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Los gases están siempre presentes en el aparato digestivo. Una parte de los mismos es ingerido al mismo tiempo que los alimentos, con la saliva o voluntariamente (este fenómeno se llama aerofagia) y otras parte es producido durante el proceso de digestión. Una personal normal puede producir hasta 1.5 litros de gases que usualmente elimina por el recto en forma de ventosidades o flatos. Un exceso de ventosidades se denomina flatulencia. Los gases intestinales están formados por anhídrido carbónico, nitrógeno, oxígeno, hidrógeno y algunas veces metano. El mal olor ocasional del flato se debe a que algunas bacterias presentes en el intestino grueso producen gases que contienen azufre, como en anhídrido sulfúrico que huele a huevos podridos. Aunque todas las persones tienen gases en sus intestinos, si la cantidad es muy grande puede ocasionar molestias y situaciones embarazosas cuando se expulsan. La aerofagia se produce cuando se come y deglute muy rápidamente, se masca chicle o se beben bebidas gaseosas. Algunas personas con dentadura postiza también pueden tragar más aire de lo normal. Mediantes los eructos, se pueden eliminar parte de los gases que se han acumulado en el estómago. El resto pasa al intestino delgado en donde son parcialmente absorbidos. Si quedan burbujas de gases, estas se van desplazando con los movimientos intestinales llegando eventualmente al recto. A veces, estos gases producen unos ruidos llamados borborigmos. Durante la digestión, las enzimas intestinales propias y las presentes en las bacterias de la flora intestinal producen gases. Parte de los alimentos no es digerida (fibras, algunos hidratos de carbono y almidones) pasando al intestino grueso en donde algunas bacterias pueden descomponerlos, produciendo más gases. A veces, estas bacterias producen metano y gases sulfurosos que huelen mal. El tipo de alimentación y la diferencia de la flora intestinal hace que algunas personas produzcan más gases que otras y que algunos alimentos que producen flatulencia en unas personas no lo hagan en otras. Algunos alimentos causan más gases que otros: la proteínas y las grasas producen pocos gases, pero en cambio, los hidratos de carbono y los azúcares producen muchos gases. La mayoría de los cereales, que contienen grandes cantidades de hidratos de carbono producen gases cuando son digeridos, con la única excepción del arroz. La lactosa, azúcar presente en la leche, es un azúcar que requiere de una enzima, llamada lactasa para su digestión. Algunos niños tienen poca lactasa en su aparato digestivo y la lactosa sin digerir puede fermentar en el intestino grueso produciendo gases. Otros azúcares como la fructosa, la rafinosa o el sorbitol también pueden producir gases. La fibras, que forman parte de muchos alimentos, pasan intactas a través del intestino delgado. Las fibras insolubles tampoco son atacadas en el intestino grueso y facilitan el tránsito y la consistencia de las heces. Las fibras solubles, por el contrario, son digeridas en el intestino grueso, produciendo gases Las molestias que acompañan a los gases son una sensación de hinchazón del abdomen, a veces con dolor, eructación y flatulencia.
Diagnóstico En la mayor parte de los casos, el médico puede diagnosticar gases a partir de la historia del paciente y mediante un interrogatorio sobre dieta, hábitos, frecuencia de los flatos, etc. Si se sospecha una deficiencia a la lactasa, el médico sugerirá una dieta sin productos lácteos durante un tiempo. También puede pedir que le hagan una prueba de intolerancia a la lactosa Tratamiento El tratamiento se compone de tres factores: modificaciones en la dieta, medicinas y reducción de la cantidad de aire deglutido.
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Monografía revisada el 26 de Junio de 2010. Equipo de Redacción de IQB | ||
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