Tópicos en hipertensión

PRUEBAS DE LABORATORIO

Es importante una adecuada preparación del enfermo para las pruebas de laboratorio. Todas las medicaciones deben ser discontinuadas al menos 3 o 4 semanas antes de las misma. En efecto, incluso una dieta pobre en sodio puede estimular la corteza adrenal lo suficientemente como para sugerir la posibilidad de un aldosteronismo primario. La ingestión de 100 mEg/dia (2.3 g) de sodio puede obviar tal problema. Los anticonceptivos orales pueden modificar los valores basales de la presión arterial, alterando el volumen intravascular, la hemodinámica y la actividad de la renina plasmática. Y los diuréticos, laxantes e incluso infecciones virales concurrentes (que provoquen nausea, vómitos y diarrea) pueden provocar un hiperaldosteronismo secundario e hipokalemia asociada. Los fármacos antihipertensivos pueden tener efectos hasta 4 semanas después de su discontinuado, provocando una "falsa línea de base" de la presión. Otras medicaciones corrientes como las gotas nasales simpaticomiméticas, anti-inflamatorios no esteroídicos, inhibidores de la monoamina oxidasa y antidepresivos tricíclicos pueden también afectar la presión arterial en uno u otro sentido

ANALISIS DE SANGRE

El recuento completo tiene una alta significancia en el estatus del enfermo. En primer lugar, si hay anemia, el médico debe determinar si se debe a una complicación de la enfermedad (p.ej. implicación renal), el resultado de un tratamiento (p.ej. hemolisis inducido por metildopa) o a otro problema asociado.

Por contra, una concentración elevada de hemoglobina o hematocrito es algo que ocurre con cierta frecuencia en la hipertensión. El síndrome de Gäisbock se manifiesta por una elevada presión arterial y policitemia sin esplenomegalia, leucocitosis o trombocitosis y es una policitemia relativa ya que la masa de glóbulos rojos y los niveles de eritropoyetina son normales.

BIOQUIMICA DE LA SANGRE

Para evaluar un enfermo con hipertensión pueden ser útiles una serie de tests de laboratorio (Tabla 2.3). Niveles de glucosa en ayunas elevados son un hallazgo frecuente y entonces la hipertensión está asociada a una diabetes. Otra posibilidad es que los niveles de glucosa sean normales, pero los resultados a la tolerancia a la glucosa a las 2 o 4 horas pueden ser anormales. Estos hallazgos pueden alertar al médico y sugerirle que estos enfermos pueden desarrollar hiperglicemia y glucosuria durante el tratamiento con diuréticos. No es necesario, sin embargo, realizar una prueba de tolerancia a la glucosa en todos los enfermos hipertensos, sino tan sólo en aquellos con antecedentes familiares de diabetes o aquellos que hayan desarrollado un metabolismo anormal a los carbohidratos durante un tratamiento con tiazidas.

Los valores del ácido úrico pueden ser, asimismo, de utilidad para sugerir que enfermos pueden desarrollar hiperuricemia o gota durante un tratamiento con diuréticos. Se ha observado que existe una correlación entre los niveles de ácido úrico en los enfermos hipertensos y un bajo flujo renal con elevada resistencia vascular [ref 2.3.1, ref 2.3.2]. La elevación de los niveles de ácido úrico, que refleja los primeros cambios hemodinámicos de la función renal en la hipertensión, sigue los primeros cambios ecocardiográficos de hipertrofia ventricular [ref 2.3.3]

El colesterol en sangre (juntamente con las HDLs y LDLs) permite determinar una potencial hiperlipidemia.

El riñón es el principal órgano diana en la hipertensión y una de las principales complicaciones de esta enfermedad es una alteración de la función renal. Por lo tanto, es conveniente la determinación de creatinina y urea en sangre en todos los enfermos. A partir de los datos de creatinina sérica y determinando la excreción urinaria de la misma, puede calcularse el aclaramiento de creatinina (que depende, como es sabido de la filtración glomerular) en aquellos enfermos en los que puede sospecharse una disfunción renal. La determinación de los electrolitos séricos, en particular del potasio, es especialmente valiosa para excluir formas secundarias de hipertensión, exceso de esteroides o efectos secundarios de un tratamiento con diuréticos. Como puede verse en la tabla 2.3 son muchos los factores que pueden ocasionar hipokalemia. La determinación del calcio sérico permitirá excluir la hipercalcemia, una alteración asociada a una alta incidencia de hipertensión; su corrección puede, en ocasiones, hacer revertir a la normalidad una presión arterial elevada.

La determinación de proteínas séricas y enzimas hepáticas tiene menos relevancia para los enfermos hipertensos. Sin embargo, pueden ayudar a confirmar una hemoconcentración o revelar algún otro tipo de problema coexistente (p.ej. infarto de miocardio, lesiones hepáticas, etc).

ANALISIS DE ORINA

Los análisis de orina tienen una importancia crucial para detectar glucosuria en la diabetes mellitus, determinar la función renal en la nefrosclerosis avanzada, la alcalinidad en el hiperaldosteronismo primario y el sedimento anormal en la enfermedad parenquimal renal. La orina de 24 h es útil para calcular el aclaramiento de creatinina, así como la ingesta de sodio en la dieta. Si la excreción de sodio en la orina es superior a 100 meq/24 horas (lo que indica una ingesta de sodio adecuada) y la excreción de potasio es menos de 40 mEq/24 horas, una hipokalemia de 3.5 mEq/litro no es el resultado de una excesiva excreción de hormona adrenal cortical. Por el contrario si la excreción de potasio en 24 horas es excesiva (> 50 mEq) en presencia de una ingesta adecuada de sodio y no hay otra explicación para una hipokalemia demostrada (<3.5 mEq/litro), un hiperaldosteronismo debe ser seriamente considerado.

El riñón normal no debe excretar más de 200 a 300 mg de proteínas al día; un exceso de proteínas urinarias sugiere bien una enfermedad parenquimal (incluyendo la nefrosclerosis) o bien un efecto de una hipertensión. Sin embargo, la nefrosclerosis no está nunca asociada a una excreción de proteínas superior a 500 mg/día, y una masiva proteinuria asociada a una hipertensión suele ser rara y cesa al reducir la presión arterial. De esta forma, si persiste un proteinuria de más de 500 mg/dia se deberán considerar otras causas como glomerulonefritis o pielonefritis crónica. Si las proteínas urinarias alcanzan unos valores de 2 a 3 g diarios, tampoco será probablemente una pielonefritis crónica la única causa. Un urocultivo podrá determinar una posible infección del tracto urinario.