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DESCRIPCION
La olanzapina
es un agente antipsicótico, químicamente emparentado con
la clozapina y con el mismo mecanismo de acción. La olanzapina
se une a los receptores alfa-1, dopaminérgicos, histamínicos
H1, muscarínicos y serotoninérgicos (tipo 5-HT2). En comparación
con los antipsicóticos típicos, la olanzapina muestra unos
efectos cardiovasculares más reducidos e induce menos hiperprolactinemia
y reacciones extrapiramidales. Desde el punto de vista clínico,
la olanzapina es efectiva en el tratamiento de los síntomas de
la esquizofrenia y también es utilizada en el tratamiento de la
manía aguda con desórdenes bipolares y para reducir la agitación
y otros síntomas psicóticos de la demencia.
Mecanismo
de acción: la olanzapina es un antagonistas de varios tipos de receptores. In vitro,
la olanzapina es un potente antagonista de los receptores de la dopamina
tipos 1, 2, y 5, de los de hidroxitriptamina tipos 2A y 2C, de los receptores
muscarínicos tipos 1 a 5 y de los receptores de histamina H1. In
vivo, la olanzapina tiene unos potentes efectos antipsicóticos
como resultado del antagonismo de los receptores de dopamina y de serotonina
de tipo 2. La olanzapina es unas dos veces mas potente frente a los receptores
serotoninérgicos que frente a los dopaminérgicos lo que
se asocia a una menor incidencia de efectos extrapiramidales. Esta diferencia
en la actividad explica porqué la olanzapina es más efectiva
frente a los síntomas negativos de la esquizofrenia. Además,
la menor actividad frente a los receptores de dopamina explica sus menor
actividad como estimulante de la prolactinemia, en comparación,
por ejemplo con la risperidona. Los efectos antagonistas frente a los
receptores muscarínicos y a1-adrenérgicos explican varios
de los efectos secundarios de este fármaco como la somnolencia
y la hipotensión, respectivamente.
Farmacocinética: la olanzapina se administra por vía oral. Después de una
dosis oral, se fármaco se absorbe rápidamente, alcanzado
las concentraciones séricas máximas a las 6 horas. La absorción
no es afectado por la presencia de alimentos. La olanzapina experimenta
un intenso metabolismo hepático de primer paso de manera que solo
el 40% de la dosis administrada alcanza la circulación sistémica.
Las concentraciones en el estado de equilibrios (steady state) se alcanzan
al cabo de una semana de tratamiento. La olanzapina se une a las proteínas
del plasma en un 93%, sobre todo a la albúmina y a la glicoproteína
ácida alfa-1.
La olanzapina
es metabolizada por glucuronación mediante las isoenzimas CYP1A2
y CYP2D6 del citocromo P450. Además experimenta una oxidación
mediante la acción de la CYP 2D6, aunque esta vía metabólica
es muy secundaria como demuestra el hecho que el aclaramiento del fármaco
no es menor en los individuos que carecen de esta enzima. Los principales
metabolitos circulantes son las 10-N-glucurónido olanzapina y la
4'-N-desmetilolanzapina. Ninguno de estos metabolitos posee actividad
farmacológica.
Aproximadamente
entre el 30 y 55% de la dosis se recupera en la orina y las heces respectivamente,
siendo la semi-vida de eliminación entre 21 y 54 horas (30 horas
de media). El aclaramiento de olanzapina no es afectado por la insuficiencia
renal o por una enfermedad hepática, siempre cuando esta sea de
clases A o B de Child-Plugh. En el caso de una disfunción hepática
más grave, el aclaramiento de la olanzapina se reduce sustancialmente.
En los ancianos, la semi-vida de eliminación de la olanzapina es
1.5 veces más larga.
Toxicidad:
en los estudios en animales, los principales hallazgos hematológicos
fueron citopenias reversibles en los perros tratados con dosis de 10 mg/kg
(unas 17 veces la dosis máxima recomendada en el hombre) y reducción
de los linfocitos y neutrófilos en las ratas y ratones. Algunos
de los perros tratados con 10 mg/kg desarrollaron neutropenia y anemia
hemolítica reversibles al cabo de 1 a 10 meses de tratamiento.
