RESUMEN El efecto anticoagulante de la warfarina debe mantenerse con un cociente normalizado internacionalmente (INR) de 2.5 (rango deseable entre 2.0 y 3.0), aunque un nivel algo más alto puede ser deseable bajo determinadas condiciones clínicas. El riesgo de hemorragia aumenta exponencialmente con el IRN y se vuelve clínicamente inaceptable cuando el INR se mayor que 5.0. El tratamiento con warfarina se debe mantener durante unas 6 semanas en la trombosis sintomática de la pierna y durante 3 a 6 meses en el caso de una trombosis venosa profunda que se produzca después de una intervención quirúrgica o una enfermedad limitada. Se puede considerar un tratamiento de más de 6 meses para una TVP que se haya tenido lugar sin ningun factor desencadenante obvio, en casos de tromboembolismos recurrentes o si hay otros continuos factores de riesgos. Los anticoagulantes orales previenen episodios isquémicos en la fibrilación auricular (AF). La mayor eficacia se consigue cuando con un INR > 2.0, pero ya hay beneficios con valores entre 1.5 y 1.9. Los pacientes de más de 75 años tienen un mayor riesgo de hemorragias intracraneales durante un tratamiento con warfarina en casos de fibrilación auricular y el INR debe reducirse a 1.5-2.0. La warfarina debe ser discontinuada si el riesgo de producir hemorragias es mayor que la protección que ofrece en casos de AF (por ejemplo, en pacientes jóvenes con AF aisladas en los que el riesgo de un ictus es <1%). En estos pacientes, se recomienda aspirina, aunque esta es mucho menos eficaz que la warfarina en la prevención del ictus y mucho menos eficaz si estos pacientes han padecido un ictus o una isquemia cerebral transitoria. En los pacientes con válvulas cardíacas protésicas, un INR de 2.3 a 3.5 es probablemente suficiente para las válvulas de disco o bifoliácea, pero se requiere un INR más alto en el caso de valvulas de bola. El tratamiento simultáneo con aspirina (100 mg/día) disminuye el riesgo de embolismo, pero aumenta el riesgo de hemorragias gastrointestinales |