REUMATOLOGIA. EPICONDILITIS
 
ENFERMEDADES DEL APARATO LOCOMOTOR

 

nota importante  
EPICONDILITIS MEDIAL [ICD-10: M77.1] Y LATERAL [ICD-10: M77.0]

INTRODUCCION

La epicondilitis medial es una tendinitis del codo que aparece por exceso de uso del músculo flexor-pronador, lesión que aparece en su punto de inserción en el epicóndilo del húmero. También es llamada "codo de golfista" por presentarse con frecuencia en estos deportistas. La epicondilitis medial suele ir asociada a la epicondilitis lateral, mucho más frecuente, que también recibe el nombre de "codo de tenista", que afecta a las inserciones musculares de la parte lateral del codo. En ambos tipos de epicondilitis el dolor puede aparecer a nivel de la inserción muscular en el hueso del codo o se puede irradiar hacia los músculos del antebrazo y ocasionalmente hasta la muñeca.

La epicondilitis medial afecta primariamente a los músculos flexores/pronadores del brazo que tienen su origen en el epicóndilo anterior medio (pronador redondo, flexor radial del carpo y palmar largo). A veces, la epicondilitis media afecta también al músculo flexor cubital del carpo y al músculos flexor superficial de los dedos. El estrés repetitivo en el epicóndilo ocasiona la tendinitis aguda que puede degenerar en tendinosis en su forma crónica al no poder cicatrizar la lesión primaria en el tendón afectado. La tendinosis se caracteriza por la presencia de tejido de granulación, fibrocartilaginoso y fibrovascular, microfragmentaciones del tendón, calcificaciones y necrosis

Por su parte, la epicondilitis lateral es un proceso inflamatorio debido a una lesión en el origen del músculo extensor radial del carpo que afecta a la bolsa humeral, periostio y ligamento anular. Se cree que se debe a una hiperplasia angiofibroblástica al producirse microdesgarros y cicatrices en el origen del músculo.

En ambos casos, la lesión se debe a un exceso de uso, usualmente al practicar algún deporte durante varias horas al día. La mayor incidencia se presenta en los deportistas si bien afecta a la población en general en un 1-3%. Afecta con mayor frecuencia al sexo masculino entre 30-50 años y con preferencia el brazo dominante, siendo raramente bilateral. Por otra parte, también constituye una patología laboral y puede encontrarse en obreros que realizan esfuerzos repetidos, construcción, jardinería, carpinteros, leñadores, los que trabajan con máquinas neumáticas vibratorias o aquellos que martillean plancha de acero o calderos. Es muy frecuente las amas de casa siendo su causa desencadenante el cargar bolsas pesadas o el trabajo de limpieza.

 

Diagnóstico

La epicondilitis medial se presenta con dolor en el epicóndilo medial, dolor que empeora cuando se realizan actividades que suponen la pronación/extensión de la muñeca, como por ejemplo al estrechar la mano. En la epicondilitis lateral se observa un área de inflamación distal en 5 a 10 mm en el epicóndilo lateral, justo en el punto inserción del músculo extensor radial del carpo. Progresivamente puede aparecer dolor en reposo con paresia antiálgica por inhibición refleja y signos de rigidez matinal que aumenta con la presión local sobre el epicóndilo, por la extensión activa de la muñeca y por su flexión pasiva. La prueba de Thompson es utilizada para la valoración del dolor de epicondilitis (*) . Si el dolor es positivo con resistencia en 2º metacarpo corresponde a un lesión del extensor corto del carpo. Si en cambio, el dolor se reproduce cuando se aplica la resistencia en las articulaciones interfalángicas, la lesión será patognómica del extensor común dedos.

Otras pruebas para el diagnóstico de la epicondilitis lateral son la prueba de la silla, la prueba de Bowden, la prueba de Mills, y la prueba de Cozen. La epicondilitis medial se diagnostica preferentemente mediante la prueba de Cozen invertida y la pruena de extensión sobre el antebrazo

El diagnóstico es eminentemente clínico, siendo las radiografías generalmente negativas, aunque en vista oblicua de 45º se pueden encontrar calcificaciones, erosiones y fragmentación del epicóndilo, espolones óseos a nivel de la apófisis coronoides del cúbito. En la resonancia magnética (*) puede verse en ocasiones un incremento de la señal en el tendón del músculo extensor común, y una pequeña acumulación de líquido rodeándolo, debido a los cambios inflamatorios y ligero edema.

 

 

Tratamiento

El tratamiento no quirúrgico tiene tres componentes principales: protección, disminución de la inflamación, y fortalecimiento de los músculos y tendones, lo que se consigue al:

  • Reducir las actividades causantes de dolor
  • Modificar aquellas actividades que agravan el dolor
  • Disminuir el tiempo o intensidad de la actividad
  • Realizar descansos y estiramientos

Otros métodos de protección son la utilización de una codera elástica o una férula de muñeca y ocasionalmente la inmovilización con yeso. Un programa de estiramientos puede ser útil por disminuir la tensión del músculo sobre el tendón afecto. Los estiramientos incluyen el brazo afecto, así como el cuello, parte superior de la espalda y hombro, mano, muñeca, antebrazo y tríceps.