No se observaron evidencias de citotoxicidad de las células de
la médula ósea, lo que sugiere que los efectos hematológicos
de la olanzapina se debe a factores en la sangre periférica.
INDICACIONES
Y POSOLOGIA
Tratamiento
de enfermedades psicóticas, incluyente psicosis aguda y esquizofrenia:
Administración
oral
- Adultos:
por regla general, el tratamiento se inicia con 5-10 mg una vez al día,
intentando llegar a la dosis de 10 mg al cabo de unos días. Posteriormente,
estas dosis pueden aumentarse con incrementos de 5 mg/día una
vez a la semana. Sin embargo, no se ha comprobado que las dosis superiores
a 10 mg/día tengan una eficacia mayor. Las dosis máximas
recomendadas son de 20 mg/día
- Ancianos:
inicialmente una dosis de 5 mg/día, aumentando las dosis en 5
mg/día a intervalos de una semana. Sin embargo, no se ha comprobado
que las dosis superiores a 10 mg/día tengan una eficacia mayor.
Las dosis máximas recomendadas son de 20 mg/día
- Adolescentes:
inicialmente se recomienda una dosis de 5 mg/día, aumentando
las dosis de 5 mg/día cada semana hasta un máximo de 20
mg/kg. Sin embargo, no se ha comprobado que las dosis superiores a 10
mg/día tengan una eficacia mayor mg/día
- Niños
de más de 6 años: aunque los datos son insuficientes,
algunos autores recomienda dosis de 2.5 mg/día con incrementos
posteriores a razón de 2.5 mg cada 4 a 7 días. Las dosis
máximas recomendadas son igualmente de 20 mg/día
- Niños
de menos de 6 años: la seguridad y eficacia de la olanzapina
no han sido evaluadas en esta población
Algunos
síntomas responden rápidamente al tratamiento con antipsicóticos,
siendo además la olanzapina eficaz en tratamientos crónicos.
La discontinuación precoz del tratamiento puede resultar en recaídas
Administración
intramuscular:
- Adultos:
esta vía de administración queda reservada para los pacientes
en los que la administración oral no es posible o cuando se desea
una rápida respuesta. Se han administrado dosis de 5 a 10 mg
observándose una reducción de la agitación a los
15 minutos de la inyección. Por esta vía, los síndromes
extrapiramidales producidos por la olanzapina son menores que los observados
con el haloperidol
Tratamiento
de alteraciones graves del comportamiento debido a la demencia en pacientes
geriátricos como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson
terminal o la demencia con cuerpos de Lewis:
Administración
oral:
- Ancianos:
se recomiendan dosis iniciales de 2.5 mg a 5 mg una vez al día.
Si son necesarios incrementos de la dosis se llevarán a cabo
semanalmente a razón de 2.5 mg/día. Las dosis máximas
recomendadas para esta indicación son de 10 mg/día
Administración
intramuscular (para el control de episodios de agitación)
- Ancianos:
son efectivas las dosis de 2.5 a 5 mg/día. Se debe pasar al tratamiento
oral en cuanto que sea posible.
Tratamiento
del desorden bipolar agudo con manía aguda con características
psicóticas:
Administración
oral
- Adultos:
el tratamiento se debe iniciar con 5-10 mg una vez al día, intentando
llegar a la dosis de 10 mg al cabo de unos días. Posteriormente,
estas dosis pueden aumentarse con incrementos de 5 mg/día una
vez a la semana. Sin embargo, no se ha comprobado que las dosis superiores
a 10 mg/día tengan una eficacia mayor. Las dosis máximas
recomendadas son de 20 mg/día
- Adolescentes:
inicialmente una dosis de 5 mg una vez al día con incrementos
posteriores a razón de 5 mg semanalmente hasta un máximo
de 20 mg
En los pacientes
con insuficiencia renal no son necesarios reajustes en la dosis. En los
pacientes con insuficiencia hepática, las dosis se deben reducir,
si bien no se han publicado pautas de tratamiento en esta población.
La olanzapina no es eliminada por hemodiálisis.
