La infección por Candida es la más frecuente de las infecciones micóticas del esófago, en particular las ocasionadas por C. albicans. Otras especies como la C. tropicalis, la C. glabrata, la C. krusei o la C. parasilopsis se encuentran menos frecuentemente en la flora alimentaria, tienen menos capacidad de adhesión sobre las mucosas y son patógenas solo ocasionalmente. La infección por C. albicans tiene lugar en dos etapas:
La prevalencia de la candidiasis esofágica es alta en los pacientes con SIDA, leucemia o linfoma. En los pacientes con molestias intestinales es < 5%.. Cuando la infección crónica por HIV conduce a un inumoinsuficiencia, el riesgo de candidiasis aumenta proporcionalmente. En los sujetos con enfermedades hematológicas malignas, hasta el 20% puede presentar candidiasis (1). Por el contrario, la incidencia encontrada en pacientes transplantados es mucho menor (< 5%) probablemente debida a la vigilancia intensiva que se ejerce sobre este tipo de enfermos. La diabetes mellitus, la edad avanzada, el alcoholismo, la disfunción adrenal y los corticosteroides son factores que predisponen a una infección esofágica por Candida. La hipoclorhidria por fármacos que suprimen la secreción de ácido y sobre todo los factores que afectan la motilidad esofágica también influyen en la incidencia de candidiasis. En un estudio en pacientes con esclerosis sistémica, la incidencia de esofagitis por Candidad ascendió al 44% de los sujetos sin supresión de ácido llegando hasta el 89% en los pacientes bajo tratamiento antiácido (2) SINTOMAS La deglución dolorosa de comienzo agudo es la manifestación más frecuente de la candidiasis esofágica. También se observa dolor o malestar retroesternal, pirosis y nausea. Muy a menudo, los pacientes muestran muguet. Cuando las placas del hongo son pequeñas o poca, la infección puede ser asintomática. La endoscopia con cepìllado o las biopsias endoscópicas son el método mas utilizado para el diagnóstico de la candidiasis esofágica. La endoscopia puede revelar desde una sola placa hasta un colonización prácticamente total de la mucosa. La severidad de los hallazgos endoscópicos de clasifica de la forma siguiente:
Los cepìllados esofágicos (que se deben obtener con un cepillo citológico envainado) permiten fácilmente la identificación de micelas con tinción con ácido peryódico o con tinción de Gomori (*) Los estudios radiográficos son de valor limitado en el establecimiento del diagnóstico : generalmente se observan irregularidades y pliegues extraños a lo largo de una amplia sección del esófago, con márgenes distintivos por el bario atrapado. En casos severos, pueden observarse placas coalescentes (*) y restos que forma una apariencia áspera TRATAMIENTO En todos los casos, el tratamiento es farmacológico con alguno de los antimicóticos disponibles. Según la vía de administración, estos se clasifican como:
Los primeros se recomiendan a pacientes inmunocompetentes dado que al no absorberse no presentan efectos secundarios. Así, el clotrimazol en dosis de 5 comprimidos de 10 mg al día disuelto en la boca suele ser muy eficaz en un tratamiento de una semana. En los pacientes inmunodeprimidos, como los sujetos con SIDA es preferible la administración de antimicóticos orales. El fluconazol en dosis de 100 mg/día por vía oral durante 10 a 14 días, es generalmente considerado como el tratamiento de elección. Los pacientes granulocitopénicos deben ser tratados de forma más agresiva para evitar la aparición de una micosis diseminada. El tratamiento estándar en estos sujetos es la amfotericina B inravenosa en dosis de 0.5 mg/kg/día con una duración del tratamiento que puede llegar hasta las 6-12 semanas. En las infecciones micóticas que ponen en peligro la vida del paciente puede añadirse la fluocitosina administrada cada 6 horas a razón de 50 a 150 mg/kg/día |
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Referencias
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