Madreselva azul (Lonicera caerulea) |
Arbusto del género Lonicera nativa del norte de Rusia y de Japón, que alcanza hasta 3 m de altura cuyas bayas son una fuente importante de ácido ascórbico, ácidos fenólicos (p.el. el ácido clorogénico y el ácido cafeico), antocianinas, proantocianidinas y flavonoides que confieren al fruto su color azul y que tienen numerosas propiedades medicinales. Se atribuyen a esta planta efectos preventivos del cáncer y del infarto de miocardio, propiedades anti-inflamatorias e inmunomoduladoras. Las hojas de la lonicera contienen tres glucósidos denominados caerulósidos A, B y C que son bis-iridoides unidos mediante un enlace acetal. Estos flavonoides son potentes inhibidores de la xantina-oxidasa. Las bayas son extraordinariamente ricas en polifenoles, unos compuestos que en las plantas tienen la misión de protegerles frente a daños medioambientales y que en el hombre tienen una serie de propiedades medicinales que, usualmente se deben a un inhibición de algunas enzimas como la xantina-oxidasa o la aldosa-reductasa y a un efecto antioxidante. Recientes investigaciones confirman algunos de los usos tradicionales de las bayas de Lonicera caerulea en la arteriosclerosis, hipertensión, afecciones gastrointestinales e infecciones bacterianas, que se deben a las altas concentraciones de polifenoles. El extracto alcohólico de esta planta inhibe, de forma dosis dependiente la angiogénesis en la membrana coroalantoide del pollo y muestra propiedades analgésicos en el modelo de dolor abdominal inducido en el ratón. Además, suprime la producción de óxido nítrico, así como los niveles de radicales libres en los macrófagos. Las antocianinas de las bayas de la Lonicera caerulea actuan como cardioprotectores manteniendo la permeabilidad vascular, reduciendo las respuestas infamatorias y la agregación plaquetaria. Se ha demostrado que los compuestos bioactivos de la L. caerulea inhiben, al menos in vitro, la oxidación de las lipoproteínas, y estudios en modelos de animales han puesto de manifiesto una reducción de las placas arteriosclóticas. Las antocianinas, en particular la epicatequeina y la delfinidina mantienen la integridad del endotelieo vascular, La fracción polifenólica de los extractos de algunas plantas, incluyendo la L. caerulea, muestra unos efectos hipoglucemiantes cuando se administran después de las comidas. Estos efectos se deben a la inhibición de la degradación del almidón que tiene lugar en el intestino al impedir la acción de las enzimas a-glucosidasa/maltasa. Adicionalmente, las antocianinas estimulan directamente la secreción de insulina en las células pancreáticas aunque este efecto no es muy acusado en el ser humano debido a la reducida biodisponibilidad. Muchos de los componentes del extracto de L. caerulea inhiben la aldosa-reductasa, una enzima implicada en la síntesis del sorbitol y, por este motivo el consumo de las bayas de la Lonicera mejoran la visión nocturna aumentando la generaciòn de pigmentos en la retina y ayudan a prevenior la retinopatía diabética, el glaucoma y las cataratas en los diabéticos |
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REFERENCIAS
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Monografía creada el 28 marzo de 2010. Equipo de Redacción de IQB | |||