CONTRAINDICACIONES
Y PRECAUCIONES
La olanzapina
está contraindicada en los pacientes que hayan mostrado una hipersensibilidad
a la olanzapina o a cualquiera de los ingredientes de su formulación.
La olanzapina, químicamente emparentada con la clozapina se prescribe
a veces a pacientes con historia de agranulocitosis o supresión
de la médula ósea debidas a la clozapina. Aunque en los
animales de laboratorio, la olanzapina no ha producido efectos citotóxicos
en la médula ósea, en algunos casos poco frecuentes se ha
observado una inducción de neutropenia o un mayor tiempo de recuperación
de los cambios hematológicos producidos por la clozapina.
La olanzapina
puede inducir toda una serie de efectos sobre el sistema nervioso central
y debe ser prescrita con precaución a los pacientes con historia
de enfermedades neurológicas o con enfermedad cerebro-vascular.
Además, la olanzapina debe ser utilizada con precaución
en pacientes con historia de epilepsia al reducir el umbral convulsivo.
Hasta el 0.9% de los pacientes tratados con olanzapina pueden desarrollar
convulsiones.
Los efectos
sedantes de la olanzapina son mas evidentes en los primeros días
de tratamiento. Se debe advertir sobre los mismos a los pacientes, en
particular si deben conducir, manejar maquinaria o llevar a cabo trabajos
que requieran un estado de alerta mental.
Las ideas
de suicidio son inherentes a la esquizofrenia, siendo necesaria una intensa
monitorización de los pacientes, sobre todo al comienzo del tratamiento.
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Se
sabe que los antipsicóticos, incluyendo la olanzapina pueden alterar
la capacidad del organismo para regular la temperatura corporal. Se recomienda
tomar precauciones en aquellos pacientes que puedan experimentar condiciones
en las que produzca un aumento de la temperatura corporal (ejercicio extenuante,
deshidratación, ola de calor, etc.)
Como ocurre
en el caso de otros antipsicóticos, la olanzapina no se debe administrar
a pacientes con discinesia tardía, aunque al tener la olanzapina
menor afinidad hacia los receptores D2 que el haloperidol o las fenotiazinas,
muchas veces se utiliza en sustitución de estos fármacos
cuando se desarrolla una discinesia tardía.
La olanzapina
induce menos efectos extrapiramidales que otros antipsicóticos
atípicos que son los preferidos para tratar demencias en los pacientes
con Parkinson. Sin embargo, debido a un cierto bloqueo de los receptores
dopaminérgicos es posible un empeoramiento de los síntomas
del Parkinson cuando se instaura un tratamiento con olanzapina.
"In
vitro" la olanzapina muestra propiedades antagonistas sobre los receptores
muscarínicos, habiéndose observado en los diversos estudios
clínicos constipación, xerostomía y taquicardia.
Se recomienda precaución cuando se administre la olanzapina a pacientes
cuya condición pueda agravarse por una actividad anticolinérgico,
como la hipertrofia prostática, el íleo paralítico,
la retención urinaria o el glaucoma de ángulo cerrado. Por
otra parte, los efectos de la olanzapina pueden adicionarse a los de otros
fármacos anticolinérgicos.
La olanzapina
se debe utilizar con precaución en los pacientes con enfermedades
cardíacas, debido a que puede producir hipotensión ortostática
y la hipotensión producida por hipovolemia, deshidratación
o presencia de fármacos antihipertensivos. Lo mismo que ocurre
con otros antipsicóticos se han comunicado casos aislados de anomalías
del electrocardiograma y serias alteraciones cardiovasculares y respiratorias.
Se recomienda iniciar el tratamiento con las dosis más bajas de
olanzapina, aumentándolas gradualmente si fuese necesario.
Los ancianos
son más propensos a desarrollar reacciones adversas asociadas a
la actividad anticolinérgica y, por lo tanto, el tratamiento con
olanzapina se debe iniciar con las dosis más bajas posibles y alargando
los intervalos entre los incrementos de las dosis. En los niños,
se aconseja la monitorización cardiovascular rutinaria para prevenir
los posibles efectos adversos de la olanzapina.
