PREVENCIÓN Y DIAGNÓSTICO
Hay muchos
tipos de enfermedades de las encías, las más comunes son la gingivitis y la
periodontitis. Todas tiene en común la destrucción progresiva de los tejidos que deben
soportar los dientes.
La gingivitis, es la inflamación superficial de las encías causada por irritantes de las bacterias presentes en la boca (placa dental o bacteriana), y es común en todas las edades, incluyendo en escolares.
La
periodontitis, que normalmente se denomina "piorrea" (en griego "flujo de
pus"), incluye la inflamación crónica y destrucción del hueso que soporta los
dientes. También, las fibras gingivales y el ligamento periodontal son destruidos y el
borde de las encías se desprende de los dientes, formando lo que se llama una bolsa
periodontal en la cual puede aparecer pus. La bolsa periodontal se agranda si el hueso es
destruido más severamente y, en consecuencia, los dientes "se aflojan". Al
avanzar la enfermedad los dientes se pueden mover aún más y es frecuente que se forme un
absceso e incluso que se caigan.
Las encías que
sangran con frecuencia, lo que se conoce como el famoso "cepillo rosado", es la
señal más común que indica que uno padece enfermedades de las encías.
Desafortunadamente muchas personas aceptan la situación como normal, debido a que el
desarrollo de la enfermedad es lento y que las encías sangrantes causan poco dolor.
Hay muchos casos de enfermedades periodontales en donde, sin embargo, las encías no sangran. Por esta razón quizás no se presta atención a la enfermedad hasta que está en una fase avanzada y entonces el tratamiento requerido para su curación será largo.
Otros
síntomas:
Estas señales, sin embargo, no aparecen hasta que la enfermedad alcanza un estado avanzado. Por este motivo las personas adultas deben preguntar al dentista si alguna de las señales que presentan las enfermedades de las encías están presentes y, en su caso, solicitar un examen periodontal.
El dentista o el periodoncista están
capacitados para juzgar el color y la forma de las encías, para determinar la presencia
de dientes flojos, y para utilizar instrumentos pequeños que se introducen cuidadosamente
debajo de las encías para conocer la profundidad de las bolsas periodontales. A esta
clase de examen se le llama sondeo periodontal y tiene que formar parte de todo examen
dental.
Las radiografías son necesarias para detectar, en caso de hayan ocurrido, lugares con pérdida de hueso.
La causa más común es la placa bacteriana. Está
formada por una capa pegajosa, casi invisible, que se acumula sobre la superficie de los
dientes cada día. La placa proviene de la saliva, de los restos de comida, del fluido que
sale del borde de la encía y de varios tipos de bacterias y sus productos. Con frecuencia
la placa bacteriana se endurece (calcifica) convirtiéndose en tártaro (lo que los
dentistas llaman cálculo).
La placa es más abundante cerca de los bordes de
la encía y entre los dientes. En las personas que no mantienen una buena higiene bucal,
la mayoría de las superficies dentales están cubiertas por una capa bacteriana. Casi
todos los adultos y niños tienen placa y cálculo. La placa se compone en su mayoría de
bacterias, sales minerales y agua. En el proceso de su formación en capas, el cálculo se
recubre sucesivamente con placa y con bacterias ocasionando la inflamación de la encía
como consecuencia de la acción bacteriana y de las defensas del cuerpo para combatirla.
Factores que influyen en la enfermedad son: Predisposición hereditaria, falta de equilibrio hormonal, por ejemplo, diabetes, embarazo y funcionamiento defectuoso del tiroides.
Dichos factores pueden empeorar la condición gingival por interferir con el sistema inmuno-defensivo del cuerpo.
Es muy
importante saber cómo limpiarse los dientes con la máxima eficacia. El verdadero peligro
lo representa la invisible acumulación de bacterias que crecen sobre y alrededor de los
dientes, o sea, la placa. Afortunadamente la placa bacteriana se puede ver aplicando unas
pastillas colorantes en la boca. Dichas pastillas tiñen la placa, no dejando ninguna duda
sobre su presencia y posición.
El dentista y la higienista dental deben establecer un programa de higiene bucal para cada individuo. Tal programa debe incluir instrucción sobre cómo cepillarse de un modo apropiado para no perjudicar ni a los dientes ni a las encías. El uso de la seda o cinta dental es la forma más adecuada para eliminar la placa bacteriana de entre los dientes que es un lugar difícil de alcanzar. Son en estos lugares donde se forman más comúnmente las bolsas periodontales. Por tal motivo, y para evitar su formación, merece la pena dominar la técnica de usar la seda dental aunque sea necesario emplear más tiempo en la higiene bucal.
El uso del cepillo interdental y los aparatos que irrigan agua a presión pueden suplementar las técnicas de higiene en áreas que son difíciles de alcanzar con otros métodos. Aunque estos irrigadores no remueven la placa, pueden, sin embargo, remover los restos de comida que pueden favorecer la formación de placa.
La higiene bucal diaria puede reducir a un mínimo la formación de la placa bacteriana y cálculo. Por medio de la higiene bucal no se puede eliminar el cálculo ya formado y adherido al diente que aparece en los bordes o por debajo de la encía. Sólo un dentista o una higienista pueden remover el cálculo. Dicha técnica se llama raspaje y se realiza con instrumentos especiales.