No
se utiliza la planta silvestre, sólo la cultivada, que alcanza
una altura de 1 m. Tiene un tallo erguido que porta hojas alternas lanceoladas
en cuyo extremo se encuentran flores amarillas dispuestas en corimbos
laxos. El fruto es una silicua que encierra semillas negras.
Las semillas
se recogen cuando las vainas adquieren un color amarillo y las plantas
empiezan a secarse. Contiene sobre todo un aceite rico en un glucósido
denominado sinigrina. Este, en presencia de agua y de una enzima llamada
mirosina se transforma en el aceite de mostaza.
Los granos de mostaza se emplean con excitante pruriginoso en los casos
de empiema, dolores reumáticos aplicándoles sobre la piel
en forma de cataplasmas o emplasto. Su acción terapeútica
se debe a su efecto rubefaciente. El aceite purificado es demasiado
irritante para aplicarlo directamente pero se utiliza diluído
en alcohol, como linimento para el tratamiento de dolores musculares,
luxaciones y el reuma. La cataplasma se ha empleado contra el reuma,
el lumbago y la gota.
La mostaza
negra es también empleada como condimento, haciendo mas digestivas
las comidas ricas en grasas
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