|
REACCIONES
ADVERSAS
Al ser la
zonisamida una sulfonamida que se absorbe sistémicamente, puede
producir graves reacciones posiblemente fatales, tales como necrólisis
epidérmica tóxica (NET), síndrome de Stevens-Johnson
(SJS), necrosis hepática fulminante, agranulocitosis, anemia aplásica
y otras discrasias sanguínea. Una vez que se ha producido la sensibilización
a las sulfonamidas, puede desencadenarse una recurrencia mediante la administración
de sulfonamidas por cualquier vía. El uso de zonisamida se debe
suspender si hay cualquier señal de estas reacciones o una reacción
de hipersensibilidad.
En los ensayos
clínicos controlados, alrededor del 2,2% de los pacientes tratados
con zonisamida tuvieron que interrumpir el tratamiento debido a una erupción
(sin especificar) en comparación con ningun caso en el grupo placebo.
Las erupciones se desarrollan normalmente al principio del tratamiento,
sin que exista una relación aparente entre la dosis y la aparición
de la erupción. Se notificaron algunas muertes producidas por erupciones
severas, pero todos los pacientes que fallecieron estaban recibiendo otros
fármacos de forma concomitante con la zonisamida.
Se han reportado
dos casos confirmados de anemia aplásica y un caso confirmado de
agranulocitosis. Sin embargo, no hay una información adecuada para
valorar la relación, si la hay, entre la dosis y la duración
del tratamiento y estos acontecimientos.
Se han descrito
aumentos estadísticamente significativos (8%) sobre la línea
de base de la creatinina sérica y el nitrógeno ureico en
sangre (BUN). Estos incrementos persistieron en el tiempo, pero al no
progresar, fueron interpretados como una disminución en la tasa
de filtración glomerular (TFG). La disminución de la TFG
aparece en las primeras 4 semanas de tratamiento y vuelve a los valores
basales en 2-3 semanas al discontinuar e
fármaco. Se desconoce si estas disminuciones en la tasa de filtración
glomerular son reversibles después del uso a largo plazo de la
zonisamida. Se recomienda la retirada de la zonisamida en pacientes que
desarrollen insuficiencia renal aguda o un aumento sostenido clínicamente
significativo en la concentración de creatinina/BUN (azotemia).
Se han registrado
trece casos de oligohidrosis y de hipertermia en niños de 1,6 a
17 años de edad. Dos de estos casos fueron diagnosticados como
un golpe de calor que necesitando hospitalización. Debido a la
disminución sudoración puede estar acompañada por
fiebre, especialmente en el verano, la temperatura corporal debe ser monitorizada
cuidadosamente.
Las reacciones
adversas más comunes incluyen dolor abdominal, dolor de cabeza,
y el síndrome similar a la gripe, reacciones que se produjeron
en > 2% de los pacientes. Otras reacciones adversas frecuentes
son lesiones accidentales, astenia, dolor de pecho (sin especificar),
dolor en el costado, malestar, reacciones alérgicas, edema facial,
rigidez de cuello. En en raras ocasiones se ha observado lupus eritematoso.
La zonisamida
se ha asociado con reacciones adversas gastrointestinales notificadas
en > 2% de los pacientes incluyendo anorexia, estreñimiento,
diarrea, dispepsia, náuseas/vómitos, y xerostomía.
Otras reacciones adversas gastrointestinales frecuentes incluyen flatulencia,
gingivitis, hiperplasia gingival, gastritis, gastroenteritis, estomatitis,
colelitiasis, glositis, melena, hemorragia rectal, estomatitis ulcerativa
úlcera gastro-duodenal, disfagia y hemorragia gingival. Otros eventos
gastrointestinales adversos más raros incluyen colangitis, hematemesis,
colecistitis, ictericia colestática, colitis, duodenitis, esofagitis,
incontinencia fecal, y ulceración de la boca.
Las reacciones
adversas que afectan a los órganos de los sentidos que tuvieron
lugar > 2% de los pacientes que recibieron zonisamida incluyen
diplopía y disgeusia. Otras reacciones adversas frecuentes incluyen
la ambliopía y el tinnitus, mientras que conjuntivitis, problemas
de audición, glaucoma, parosmia, y discapacidad visual fueron menos
frecuntes. En raras ocasiones se desarrollaron iritis y fotofobia.
La reacción
adversa dermatológica más común asociado con la zonisamida
fue el exantema (no especificado). También se informó de
prurito con frecuencia. Otras reacciones adversas dermatológicas
poco frecuentes durante el tratamiento con zonisamida incluyen acné,
alopecia, diaforesis, eczema, hirsutismo, erupción maculopapular,
erupción pustulosa, urticaria, rash vesículo y xerosis.
