FOSFADITIL SERINA
|
´ |
|
||
|
DESCRIPCION La fosfatidilserina es un fosfolípido ácido que supone entre el 13-15% de los fosfolípidos en la corteza cerebral humana. En la membrana plasmática, la fosfatidilserina se localiza exclusivamente en la membrana citoplasmática donde forma parte de sitios en los que se fijan las proteínas necesarias para la activación de varias vías claves de señalización. Estas incluyen la Akt o proteina quinasa B, la proteína quinasa C (PKC) y la vía Raf-1 de señalización que se sabe que estimula la supervivencia neuronal, el crecimiento de las neuritas y la sinaptogénesis. La modulación del nivel de fosfadidilserina en la membrana plasmática de las neuronas tiene un impacto significativo sobre estos procesos de señalización. En la sinapsis, la fosfaditilserina juega un papel importante en la exocitosis, influyendo en la fusión Ca 2+ dependiente de las membranas entre las vesículas sinápticas y la membrana plasmática de la célula destino, fusión que está mediada por la sinaptotagmina y un receptor especial del complejo SNARE. La fosfatidilserina también modula el receptor de glutamato AMPA, interactúa con sinapsina I y altera la conformación de la proteína tau asociada a microtúbulos Además, se ha observado una asimetría de la fosfaditilserina anormal en la membrana sinaptosomal en el deterioro cognitivo leve y la enfermedad de Alzheimer. El reciente descubrimiento de la función crítica de la fosfatidilserina en la activación de importantes vías de transducción de la señal y de la modulación de la liberación de neurotransmisores y de la función del receptor, así como sus implicaciones en neuropatofisiología han renovado el interés de esta molécula en relación con la función cerebral. El cerebro es rico en ácido docohexanoico (DHA) y las concentraciones de fosfatidilserina en la materia gris son particularmente elevadas. Tanto la fosfatidilcolina como la fosfatidiletanolamina del ácido docohexanoico son el mejor sustrato para la biosíntesis de la fosfatidilserina en sendas reacciones catalizadas por las fosfatidilserina sintasas 1 y 2. Por lo tanto, la concentración de fosfatidilserina en el cerebro es alta en aquellos lugares en que el ácido docohexanoico está presente en grandes cantidades. En contraste, del agotamiento del ácido docohexanoico disminuye los niveles del fosfatidilserina. El déficit de ácidos grasos n-3 de la dieta reduce el DHA en el cerebro, aumentan el ácido docosapentaenoico n-6 (22: 5n-6, DPAn-6). Como los fosfolípidos que contiene el ácido docohexanoico n-6 no son buenos para la síntesis de la fosfatidilserina, el contenido de esta en el cerebro se reduce. Es importante notar que las dietas occidentales modernas son excesivamente abundante en ácidos grasos n-6 en comparación con los ácidos grasos n-3, y por lo tanto, el enriquecimiento de DHA en el cerebro se ve comprometido, tal como se ha observado en las autopsias en hipocampos humanos que muestran una considerable acumulación de DPA n-6. Los estudios en cultivos de neuronas indican igualmente que el aumento de las concentraciones de fosfatidilserina inducidas por el DHA aumenta el desarrollo de la función neuronal y previene la apoptosis. Los déficits cognitivos asociados al envejecimiento han sido relacionados con diversos mecanismos, entre ellos el estrés oxidativo acumulativo y los cambios en el metabolismo celular relacionados con la edad. Muchos cambios neuroquímicos relacionados con la edad pueden atribuirse a alteraciones estructurales y funcionales en las membranas neuronales. Se ha asociado una disminución de los fosfolípidos -particularmente de la fosfatidilserina (PS)- en las membranas neuronales, con deterioro de la memoria y déficit en habilidades cognitivas mentales. Varios estudios clínicos han puesto de manifiesto que la administración de los fosfolípidos que se producen de manera endógena puede prevenir o revertir los déficits neuroquímicos relacionados con la edad. Así, un estudio de 12 semanas en 149 pacientes con déficit de memoria asociado al envejecimiento, las dosis de 100 mg tres veces al día de fosfatidilserina bovina, ocasionó un aumento significativo de la capacidad de aprendizaje y de la memoria en comparación con el placebo. Resultados parecidos se obtuvieron en 494 pacientes tratados con 300 mg/día durante 6 meses. Debido a los problemas asociados con la encefalitis espongiforme de las vacas (mal de las vacas locas), la fosfaditilserina de origen bovino ha sido sustituída por la fosfaditilserina producida por la conversión enzimática de la lecitina de soja. Los resultados de los estudios clínicos han sido similares aunque se desconoce como la fosfatidilserina administrada sistémicamente es transportada al plasma, en qué medida entra en el cerebro y cuanto es incorporada a las neuronas o a la glía. Como la fosfatidilserina exógena probablemente experimenta una hidrólisis parcial o total, las efectos beneficiosos observados sobre la cognición se deben casi con toda seguridad al ácido docohexanoico más que a la propia fosfatidilserina. Sin embargo, sujetos tratados con 200 mg de fosfatidilserina obtenida de la soja mostraron por electroencefalografía un estado más relajado y la capacidad para recordar palabras aumentó en una 42% tanto en mujeres como en hombres de más de 60 años con pérdida subjetiva de memoria después de un tratamiento con 300 mg/día de fosfatidilserina + 37.5 mg de ácidos eicosapentanoico y docohexanoico.
|
|
REFERENCIAS
|
||
Monografía revisada el 6 de junio de 2015. Equipo de Redacción de IQB | ||