RENACIMIENTO
y SIGLO XVII
A partir
del siglo XVI comienza a sucederse descubrimientos médicos, principalmente
en Europa. Paracelso (1491-1541) escribió
que la orina de los diabéticos contenía una sustancia
anormal que quedaba como residuo de color blanco al evaporar la orina,
creyendo que se trataba de sal y atribuyendo la diabetes a una deposición
de esta sobre los riñones causando la poliuria y la sed de estos
enfermos.
Sin embargo,
la primera referencia en la literatura médica occidental de una
"orina dulce" en la diabetes se debe a Thomas
Willis (1621-1675) autor de "Cerebri anatome" el mejor
tratado de anatomía del cerebro realizado hasta le fecha. De
esta manera, aparece en la medicina occidental un hecho ya conocido
por la medicina oriental más de 1000 años antes. Willis
escribió que "..antiguamente esta enfermedad era bastante
rara pero en nuestros días, la buena vida y la afición
por el vino hacen que encontremos casos a menudo..."
La
figura más sobresaliente de la medicina clínica del siglo
XVII fué Thomas Sydenham (1624-1689),
doctorado en Cambridge quien hizo que la Medicina volviera a regirse
por los principios hipocráticos. Sydenham especuló que
la diabetes era una enfermedad sistémica de la sangre que aparecía
por una digestión defectuosa que hacía que parte del alimento
tuviera que se excretado en la orina.
SIGLO
XVIII
Unos
100 años más tarde, Mathew Dobson (1725-1784) médico inglés de Liverpool hizo por primera
vez estudios en grupos de pacientes. Después de tratar un grupo
de pacientes Dobson informó que estos pacientes tenían
azúcar en la sangre y en la orina y describió los síntomas
de la diabetes. Dobson pensaba que el azúcar se formaba en la
sangre por algún defecto de la digestión limitándose
los riñones a eliminar el exceso de azúcar.
Algunos
años más tarde otro médico inglés, John
Rollo publicó sus observaciones sobre dos casos diabéticos,
describiendo muchos de los síntomas y el olor a acetona (que
confundió con olor a manzana) y proponiendo una dieta pobre en
hidratos de carbono y rica en carne, con complementos a base de antimonio,
opio y digital. Con esta dieta anorética Rollo observó
que se reducía el azúcar en la sangre y consiguió
una mejora de la sintomatología en algunos casos. Fué
el primero en acuñar el término de diabetes mellitus para
diferenciar la enfermedad de otras formas de poliuria. También
es de esta época la observación de Thomas
Cawley en 1788 de que la diabetes mellitus tenía su origen
en el páncreas, " por ejemplo por la formación
de un cálculo".
SIGLO
XIX
La era
de racionalidad que se inició en Francia con la revolución
francesa y continuó a lo largo del siglo XIX, con el comienzo
de una ciencia experimental, permitió que se conseguieran más
avances en medicina de los que se habían conseguido en todos
los siglos anteriores.
Una de
las mayores figuras fué el fisiólogo francés Claude
Bernard (1813-1878) que realizó importantes descubrimientos
incluyendo la observación de que el azúcar que aparece
en la orina de los diabéticos había estado almacenado
en el hígado en forma de glucógeno. También demostró
que el sistema nervioso central estaba implicado en el control de la
glucosa al inducir una glucemia transitoria en el conejo consciente
estimulando la médula. También realizó numerosos
experimentos con el páncreas desarrollando el modelo de ligadura
del conducto pancreático y aunque el no llegó a atribuir
a este órgano un papel endocrino, permitió a otros demostrar
que con esta técnica se inducía la degeneración
del páncreas exocrino manteniendo intacta la función endocrina.
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