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Definición: esofagitis primaria o secundaria a la infección por Mycobacterium tuberculosis |
La tuberculosis esofágica no es muy frecuente, debido al rápido tránsito esofágico y a una cierta resistencia del epitelio escamoso frente al bacilo. La mayor parte de los casos, la afectación del esófago es secundaria por continuidad, inoculación con el bacilo en el esputo deglutido o diseminación linfática o hemática. En las últimas décadas, con la aparición del SIDA han aumentado los casos de tuberculosis esofágica como extensión de la enfermedad oportunistíca. Debido a su cáracter secundario, las presentaciones clínicas son bastante diferentes de la mayoría de las otras causas de esofagitis infecciosas. Los signos y síntomas de la tuberculosis esofágica incluyen disfagia, pérdida de peso, tos, precordialgia y fiebre. Las complicaciones ulteriores incluyen sangrado, perforación y formación de fístula. El atoramiento mientras se deglute puede indicar una fístula subyacente entre el esófago y el tracto respiratorio, que se traduce en hallazgos radiológicos notorios. Otros hallazgos radiológicos incluyen el desplazamiento del esófago por los ganglios linfáticos mediastínicos y trayectos fistulosos que se extienden hasta el mediastino (*) Con frecuencia es necesaria la endoscopia para confirmar tuberculosis activa, observándose úlceras superficiales, múltiples lesiones que simulan una neoplasia (*) y compresión extrínseca del esófago, en particular en su parte media. Sin embargo, la confirmación definitiva se consigue tomando muestras de todas las lesiones y enviando los especímenes para tínción acidorresistente y cultivos para micobacterias, además de los estudios de rutina. Cuando la compresión extrínseca es la única manifestación esofágica de la tuberculosis, el diagnóstico se deberá confirmar mediante broncoscopia y mediastinoscopia. TRATAMIENTO El tratamiento de la tuberculosis esofágica en un paciente inmunocompetente es el de la terapia antituberculosa estándar. La terapia supresora de la secreción de ácido no solo es ineficaz, sino que se ha comunicado progresión de la ulceración después de una tratamiento de 6 semanas con un inhibidor de la bomba de protones. En general, los pacientes infectados por el HIV responden bastante menos con la terapia antituberculosa que su contrapartida inmunocompetente. A veces es necesaria la cirugía para reparar las fístulas y las perforaciones y para el sangrado. |