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DIAGNÓSTICO
Se debe sospechar la presencia de un accidente cerebrovascular ante la pérdida brusca de una función cognitiva, mecánica o sensorial. También en casos de traumas craneoencefálicos, sobre todo si ha habido pérdida de conciencia. Los síntomas que pueden presentarse en caso de un accidente cerebrovascular son:
- Cognitivos: pérdida o disminución de la capacidad expresiva del lenguaje (afasia, dislexia, dislalia, etc), amnesia de comienzo brusco, desorientación espaciotemporal, etc.
- Musculares: pérdida de fuerza en las extremidades o parálisis (hemiparesia, monoparesia, etc), alteraciones del equilibrio o de la marcha, incapacidad para realizar trabajos manuales.
- Sensitivos: pérdida de sensibilidad en las extremidades, sensaciones espontáneas anormales (parestesias), pérdida del olfato, vista, gusto, etc.
- Alteraciones del comportamiento de la persona, generalmente acompañados de pérdida de los conceptos morales (lenguaje soez, comportamiento desinhibido, etc)
Según la presentación clínica, se pueden distinguir los distintos tipos de accidente cerebrovascular:
- ictus establecido: el problema vascular, inicialmente agudo, dura ya más de tres semanas
- ictus en progresión: cuadro clínico, de comienzo agudo, que ha ido evolucionando durante más de 24 h
- isquemia cerebral transitoria: alteración aguda de menos de 24 horas y que es de origen isquémico
- defecto neurológico isquémico reversible: trastorno neurológico agudo cuyos síntomas no persisten más de 3 semanas
El diagnóstico preciso se lleva a cabo mediante estudios de neuroimagen, sobre todo de resonancia magnética que es capaz de diferenciar los tipos de lesión, e incluso en casos de hemorragias, el tiempo transcurrido desde que se produjeron. La ecografía Doppler de los troncos supraaórticos es importante para diagnosticar estenosis arteriales en casos de accidente cerebrovascular isquémico. La punción lumbar permite determinar la presencia de una hemorragia subaracnoidea.
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autoevaluación |
Tratamiento de los accidentes cerebrovasculares
En los servicios de urgencia existen protocolos bien definidos para el manejo de los pacientes en los que se sospecha un accidente cerebrovascular. Algunas de las medidas generales de estos protocolos van dirigidas al:
- Mantenimiento hemodinámico y respiratorio
- Manteniento de la presión arterial: si es muy elevada, se administra nitroprusiato i.v. Cuando la presión arterial se encuentra entre 230/180 - 120/105, se utilizan antagonistas del calcio, en particular nimodipina o un inhibidor de la ECA
- Evitar situaciones como hiperglucemia, convulsiones, fiebre o infecciones que pueden agravar o aumentar el área de necrosis
Las medidas específicas dependen del tipo de accidente cerebrovascular
Hemorragias: en el caso de una hemorragia intraparenquimatosa (dentro del encéfalo) deben controlarse las presiones intracraneal y arterial. Para cortar la hemorragia, se administra vitamina K y/o plasma fresco si hay algún problema de la coagulación.
En el caso de las hemorragias subaracnoideas, hay que evitar el resangrado, manteniendo el paciente en reposo absoluto, con un control adecuado de la presión arterial. Los vasoespasmos se previenen mediante la administración de nimodipino i.v. El tratamiento definitivo es el clampaje quirúrgico del aneurisma o desgarro causante de la hemorragia.
Accidente cerebrovascular isquémico: cuando la estenosis se encuentra en la carótida, está indicada una endarterectomía carotídea () siempre y cuando el grado de estenosis sea superior al 70%. Cuando la estenosis en menor, se recurre a una anticoagulación y a la administración de antiagregantes plaquetarios (aspirina o ticlopidina)
En el infarto cerebral debido a una embolia se recurre a la anticoagulación con heparina o warfarina que se prolongará durante 3 a 6 meses o hasta que se detecte la causa de la formación de los trombos.
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