DICCIONARIO ILUSTRADO DE TÉRMINOS MÉDICOS

Pleuresía

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Pleuresía adhesiva: pleuresía crónica con formación de adherencias fibrinosas en la cavidad de la pleura.

Pleuresía aguda: enfermedad, primitiva o secundaria, caracterizada anatómicamente por la congestión y engrosamiento de la pleura, con exudación fibrinosa (periodo seco), a la que generalmente sigue la exudación de una cantidad mayor o menor de líquido seroso que comprime y rechaza el pulmón y órganos vecinos (período de derrame). Clínicamente se caracteriza la enfermedad por escalofríos repetidos, fiebre, dolor en punta de costado, disnea, tos seca y decúbito imposible del lado doloroso, en el período primero; en el período de derrame desaparece el dolor, continúa o aumenta la disnea y el enfermo se acuesta sobre el lado enfermo. Los signos fisicos caracterfsticos del período seco son el ruido de roce, debido al frote de las superficies rugosas de la pleura, con disminución del ruido respiratorio a causa del dolor, y en el período de derrame, matidez a la percusión en la zona ocupada por el líquido y desaparición de las vibraciones torácicas y del murmullo vesicular y producción de un soplo tubárico con broncofonía o egofonía. En los casos favorables la enfermedad termina a los quince o veinte días.

Pleuresía costal: inflamación de la porción de pleura que tapiza la pared torácica o pleura parietal.

Pleuresía crónica: pleuresía de forma seca o purulenta, generalmente tuberculosa, que se prolonga por mucho tiempo.

Pleuresía diafragmática: forma grave de la pleuresía aguda, limitada a la porción que tapiza la cara superior del diafragma, caracterizada por la exacerbación de los síntomas febriles, disneicos y dolorosos, principal- mente de éstos, existiendo casi constantemente un punto doloroso en el trayecto del nervio frénico en el cuello.

Pleuresía doble: la que afecta ambas pleuras.

Pleuresía enquistada: forma en la que el derrame está contenido en bolsas formadas por neomembranas fibrinosas que compartimentan el espacio pleural.

Pleuresía exudativa: pleuresía húmeda con derrame.

Pleuresía gangrenosa: variedad complicada con gangrena de la pleura y generalmente del pulmón, consecutiva a la penetración de gérmenes anaerobios.

Pleuresía hemorrágica: variedad caracterizada por la presencia de sangre en el exudado, de naturaleza traumática o cancerosa generalmente

Pleuresía húmeda: pleuresía con derrame seroso.

Pleuresía icorosa: empiema con pus fétido

Pleuresía interlobular: inflamación de la pleura que separa dos lóbulos del pulmón, de síntomas y signos inciertos.

Pleuresía latente: pleuresía que se desarrolla sin dolor, fiebre ni síntomas molestos para el enfermo.

Pleuresía mediastínica: inflamación localizada en la parte de pleura que limita el mediastino, generalmente en la porción posterior.

Pleuresía metaneumónica: pleuresía purulenta debida al diplococo de la neumonía.

Pleuresía ocenosa: pleuresía cuyo exudado es fétido.

Pleuresía plásica o proliferante: pleuresía seca con formación de neomembranas

Pleuresía pulmonar: inflamación de la hoja que tapiza el pulmón o pleura visceral.

Pleuresía pulsátil: pleuresía en la que el derrame sigue los movimientos del corazon.

Pleuresía purulenta: empiema o piotórax.

Pleuresía quilosa: pleuresía con derrame turbio lechoso con elevada proporción de grasa.

Pleuresía saculada: inflamación de la pleura con exudado encapsulado por adherencias en varias localizaciones.

Pleuresía seca: pleuresía aguda que no ha pasado del primer período, o crónica sin efusión de líquido seroso o purulento.

Pleuresía serofibrinosa: pleuresía serosa con flóculos o copos más o menos abundantes de fibrina.

Pleuresía serosa: pleuresía aguda cuyo líquido de derrame es claro, ambarino.

Pleuresía tífica: pleuresía con síntomas graves de postración.

Pleuresía tuberculosa: infección de la cavidad pleural por Mycobacterium tuberculosis que se manifiesta como un derrame pleural, en general unilateral y con aspecto serofibrinoso, con alto contenido en proteínas. Con frecuencia aparece a continuación de la primoinfección tuberculosa. La magnitud del derrame y la inflamación no están siempre en relación directa con el número de bacilos presentes, debido a que en su patogenia se halla implicada una reacción inmunitaria mediada por linfocitos T, que conducen a la extensa inflamación y a la formación de granulomas.