Planta
perenne de raíz cónica y ramificada de tallo robusto que
puede alcanzar hasta los 5 m de altura. Con ayuda de zarcillos trepa
por vallas y otros soportes. Las hojas tienen forma de corazón
y son pentalobuladas. Las flores masculinas son de color blanco verdoso
y se sitúan en las axilas de las hojas, en el extremo de largos
peciolos. Las flores femeninas son de color blanco y su peciolo es más
corto. Al madurar, los frutos adquieren el aspecto de bayas de color
morado.
Con fines
medicinales se extre la raíz que se lava y corta en rodajas
y se secan a una temperatura no superior a los 40ºC. Contiene una
resina muy purgante de sabor fuerte y amargo y con un olor desagradable,
de la que se pueden extraer glucósidos (brionina), tanino, fitoesteroles.
Posee una fuerte acción catártica, diurética y
emética. Se emplea para el tratamiento de la gota y el reumatismo
bajo receta médica.
También se utiliza en homeopatía. A partir de la brionina se obtuvo una proteína monocatenaria capaz de inhibir la síntesis de ribosomas en las células infectadas por HIV-1. Este proteína fué muy estudiada en la década de los 90, pero no llegó a alcanzar relevancia clínica. Toda la
planta es venenosa y el simple contacto de la savia con la piel puede
ocasionar urticaria y una dolorosa formación de ampollas. Las
bayas son igualmente muy tóxicas y resultan peligrosas, especialmente
para los niños.
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