Frecuentemente
se observaron reacciones adversas cardiovasculares. Estas reacciones adversas
incluyen hipertensión, hipotensión, palpitaciones, bradicardia
sinusal, taquicardia sinusal, síncope, tromboflebitis, e insuficiencia
vascular. En raras ocasiones se han reportado fibrilación auricular,
insuficiencia cardíaca, embolia pulmonar, y extrasístoles
ventriculares.
Las reacciones
adversas afectando el sistema nervioso central en > 2% de los
pacintes son allteraciones del habla, agitación/irritabilidad,
ansiedad, ataxia, confusión, depresión, dificultad para
concentrarse, mareos, somnolencia, fatiga, insomnio, pérdida de
memoria, lentitud mental, nerviosismo, nistagmus, parestesias, comportamiento
esquizofrénico e ideación suicida.
Durante
los ensayos clínicos controlados con placebo, aproximadamente el
2,2% de los pacientes tratados con zonisamida tuvo que suspender el tratamiento
o fueron hospitalizados por depresión en comparación con
el 0,4% de los pacientes tratados con placebo. Se registraron intentos
de suicidio en el 1,1% de los pacientes tratados con zonisamida y el 0,4%
de los pacientes tratados con placebo. Entre todos los pacientes epilépticos
tratados con zonisamida, un 1,4% tuvo que ser retirado de la terapia con
zonisamida y el 1% hospitalizado debido a la depresión o intentos
de suicidio.
La psicosis,
en el 2.2% de los pacientes obligó igualmente a suspender el tratamiento
con zonisamida en comparación con ninguno en el grupo placebo.
El deterioro
psicomotor y la dificultad para concentrarse se manifestaron durante en
el primer mes de tratamiento y se asociaron con dosis superiores a 300
mg/día. El deterioro del lenguaje tiende a ocurrir después
de 6 a 10 semanas de tratamiento y con dosis superiores a 300 mg / día.
La somnolencia y la fatiga se produjeron con mayor frecuencia en el primer
mes de tratamiento con las dosis de 300-500 mg/día.
En los ensayos clínicos controlados, el 1,1% de los pacientes tratados
con zonisamida mostró un evento etiquetado como estado epiléptico
en comparación con ninguno de los pacientes tratados con placebo.
Otras reacciones
adversas frecuentes sobre el sistema nervioso incluyen trastornos de la
marcha, hiperestesia, falta de coordinación, temblores y convulsiones.
Menos frecuentes son los sueños anormales, accidentes cerebrovasculares,
disartria (dificultad para hablar), euforia, hiperquinesia, hipertonía,
hipotonía, disminución de la libido, trastornos del movimiento,
neuropatía, parestesia, neuropatía periférica, y
vértigo. En raras ocasiones se han presentado parestesias circumorales,
discinesia, distonía, encefalopatía, parálisis facial,
hipocinesia, mioclonías y crisis oculógira.
La reacción
adversa más común respiratoria asociada con zonisamida es
la rinitis (> 2% de los pacientes). Otras reacciones adversas
respiratorias reportadas en < 1% de los pacientes incluyen tos y faringitis.
La disnea se presentó con poca frecuencia y la apnea y hemoptisis
fueron muy raras.
Las reacciones
adversas musculoesqueléticos se asocian con poca frecuencia con
zonisamida. Las reacciones adversas comunicadas incluyen artralgia, calambres
en las piernas, mialgia y miastenia.
Algunos
pacientes que habian desarrollado litiasis renal mientras eran tratados
con zonisamida fueron capaces de continuar con el fármaco, una
vez expulsados los cálculos. Las piedras consistieron en sales
de calcio o de urato. El aumento de la ingesta de líquidos y la
diuresis puede ayudar a reducir el riesgo de formación de cálculos,
sobre todo en aquellos pacientes con factores de riesgo predisponentes.
Otras reacciones
adversas poco frecuentes que afectan al sistema urogenital en los pacientes
tratados con zonisamida incluyen amenorrea, disuria, hematuria, impotencia,
nocturia, poliuria, frecuencia urinaria, incontinencia urinaria, retención
urinaria, y urgencia urinaria. Más raras son la albuminuria, enuresis,
dolor en la vejiga, cálculos de vejiga, ginecomastia, mastitis,
y menorragia.
La pérdida
de peso fue la reacción adversa metabólica y nutricional
más frecuente en los pacientes que recibieron zonisamida. Otras
reacciones incluyen deshidratación, edema, edema periférico,
sed y aumento de peso. Raras veces se observan enzimas hepáticas
elevadas (SGOT y SGPT), hipoglucemia, hiponatremia, y aumento de la deshidrogenasa
láctica.
La equimosis
fue la reacción adversa hematológica más común.
Poco frecuentes fueron la anemia, anemia microcítica, inmunodeficiencia,
leucopenia, linfoadenopatía, petequias, y trombocitopenia.
|
|