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La cardiopatía isquémica es una condición que se produce cuando el corazón o una parte del mismo no recibe suficiente oxígeno por no llegar bien la sangre al mismo. La cardiopatía isquémica se debe a una obstrucción de las arterias coronarias que son las que aportan la sangre a todo el músculo cardíaco. Esta obstrucción puede deberse a la arteriosclerosis (presencia de depósitos de grasas en las arterias en general y en los coronarias en particular -placas de ateroma-) o por lesiones del corazón en los pacientes que previamente han tenido un ataque cardíaco. En ambos casos, la cardiopatía isquémica se caracteriza porque el corazón funciona mal por falta de sangre, originando lo que los médicos llaman insuficiencia cardíaca. Los pacientes con cardiopatía isquémica tiene un riesgo elevado de padecer angina de pecho (ya sea estable o inestable), infarto de miocardio o fallo cardíaco congestivo. Causas La causa más importante y frecuente de la cardiopatía isquémica es la arteriosclerosis de las arterias coronarias. Las arterias coronarias son grandes vasos situadas en el pericardio que llevan la sangre a los dos ventrículos del corazón que son los que bombean la sangre a los pulmones y al resto del cuerpo. La obstrucción parcial de estas arterias por las placas de ateroma hacen que no llegue a estos suficiente sangre. En otras ocasiones, la sangre llega mal, porque una parte del corazón se ha lesionado, por ejemplo, como consecuencia de un infarto previo. Lo que finalmente resulta es que el corazón es insuficiente para hacer frente a todas las necesidades del cuerpo. Esta enfermedad se manifiesta por dolor en el pecho a la altura de esternón que irradia hacia el cuello, la espalda y el brazo y que empeora con el ejercicio, palpitaciones, jadeos, fatiga y debilidad, desmayos, disminución del volumen de orina eliminada, retención de líquidos con el subsiguiente edema o hinchazón y merma de la atención y concentración mental. |
El examen físico del paciente puede ser normal, pero usualmente muestra síntomas de retención de fluídos (hinchazón de los miembros, aumento del tamaño del hígado, presión elevada en la yugular) y otros signos característicos de la insuficiencia cardíaca. El electrocradiograma puede mostrar algunas anormalidades, en particular si con anterioridad ha habido un ataque cardíaco Sin embargo, el diagnóstico definitivo sólo se consigue al hacer unas pruebas que permiten determinar la fracción de eyección, un parámetro que representa la eficacia del bombeo del corazón. En los sujetos normales, la fracción de ejección es del 55 al 65%, siendo este valor mucho menor en la cardiopatía isquémica y en el fallo cardíaco congestivo. La fracción de eyección se obtiene a partir de los resultados de varias pruebas:
Se suelen realizar también análisis de sangre y otras pruebas que descartar otras posibles enfermedades. Tratamiento El tratamiento se establece para aliviar los síntomas y reducir las causas que originan la cardiopatía. Muchas veces, el enfermo tiene que ser hospitalizado. Existe una amplia variedad de fármacos, que actuando de diversa manera, ayudan al paciente con cardiopatía isquémica. Por ejemplo, los inhibidores de le enzima de conversión como el captopril o el lisinopril reducen la resistencia contra la cual el corazón debe bombear, consiguiendo que trabaje menos. Otros, como los beta-bloqueantes (carvedilol, metoprolol, etc) reducen la presión arterial y poseen otros efectos beneficiosos. Los diuréticos reducen la hinchazón producida por la retención de líquidos y la digoxina tonifica el corazón. En ocasiones, si la insuficiente llegada de sangre se debe a una obstrucción, el paciente es sometido a una operación de angioplastía o se le inserta un by-pass, después de realizar un cateterismo para examinar el estado de sus arterias. El objetivo de todos estos tratamientos en conseguir que llegue más sangre al corazón debilitado. Si todos estos tratamientos fracasan, el paciente puede ser candidato a un transplante cardíaco, una técnica que hoy tiene un elevado porcentaje de éxito. Es de esperar que en un futuro no muy lejano se desarrollen corazones artificiales que puedan ser implantados en sustitución del corazón dañado La cardiopatía isquémica es una condición muy grave y, los pacientes que la padecen no pueden llevar una vida normal ni tienen una esperanza de vida como las demás personas. Además de depender de por vida de la medicación, deben modificar drásticamente sus hábitos de vida, dejando de fumar y beber si lo hacen, y siendo conscientes de que muchas situaciones de la vida diaria (ejercicio, estrés, alimentación, etc) pueden empeorar su situacion. |