El segundo componente del tratamiento no quirúrgico se dirige a disminuir la inflamación del tendón. Esto puede conseguirse con hielo, distintas modalidades de fisioterapia (como los ultrasonidos (*) , la iontoforesis o el tratamiento con láser (*), medicación antiinflamatoria e infiltraciones con corticoides (*). La fisioterapia Cyriax (combinación de masaje transverso profundo y manipulación de Mill) es también un método muy empleado aunque su eficacia no ha sido contrastada por estudios clínicos adecuados. La terapia de ondas de choque Monografia de la terapia de ondas de choque, es una técnica en la que aplican localmente en las áreas lesionadas ondas o "golpes" electrohidraúlicas o piezoeléctricas de baja o alta intensidad. Las primeras no ocasionan molestias, pero las segundas requieren a menudo anestesia local. Este tipo de terapia, de reciente introducción, está siendo utilizada con éxito variable tanto en la epicondilitis como en la fascitis plantar.

Recientemente, ha sido introducido un nuevo tratamiento de la epicondilitis, al parecer muy eficaz, denominado método de Sánchez consistente en una microelectrolisis percutánea guiada (aplicación de pequeñas corrientes eléctricas en las áreas afectadas). Según este autor, se trata de un método que ocasiona resultados positivos en epicondilitis refractarias a otros tratamientos. Sin embargo, no existen estudios clínicos adecuados que apoyen esta afirmación

El tratamiento más útil a corto plazo es la infiltración local en el punto de máximo dolor, con una mezcla de corticoides depot + anestésico local. (1 cc de Lidocaína al 2% + 1 cc de Betametasona). No se deben de poner más de 2 cc de líquido, pues aumenta el riesgo de efectos secundarios locales (atrofia subcutánea y cambios en coloración de la piel). Se produce una mejoría importante en el plazo de 2-6 semanas.

Para la infiltración, el paciente se coloca sentado con el codo flexionado a 90º y la mano en pronación. La infiltración se realiza en el punto de máximo dolor: se infiltra directamente sobre el epicóndilo con aguja de bisel largo y se practican, mientras se inyecta el líquido, diversas punciones en el periostio a modo de escarificación. Se usa una aguja de 16/5 (naranja) con jeringa de 2cc.

El tercer componente del tratamiento no quirúrgico consiste en estiramientos y ejercicios de potenciación de los músculos y tendones afectos. Generalmente esto se hace después de que los pasos anteriores han conseguido que disminuya el dolor. En algunos casos, cuando el dolor no mejora con otras medidas, un programa de fortalecimiento conducirá a la resolución completa de los síntomas

Tratamiento quirúrgico

Ocasionalmente es necesaria la cirugía si la epicondilitis no responde al tratamiento conservador. La técnica no es tan eficaz como muchas otras intervenciones y no se recomienda a menos que se haya completado un programa adecuado de tratamiento no quirúrgico.

La intervención consiste en la liberación de una parte de la inserción ósea del tendón. Esto disminuye la tensión del tendón y permite que mejore la vascularización de los tejidos, necesaria para el proceso de cicatrización. Tras la cirugía, es conveniente continuar con los ejercicios de estiramiento y potenciación para prevenir recidivas. La recuperación completa se consigue generalmente entre seis semanas y cuatro meses.

 
Ejercicio de rehabilitación en la epicondilitis

Ejercicios de rehabilitación

Estiramientos

Extender firmemente la muñeca con el brazo estirado; mantenerse así durante 4-6 segundos y repetir de 4 a 6 veces.

 
Ejercicio 2

Estiramiento

Extender firmemente la muñeca con el brazo estirado, vez flexionando la muñeca hacia arriba y hacia abajo, con el codo en extensión. Ayudarse con la otra mano para flexionar correctamente la muñeca

 
Ejercicio 3

Fortalecimiento

Con el brazo doblado en ángulo recto, levantar la pesa rápidamente mediante flexión de la muñeca y bajarla después lentamente

 

 
Ejercicio 4

Fortalecimiento

Fortalecimiento de los músculos del antebrazo mediante movimientos de pronación-supinación con ayuda de un martillo

 

REFERENCIAS

  • E. Vilar. Fisioterapia del aparato locomotor. 2005. McGraw Hill. 526 páginas
 
  • L.Vazquez. El masaje transverso profundo. 1996. Mandala. 134 páginas
 
 
  • K. Buckup. Pruebas Clínicas para patología ósea, articular y muscular. Elsevier Masson. 2007. 3ª Ed.
 
  • D Stasinopoulos, MI Johnson. Cyriax physiotherapy for tennis elbow/lateral epicondylitis. Br. J. Sports Med. 2004;38;675-677
 
  • National Institute for Health and Clinical Excellence: Guidance IPG139: Extracorporeal shockwave therapy for refractory tendinopathies (plantar fasciitis and tennis elbow)
 
Monografía apta para discapacitados Monografía revisada el 8 de Agosto de 2009. Equipo de Redacción de IQB  
 
 
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