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La prueba de la metacolina está basada en el desarrollo de una contracción difusa del esófago después de la administración de un agente colinérgico (metacolina, carbacol, betanecol) característica de los pacientes con espasmo esofágico difuso. Esta hipersensibilidad a la acetilcolina se explica por el hecho de que los órganos denervados autonómicamente responden mejor a un neurotrasmisor químico y porque algunas células nerviosas del plexo mientérico están degeneradas. La prueba de la metacolina consiste en inyectar entre 5 y 10 mg de metacolina subcutánea, registrando las contracciones esofágicas mediante transductores de presión que envían las medidas de la presión intraesofágica a un quimógrafo, o bien bajo observación radioscópica con bario en el esófago. La presencia de un espasmo esofágico difuso se confirma cuando después de la inyección de la metacolina se produce una contracción difusa (radiológicamente se observa un vaciado de bario del esófago) acompañada de dolor retroesternal. La inyección de 75 mg i.v. de atropina alivia casi inmediatamente el dolor y reduce la presión intraesofágica a los niveles anteriores a la inyección de la metacolina (*) Algunos fármacos que pueden interferir con esta prueba son: cafeína (café), metoclopramida, eritromicina, nitroglicerina, antagonistas del calcio, betabloqueantes, antagonistas H2 (cimetidina, ranitidina, etc) y antagonistas de la bomba de protones (omeprazol, lansoprazol, etc). |