HIPNOSIS EN ODONTOLOGÍA

 

Incluso los profesionales con frecuencia se confunden sobre lo que los dentistas pueden conseguir lograr con la hipnosis en comparación con lo que pueden lograr con los fármacos. Es cierto que la sedación puede lograrse químicamente. Sin embargo, nunca un tratamiento farmacológico reeducará al paciente y le ayudará a responder más positivamente a un tratamiento dental. Muchos dentistas utilizan fármacos para conseguir que el paciente se encuentre en en un estado relajado, y deben continuar usando fármacos cada vez que el paciente vuelve. Sin embargo después de emplear la hipnosis durante cinco o seis sesiones, el dentista con frecuencia encuentra que el paciente ya no la necesita. Ha aprendido un nuevo patrón de respuesta al estímulo del tratamiento dental.

El uso de la hipnosis en odontología ofrece varias ventajas tanto al paciente como al profesional.

Para el paciente, la hipnosis reduce la aprensión La persona cuyo comportamiento en la consulta dental no es lo que a uno le gustaría que fuera reacciona con frecuencia como lo hace debido a los temores que tiene sobre el tratamiento. Incluso el paciente que parece estoico por lo general tiene alguna manera de demostrar sus miedos, como es el estremecerse cada vez que el dentista se aproxima.

La hipnoanesthesia se puede emplear en la odontología como un sustituto de, o como un adjunto a la anestesia farmacológica. Aunque muchos pacientes nunca alcanzan la profundidad de la hipnosis a la que se puede conseguir una hipnoanestesia, parece lógico que se use cuando el paciente puede alcanzar esa profundidad. Sin duda, debe intentarse en aquellos individuos para los que todas las otras variedades de anestesia
están contraindicados (por ejemplo, muchos de los anestésicos locales empleados en odontología contienen epinefrina, un vasoconstrictor, que suele estar contraindicado en los pacientes cardíacos). En la anestesia general, la cantidad de anestésico puede
reducirse significativamente cuando se utiliza con la hipnosis.

Las naúseas y las arcadas suelen estar controladas en los pacientes hipnotizados, así como reducir la sensación de fatiga. Los pacientes pueden mantener la boca abierta mucho tiempo, si el profesional le sugiere que tiene la mandibula bloqueada ya que la hipnosis ericksoniana les provoca una distorsión del tiempo. Para el paciente hipnotizado, una sesión de una hora o más puede ser percibida como sólo de cinco o diez minutos.

La cicatrización es facilitada cuando el profesional verbaliza algo parecido a: "Sr. Paciente, su diente ha sido extraído con éxito, pero quiero que se mantenga relajado un poco más mientras le hablo. El alveolo del cual he extraído su diente está limpio y la encía está en muy buenas condiciones. Creo que cuando vuelva, me contará que su herida ja cicatrizado sin ningún problema".

Para el dentista, la hipnosis es una ayuda para los procedimientos ordinarios si bien la la hipnosis no va a sustituir a la buena odontología.

Sin embargo, hay áreas en las cuales la hipnosis se puede utilizar en mayor o menor grado en la mayoría de los pacientes: la eliminación de los temores y aprehensiones, persuadir al paciente a aceptar el tratamiento que teme, ayudando a obtener las impresiones y morder los registros, y las sugerencias posthipnóticas para garantizar el correcto seguimiento por el paciente en el manejo de prótesis dentales, aparatos de ortodoncia, e higiene oral.

Además, la hipnosis puede ser una ayuda para la reducción de la tensión por parte del dentista, que trabaja en pacientes tensos y nerviosos y que inevitablemente absorbe estas tensiones. El efecto acumulativo de trabajar con varios de estos pacientes es perjudicial para su salud y estabilidad emocional. Un dentista que enseña a sus pacientes a relajarse y también aplica las técnicas para sí conseguirá preservar su salud y prolongar su utilidad. O, por lo menos, mejorará sus relaciones con sus pacientes y su familia.

 

 

La hipnosis puede ser útil en otras situaciones clínicas como la que se narra seguidamente.

"Un hombre de 73 años desarrolló durante las vacaciones de verano una infección en la zona de los incisivos maxilares con un dolor moderado. Aunque no era médico ni dentista, el sujeto tenía sólidos conocimientos de medicina y biología, así que se autoprescribió un antibiótico (amoxicilina + clavulánico) para combatir la infección. A los tres días, al volver a casa, como las molestias no cedían, fue al dentista quién le confirmó la presencia de una infección y le prescribió el mismo antibiótica, sugiriendo que el tratamiento debía durar al menos 7 días para erradicar la infección, y que pasado este plazo volviera a la consulta.

"A la siguiente visita la infección había desaparecido. pero dejando los incisivos con una gran movilidad y ocasionando una cierta molestia - no llegaba a ser dolor- al morder. El dentista le comunicó que dichos dientes debían ser extraidos y sustituídos por sendos implantes. El sujeto preguntó si no había algún tratamiento alternativo, por ejemplo infiltración de células madre o trasplante autólogo de osteocitos en los alvéolos afectados, a lo que el dentista respondió negativamente. Además, le recomendó que tuviera cuidado al morder ya que los dientes afectados podían desprenderse con facilidad.

No conforme con el tratamiento sugerido por el dentista, el sujeto decidió practicar la auto-hipnosis visualizando como en el area afectada del maxilar se producían unas proteínas pertenecientes a la familia de los factores de crecimiento, denominadas "proteínas morfogenéticas óseas" (Bone morphogenetic proteíns, BMP). Las BMPs son unas proteínas consistentes en dos cadenas de 115 aminoácidos con un peso molecular de 26 kdaltons que inducen la formación de hueso. El sujeto las conocía muy bien por haber trabajado en un proyecto de I+D para obtener dichas proteínas por ingeniería genética. Estas BMPs se comercializan actualmente para el tratamiento de la fibromatosis osificante progresiva y, en odontología para aumentar la cresta alveolar.

Durante 15 a 20 minutos todos días, el sujeto se auto-hipnotizaba con ayuda de una cinta grabada con música biaural y visualizaba dichas proteínas fabricándose en el área afectada y estimulando la producción de ostocitos que se iban acumulando en los alveólos afectados. Además, como sugestión post-hipnótica, el sujeto se programó para que al mantener la lengua sobre la superficie interna de los incisivos afectados, las células de la encía, comenzaran a sintetizar BMPs y a fabricar osteocitos.

Al cabo de 10 o 12 sesiones, las molestias que se ocasionaban al morder alimentos duros desaparecieron y también se redujo de tal manera la movilidad que el sujeto ya no se plantea la extracción de las piezas y su sustitución por implantes.

 

 

REFERENCIAS

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  • A rationale for suggestion in dentistry.

    Thompson KF.

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  M. H. Erikson, S. Hersham. I.I Secter. The Practical Application Of Medical and Dental hypnosis. 2005 OTC Publishing Corp.