Se aconseja
precaución en los pacientes renales debido a una reducción
del aclaramiento de la olanzapina, la cual, por otra parte, no es eliminada
por hemodiálisis. No se recomienda iniciar un tratamiento con olanzapina
en pacientes con elevaciones significativas de las enzimas hepáticas,
ictericia o hepatitis. En un 2% de los pacientes tratados con olanzapina
se ha observado un aumento de las transaminasas. De ser utilizada la olanzapina
en este tipo de pacientes, se recomienda una frecuente monitorización
de la función hepática.
En el caso
de algún paciente bajo tratamiento con olanzapina vaya a recibir
anestesia general, se debe informar al anestesista. Se han dado algunos
casos de síndrome neuroléptico maligno cuando se han administrado
anestésicos generales a pacientes tratados con antipsicóticos,
incluyendo la olanzapina.
La olanzapina
puede ocasionar aumentos de los niveles plasmáticos de glucosa.
Los pacientes diabéticos o con síndrome metabólico
deberán vigilar sus niveles postprandiales de glucosa y estar atentos
a signos como aumento del apetito, de la sed o una excesiva micturación.
No se aconseja
la discontinuación abrupta de la olanzapina a menos que se produzca
un condición que aconseje su retirada (por ejemplo neutropenia).
Las dosis del fármaco se deben reducir progresivamente en una o
dos semanas, observando cuidadosamente por si aparecieran síntomas
psicóticos.
Aunque la
olanzapina ocasiones una hiperprolactinemia menor que otros antipsicóticos,
las elevaciones de la prolactina pueden producir infertilidad tanto en
los hombres como en las mujeres. Además, algunos cánceres
de mama son dependientes de la prolactina, lo que se deberá tener
en cuenta cuando se inicie un tratamiento con la olanzapina.
La olanzapina
se debe administrar con precaución a los pacientes con disfagia.
El tratamiento con antipsicóticos ha sido asociado a dismotilidad
esofágica y aspiración y se han descrito varios casos de
fallecimiento en enfermos de Alzheimer tratados con olanzapina. Igualmente
se tomarán precauciones si se administra la olanzapina a pacientes
con historia de neumonía por aspiración.
Las mujeres
muestran un aclaramiento de la olanzapina un 30% menor que el de los hombres.
Aunque no se recomiendan, en principio, modificaciones de las dosis, ocasionalmente
si concurren varios de los factores que alteran el metabolismo de la olanzapina,
estas podrán ser reducidas.
El tabaquismo
puede ocasionar un aclaramiento más rápido de la olanzapina
(hasta de un 40%). Sin embargo, dado el amplio índice terapéutico
del fármaco no se se recomiendan modificaciones en las dosis.
Aunque no
se han llevado a cabo estudios específicos para determinar el efecto
étnico sobre la farmacocinética de la olanzapina, se ha
observado que a igualdad de dosis la exposición al fármaco
es dos veces mayor en los japoneses que en los caucasianos. Se desconoce
si otras etnias (negros, asiáticos o hispanos) son igualmente afectados
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INTERACCIONES
La olanzapina
está químicamente emparentada con la clozapina, habiéndose
comunicado algunos casos de prolongación de la neutropenia o granulocitopenia
inducida por esta última. Igualmente se ha descrito algunos casos
de inducción de la supresión de la medula ósea en
pacientes con historia de discrasias sanguíneas producidas por
la clozapina. Cuando la olanzapina se administre en sustitución
de la clozapina, se recomienda la monitorización de las células
sanguíneas.
La olanzapina
es metabolizado por la isoenzima CYP1A2 de los microsomas hepáticos
y, por tanto, la inducción de esta enzima incrementa su aclaramiento.
Así, por ejemplo, la administración concomitante de olanzapina
y carbamazepina (200 mg dos veces al día) aumenta en un 50% el
aclaramiento de la olanzapina. Otros inductores (omeprazol, fenobarbital,
primidona, rifampina, etc) pueden ocasionar efectos similares. Sin embargo,
no se cree que estas interacciones puedan afectar la eficacia terapéutica
de la olanzapina.
