Regurgitación Aunque muchos pacientes utilizan los términos regurgitación y vómito indistintamente, existen notables diferencias entre estos dos síntomas. El primero implica la expulsión de comida o secreciones situadas por encima del esfínter esofágico inferior, aunque el material regurgitado haya pasado primero al estómago y después refluido en dirección retrógrada. Por el contrario, el vómito describe la expulsión de material intragástrico o intraduodenal por contracción antiperistáltica asociada a un aumento de la presión intrabdominal. La regurgitación generalmente se produce en poca cantidad y nunca va precedida de náuseas. Los factores que determinan la regurgitación son similares a los que causan la disfagia: obstrucción de la luz esofágica (mecánica o dinámica) y alteraciones de la motilidad del cuerpo esofágico. A ellos cabe añadir la regurgitación de material que puede acumularse en divertículos esofágicos, principalmente en el divertículo faringoesofágico de Zenker. Cuando el material regurgitado proviene del estómago, el paciente suele describirlo como ácido y se asocia a pirosis ascendente. Por el contrario, cuando proviene del esófago, sin haber cruzado el esfínter esofágico inferior, no es ácido y conserva el sabor de la comida ingerida. La regurgitación esofágica suele producirse durante las comidas o inmediatamente después de ellas, excepto en la acalasia avanzada, en la que puede almacenarse una cantidad de comida considerable en el esófago y regurgitarse a veces varias horas más tarde. Ciertos pacientes regurgitan sin esfuerzo alguno la comida ingerida, y la vuelven a tragar inmediatamente, produciéndose un fenómeno cíclico denominado rumiación. |