El fluído de las vesículas, inicialmente claro, se enturbia progresivamente con la llegada de células inflamatorias que transforman la vesícula en una pústula. La lesión se seca a continuación produciendo una pústula umbilicada y luego una costra. Las costras se caen espontáneamente al cabo de una a tres semanas dejando pequeñas depresiones rosadas que desaparecen en unos dias. No hay cicatrices a menos que se haya producido una superinfección o que el paciente se haya producido una herida al rascarse.

En los niños, el número medio de lesiones es de 250 a 500 y, en un área determinada pueden coexistir lesiones en sus diferentes fases de desarrollo