HIFEMA [ICD-10: H21.0] |
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El hifema o sangre en la cámara anterior del ojo es, por regla general, el resultado de un trauma externo, aunque también puede ocurrir en pacientes con neovascularización del iris después de una oclusión de la vena retiniana central y en pacientes con diabetes mellitus. En ocasiones más raras, el hifema puede ser el signo de un tumor en el iris. En algunos tipos de cirugía ocular, como por ejemplo la ciclofotocoagulación transcleral con láser, se producen hifemas hasta en el 14% de los casos. La rotura de un vaso del iris ocasiona la salida de sangre a la cámara anterior. Inicialmente, la sangre se dispersa en el interior del humor acuoso, pero posteriormente se decanta por acción de la gravedad, formándose dos capas en la cámara anterior. Cuando el paciente se acuesta, la sangre que queda en la cámara anterior se mezcla de nuevo con el humor acuoso (*) originando una visión borrosa cuando el paciente se levanta. El hifema se clasifica en cuatro categorías, dependiendo de la gravedad de la lesión:
La mayor parte de los hifemas observados en la clínica son de grado I (58%). Los de grado 4 constituyen menos del 10% El hifema traumático puede estar asociado a otras muchas lesiones oculares, dependiendo de la naturaleza y grado de la hemorragia. Cuando la musculatura del iris está afectada, se puede producir cicloplejia que se manifiesta como una pupila dilatada y lenta en reaccionar. En muchos casos, el hifema está asociado a un aumento de la presión intraocular (> 22 mm Hg), en particular poco después de haber ocurrido. Además, existe una relación entre la elevación de la presión intraocular y el grado del hifema. La duración media de un hifema no complicado es de 4 a 5 días, mientras que la presión intraocular elevada se mantiene durante una media de 6 días. El tratamiento consiste en evitar cualquier tipo de actividad física que pueda causar un nuevo sangrado. Es de utilidad la aplicación de corticosteroides tópicos para reducir la inflamación del iris y del cuerpo ciliar. El uso de gotas cicloplégicas mantiene la pupila dilatada, evita espasmos ciliares y adhesiones que se puedan formar entre el iris y la lente anterior. Algunos estudios clínicos han puesto de manifiesto que la administración oral de 50 mg/kg de ácido e-aminocaproico cada 4 horas reduce significativamente el riesgo de una nueva hemorragia, en particular cuando se trata de grandes hifemas. La presión intraocular puede tratarse con b-bloqueantes evitando el uso de pilocarpina y la efedrina. En los hifemas de grado 4 pueden requerir un tratamiento quirúrgico en particular si la presión intraocular se mantiene elevada durante una semana o más o si el endotelio corneal comienza a teñirse de sangre En todos los casos de hifemas traumáticos, los pacientes debe ser reconocidos por un oftalmólogo una vez que la condición se ha resuelto para descartar posibles desgarros periféricos de la retina y otras lesiones de la cámara anterior |
Monografía revisada el 3 de Enero de 2005. Equipo de Redacción de IQB |