EDEMA MACULAR [ICD-10: H35.8] |
La definición de edema macular es, evidentemente, edema de la retina. Clínicamente se observa como un engrosamiento de las capas de la retina como consecuencia de la acumulación anormal de fluidos en la misma. El edema se debe a una disrupción del equilibrio entre las fuerzas hidrostáticas en los capilares o vasos y los gradientes de presión osmótica de los tejidos. El aumento de la presión hidrostática en los capilares favorece la difusión de líquidos a los tejidos próximos. El aumento de las proteínas plasmáticas con el correspondiente aumento de la presión osmótica también determina movimientos de fluidos intravasculares, intercelulares e intracelulares. Sin embargo, en el ojo existe un factor que lo diferencia de otros tejidos: la barrera hematoretiniana. Los capilares de la retina constituyen la parte interior de esta barrera, mientras que el epitelio pigmentado de la retina constituye la parte externa. Las alteraciones de los capilares de la retina destruyen la parte interna de la barrera hematoretiniana lo que favorece el paso de fluidos en virtud de los cambios hidrostáticos o gradientes osmóticos que existen normalmente (*) Adicionalmente a las condiciones locales del ojo, varios desórdenes sistémicos, especialmente los asociados a la diabetes, pueden también influir sobre el desarrollo del edema macular. La hipertensión severa o la retención de fluidos por cualquier motivo aumenta la presión hidrostática de los capilares, lo que favorece el paso de los fluidos vasculares a la retina. La hipoalbuminuria, condición frecuentemente observada en los diabéticos como consecuencia de alteraciones renales y pérdida de proteínas en la orina (proteinuria), disminuye las concentraciones de proteínas en la plasma y por tanto la presión osmótica intravascular. Esto se traduce en un movimiento neto de fluidos a los tejidos de la retina. Las enfermedades sistémicas pueden empeorar el EMD y su tratamiento pueden ayudar a su resolución |