilares o vasos y los
gradientes de presión osmótica de los tejidos. El aumento
de la presión hidrostática en los capilares favorece la
difusión de líquidos a los tejidos próximos. El
aumento de las proteínas plasmáticas con el correspondiente
aumento de la presión osmótica también determina
movimientos de fluidos intravasculares, intercelulares e intracelulares.
Sin embargo, en el ojo existe un factor que lo diferencia de otros tejidos:
la barrera hematoretiniana. Los capilares de la retina constituyen la
parte interior de esta barrera, mientras que el epitelio pigmentado
de la retina constituye la parte externa. Las alteraciones de los capilares
de la retina destruyen la parte interna de la barrera hematoretiniana
lo que favorece el paso de fluidos en virtud de los cambios hidrostáticos
o gradientes osmóticos que existen normalmente (*)
Adicionalmente
a las condiciones locales del ojo, varios desórdenes sistémicos,
especialmente los asociados a la diabetes, pueden también influir
sobre el desarrollo del edema macular. La hipertensión severa
o la retención de fluidos por cualquier motivo aumenta
la presión hidrostática de los capilares, lo que favorece
el paso de los fluidos vasculares a la retina. La hipoalbuminuria,
condición frecuentemente observada en los diabéticos como
consecuencia de alteraciones renales y pérdida de proteínas
en la orina (proteinuria), disminuye las concentraciones de proteínas
en la plasma y por tanto la presión osmótica intravascular.
Esto se traduce en un movimiento neto de fluidos a los tejidos
de la retina. Las enfermedades sistémicas pueden empeorar el
EMD y su tratamiento pueden ayudar a su resolución
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