El tabaquismo
ocasiona una importante reducción (hasta el 40%) en las concentraciones
plasmáticas de olanzapina. Sin embargo, debido al amplio índice
terapéutico del fármaco, no se recomiendan modificaciones
en las dosis.
La olanzapina
posee unos moderados efectos anticolinérgicos, si bien estos pueden
interferir con otras medicaciones colinérgicas como la tacrina,
el donazepilo o la galantamina.
La cisaprida
está contraindicada para usarla concomitantemente con fármacos
que pueden producir un alargamiento del intervalo QT, como algunos antipsicóticos.
Aunque la olanzapina raras veces provoca alteraciones de la conducción
se recomienda extremar las precauciones si se prescribe con la cisaprida.
Los inhibidores
de la isoenzima CYP1A2 podrían potencialmente afectar la eliminación
de la olanzapina. Sin embargo, dado que este fármaco experimenta
diversas vías de metabolización, es poco probable que la
inhibición de una única enzima pueda reducir de forma significativa
su aclaramiento. Algunos de los fármacos inhibidores de la CYP1A2
son cimetidina, ciprofloxacina, claritromicina, enoxacina, eritromicina,
fluvoxamina, ketoconazol, mexiletina, mibefradilo, norfloxacina, propranolol,
ritonavir, tacrina y zileuton Sin embargo, por el momento no se han descrito
interacciones con relevancia clínica entre la olanzapina es estos
fármacos.
No se recomienda
la administración de carbón activo durante los tratamientos
con olanzapina, ya que el carbón reduce en un 60% la biodisponibilidad
del antipsicótico. Por el contrario el carbón activo puede
ser útil en casos de sobredosis.
El tratamiento
con olanzapina está asociado a un mayor riesgo de desarrollarse
convulsiones cuando se administra con el tramadol, debido a un descenso
del umbral convulsivo.
No se recomienda
la administración concomitante de olanzapina con otros fármacos
antipsicóticos como el haloperidol o las fenotiazinas. En efecto,
pueden potenciarse los efectos secundarios tales como hipotensión,
somnolencia o mareos. Igualmente pueden potenciarse los efectos extrapiramidales.
Los antipsicóticos
pueden inhibir los efectos de los fármacos antiparkinsonianos como
la levodopa, la pergolida, el pramipexol o el ropirinol, al bloquear los
receptores dopaminérgicos del cerebro. Se recomienda evitar el
uso de la olanzapina concomitantemente con estos fármacos a menos
de que loa beneficios aportados por la misma superen el riesgo de una
reducción de la respuesta terapéutica de los antiparkinsonianos.
Los efectos
reductores de los niveles de prolactina inducidos por la bromocriptina
y la carbergolida pueden ser antagonizados por los fármacos que
aumentan los niveles de esta hormona como los antipsicóticos.
La olanzapina
puede producir hipotensión ortostática debido a sus efectos
bloqueantes a-adrenérgicos y puede acentuar los efectos hipotensores
de otros fármacos, ocasionando una profunda hipotensión.
No se deben utilizar epinefrina, dopamina u otros fármacos simpaticomiméticos
con actividad agonista beta ya que pueden empeorar la hipotensión
en casos de sobredosis, de olanzapina.
En principio,
los fármacos que producen hiperprolactinemia como la olanzapina
no deben ser administrados concomitantemente con análogos de la
hormona liberadora de gonadotropina (cetrorelix, ganirelix, goserelina
o leuprolide) ya que la hiperprolactinemia disregula los receptores a
la gonadotropina de la pituitaria.
El consumo
de alcohol concomitantemente con el uso de la olanzapina puede ocasionar
un hipotensión ortostática. Lo mismo puede ocurrir con otros
fármacos o sustancias que producen depresión del sistema
nervioso central, los cuales, adicionalmente pueden aumentar la somnolencia
y la sedación. Entre estos se encuentran los antihistamínicos
H1, los agonistas opiáceos, las benzodiazepinas, los hipnóticos,
los barbitúricos, el tramadol, la entacapona, y los antidepresivos
tricíclicos.
