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En la infancia o en la adolescencia, los milios son más frecuentes alrededor de los párpados y tienden a persistir, estando precedidos o acompañados por un acné incipiente. Se cree que los milios primarios de deben a una disfunción de la glándula sebácea que no estaría completamente desarrollada, lo que explicaría su prevalencia en niños recién nacidos.
Los milios secundarios se pueden encontrar en cualquier parte del cuerpo y afectan también a los adultos. Aparecen después de episodios ampollosos o traumas que han lesionado los conductos sudoríparos. Se han descrito milios en numerosos desórdenes de la piel, incluyendo el pénfigo ampolloso, la epidermólisis bullosa, el liquen plano bulloso, la profiria cutánea tarda y las quemaduras. La radioterapia que produce la destrucción de los anexos de la piel puede ocasionar anillos de milios en la periferia del área tratadas
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