Exudados
blandos: tienen aspecto de masas algodonosas de color blanquecino y
bordes difusos, localizadas superficialmente en la capa de fibras nerviosas
de la retina. Suelen verse las estrías de la fibra nerviosa dentro
de la formación. Están constituídas por acumulaciones
de material axoplasmático al margen de un infarto microvascular.
Se observan con mayor frecuencia cerca del nervio óptico donde son
más frecuentes los axones nerviosos. Estos exudados persisten durante
meses, dejando unos puntos visibles en la angiografía fluoresceínica
debido al cierre del capilar correspondiente al infarto adyacente, puntos
que no se observan oftalmoscópicamente.
Un único
exudado blando puede producirse a partir de una pequeña zona
capilar no perfundida y es poco predictivo del riesgo de una posterior
progresión hacia la retinopatía proliferativa. Sin embargo,
cuando el número de estos exudados algodonosos pasa a ser de
más de 5, se dobla el riesgo de una progresión hacia la
retinopatía proliferativa al cabo de un año
Anormalidades
vasculares intraretinianas: se
trata de elementos vasculares dentro de la retina que se ramifican con
una frecuencia, forma y angulación diferente de los vasos retinianos
normales. Pueden ser residuos de capilares con algún grado de proliferación
de células endoteliales. Suelen ser permeables a las proteínas
plasmáticas y presentan fugas, rodeando a los exudados blandos.
Anomalías
venosas: arrosamientos, bucles y segmentaciones
El
más característico de estos cambios es el arrosamiento
venoso llamado así por la forma peculiar del capilar con zonas
sucesivas de dilatación y estenosis como las cuentas de un rosario.
La angiografía fluoresceínica muestra que el arrosamiento
está restringido a áreas donde se existen zonas de no-perfusión
y por lo tanto, estas anormalidades son indicadoras de isquemia y su
extensión refleja la cantidad del fundus afectado. Al aumentar
el número de arrosamientos venosos aumenta el riesgo de progresión
hacia una retinopatía proliferativa.
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