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REACCIONES
ADVERSAS
La reacción
adversa más frecuente observada en los estudios clínicos
controlados es la somnolencia que se presenta en el 26% de los pacientes
tratados con olanzapina (frente al 15% de que observa bajo el placebo).
Otras reacciones adversas frecuentes son agitación (23%), acatisia
(5%), constipación (9%), mareos (10.9%) comportamiento objetable
no agresivo con inestabilidad emocional (8%), hipotensión postural
(5.5%) y aumento de peso. Estas reacciones adversas se manifiestan con
una frecuencia superior en un 4% a las ocurridas con el placebo, no siendo
esencialmente diferentes cuando la olanzapina se administra por vía
intramuscular. En particular, no se han detectado alteraciones importantes
en la presión arterial o el electrocardiograma (incluyendo el segmento
QTc) después de la olanzapina intramuscular.
Las reacciones
adversas a la olanzapina sobre el sistema nervioso central incluyen amnesia,
ansiedad, afasia, euforia, hostilidad, cambios en el comportamiento, insomnio,
temblores e ideas de suicidio en el 1% de los pacientes. Los temblores
son observados en el 5% de los pacientes tratados con dosis > 10 mg/día.
Otras reacciones
adversas que se producen en el 1% de los casos son artralgia, astenia,
dolor de espalda, dolor torácico (sin especificar), fiebre, cefaleas,
tos, rigidez de cuello, faringitis, retención o incontinencia urinarias
y movimientos musculares no controlados.
Sobre los
sentidos se han descrito ambliopía, blefaritis, lesiones de la
córnea, lagrimación excesiva de color blanco y rinitis.
En particular, la rinitis es bastante frecuente y ocurre en más
del 4% de los casos.
La discinesia
tardía es una condición caracterizada por movimientos incontrolados
e involuntarios en la región perioral (lengua, mandíbula,
boca, párpados, etc) o movimientos coreoatetoides de las extremidades
que se observa con mayor frecuencia en las mujeres ancianas. Suele ser
más frecuente en los pacientes con desórdenes bipolares
que en los pacientes con esquizofrenia. La olanzapina puede inducir el
desarrollo de una discinesia tardía hasta en el 1% de los pacientes
y el riesgo de que aparezca esta condición aumenta con la duración
de los tratamientos. Se recomienda la monitorización de los movimientos
involuntarios del paciente a intervalos de 3 a 6 meses, discontinuando
la olanzapina si se observase signos de discinesia.
No son muy
frecuentes las reacciones extrapiramidales ocasionadas por la olanzapina,
en particular en comparación con el haloperidol u otros antipsicóticos
típicos. En los estudios clínicos en los que se comparó
la olanzapina con el placebo son se observaron diferencias en las diferentes
reacciones extrapiramidales con la única excepción de la
acatisia, que se observó en un 5% de los casos. Otras reacciones
extrapiramidales que pueden ocurrir son reacciones distónicas (espasmos
generalizados, rigidez de cuello, crisis oculógiras, opistotonus
o tortícolis), seudoparkinsonismo (acinesia, dificultades para
andar, hipertonía, cara de máscara, temblores), reacciones
discinéticas (síndrome bucogloso, coreoatetosis, discinesia)
y movimientos residuales (mioclonías, tics, etc.)
Son poco
frecuentes los efectos secundarios a nivel cardiovascular, siendo la hipotensión
ortostática el más frecuente. En la mayor parte de los casos,
se produce con la primera dosis de olanzapina o cuando esta se administra
concomitantemente con alcohol. Sin embargo, raras veces se requieren medidas
farmacológicas para evitarla. La taquicardia sinusal (con un aumento
de 2.4 latidos/min) se debe a un efecto compensador de la hipotensión
o a las propiedades anticolinérgicas de la olanzapina. Otras reacciones
adversas cardiovasculares, poco frecuentes (< 1%) son palpitaciones,
contracciones ventriculares prematuras, vasodilatación y parada
cardíaca.
Las reacciones
adversas de tipo gastrointestinal descritas para la olanzapina incluyen
constipación, xerostomía, naúseas/vómitos
y aumento del apetito, y se deben en su mayoría a los efectos anticolinérgicos
del fármaco. Otras reacciones adversas menos frecuentes son dolor
abdominal, hipersalivación y sed. Mas raras todavía son
la estomatitis aftosa, la disfagia, la gastritis y las úlceras
de la boca.
Entre los
efectos secundarios metabólicos se encuentran el aumento de peso,
ocasionalmente acompañado de edema periférico (1-25). En
el 9.2% de los pacientes se produce una elevación de las transaminasas
aunque sólo en el 2.5% de los casos estas se elevan por encima
de 3 veces el valor normal. La elevación de las enzimas hepáticas
suele producirse en las primeras 6 semanas de tratamiento y suele desaparecer
sin necesidad de discontinuar el tratamiento. No se han comunicado nunca
casos de ictericia ni de necrosis o fallo hepático. Sin embargo
para los pacientes con historia de enfermedades hepáticas, se recomienda
una monitorización de la función del hígado durante
los tratamientos con olanzapina.
A diferencia
de la clozapina, el uso de la olanzapina no está asociado al desarrollo
de la neutropenia clínicamente relevante. No se han descrito casos
de supresión de médula ósea aunque, ocasionalmente
se han observado reducción de la cuenta de neutrófilos a
< 1500/mm3. En la mayor parte de los casos, estas reducciones son transitorias
y se producen en las 6 primeras semanas de tratamiento. En algún
caso aislado se ha comprobado que la olanzapina retrasa la recuperación
de la granulocitopenia producida por un tratamiento previo con clozapina.
El síndrome
neuroléptico maligno, caracterizado por hipertermia, grave disfunción
extrapiramidal, alteraciones de la conciencia y del estado mental e inestabilidad
autonómica, puede producirse en algunos pacientes predispuestos
cuando se administran fármacos neurolépticos incluyendo
los antipsicóticos. En general, el síndrome neuroléptico
maligno es más frecuente en las personas jóvenes. También
se observan con este síndrome aumento de la creatina fosfoquinasa,
insuficiencia renal aguda y leucocitosis. En el caso de que se desarrollase
este síndrome, la olanzapina debe ser inmediatamente retirada instaurando
un tratamiento de soporte.
Los estudios
clínicos previos a la puesta en el mercado de la olanzapina indican
que su propensión para inducir convulsiones es baja. Sin embargo,
en los estudios de vigilancia post-marketing se han descrito algunos casos
de convulsiones en ausencia de otras etiologías o factores de riesgo.
No obstante, la incidencia de convulsiones inducidas por la olanzapina
sigue siendo menor que la correspondiente a la clozapina que asciende
al 1-4%.
Otras reacciones
adversas, raras pero severas en ausencia de otros factores de riesgo como
el status epilepticus o el síndrome neurológico maligno,
incluyen elevaciones de la creatina kinasa y rabdomiólisis
La olanzapina
ocasiona una baja incidencia de disfunción sexual y/o reducción
de la líbido (sólo en < 0.6% de los pacientes tratados).
En las mujeres se observa entre el 1-2% de un síndrome premenstrual
o de dismenorrea. En algunos varones se han descrito casos de priapismo,
probablemente debido al antagonismo alfa-1 adrenérgico que puede
inducir una dilatación arteriolar en los espacios lagunares de
los cuerpos cavernosos.
Las reacciones
dermatológicas a la olanzapina son poco frecuentes. En el 2% de
los pacientes se desarrolla un rash vesículoampolloso y, en algunas
ocasionas más raras, rash maculopapular, foto sensibilización
y xerosis.
Se han descrito
casos de importante hiperglucemia en menos del 1% de los pacientes, que
resultaron en cetoacidosis en menos del 0.1%, incluso en pacientes si
historia previa de hiperglucemia. En la mayor parte de los casos, los
niveles elevados de glucosa retornaron a la normalidad al discontinuar
la olanzapina. En los pacientes en los que se desarrolla hiperglucemia
debe considerarse la posibilidad de la presencia de una tolerancia a la
glucosa alterada, condición que se manifiesta por polidipsia, poliuria,
polifagia y debilidad.
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