DESCRIPCION
La nalbufina
es un opioide sintético con propiedades agonistas y antagonistas
que está químicamente emparentado con la naxolona (un
narcótico antagonista) y con la oximorfona (un potente analgésico
narcótico). La nalbufina se utiliza para el tratamiento del dolor
entre severo y moderado asociado a algunos desórdenes agudos
y crónicos como el cáncer, los cólicos renales
o biliares, la migraña y los dolores vasculares y para la analgesia
obstétrica durante el parto. Este fármaco no parece inducir
depresión respiratoria, al menos de una forma dosis-dependiente.
Mecanismo
de acción: la nalbufina tiene una actividad mixta de agonista/antagonista
de los receptores opioides. Estos incluyen los receptores µ (mu),
k
(kappa), y d (delta),
que han sido recientemente reclasificados como OP1 (delta), OP2 (kappa),
y OP3 (µ).
La actividad
de la nalbufina sobre los diferentes subtipos de receptores opioides
se asemeja a la de la pentazocina, si bien la nalbufina es más
potentre con antagonista de los receptores OP3 y tiene menos efectos
disfóricos que la pentazocina. Son los efectos agonistas de la
nalbufina en los receptores k-1 y k-2
los que facilitan la analgesia. Se cree que los efectos sobre los receptores
kappa producen alteraciones en la percepción del dolor así
como en la respuesta emocional al mismo, posiblemente alterando la liberación
de neurotransmisores desde los nervios aferentes sensibles a los estímulos
dolorosos. Como adyuvante de la anestesia, se cree que la nalbufina
protege el organismo frente a las agresiones ocasionadas por la cirugía.
Parádojicamente,
la nalbufina puede producir síndrome de abstinencia si se administra
a pacientes opiaceo-dependientes. Este efecto es debido a un antagonismo
sobre los receptores µ. Como la depresión respiratoria resulta
de la estimulación de los receptores µ, la nalbufina produce
menos depresión respiratoria que la morfina u otros agentes similares.
Por el contrario, la nalbufina produce más efectos disfóricos
que la morfina quizás debido a sus efectos estimulantes sobre
los receptores sigma.
Es posible
la aparición de un síndrome de abstinencia después
de una administración crónica de nalbufina, aunque siempre
será menos intenso que el producido por la morfina u otros agonistas
de los receptores µ. Los efectos farmacológicos observados después
de la unión de los opioides a sus receptores implican un segundo
mensajero tal como el AMP-cíclico que es sintetizado por la adenilato-ciclasa.
Los receptores opioides están acoplados a estos sistemas de segundos
mensajetos a través de una proteína G (así llamada
porque se fija al nucleótido de guanina). Las proteínas
G se localizan en la superficie de la célula igual que otros
muchos receptores y parece ser que interaccionan con los receptores
opiodes aumentando su afinidad hacia el opioide. La unión del
opioide al receptor estimula el intercambio de guanosina trifosfato
(GPT) por guanidina difosfato (GDP) en el complejo proteico G. A su
vez, la unión del GPT ocasiona la liberación de una proteína
G que actúa sobre la adenilato-ciclasa inhibiendo la producción
de ATP. El resultado final es una reducción de los niveles intracelulares
del AMP-cíclico.
Otras
investigaciones han demostrado que los receptores µ,
d y k
están asociados a canales iónicos y controlan el
flujo de los canales iónicos en las células. Los agonistas
m y k han sido asociados a un aumento
de los flujos de potasio y los receptores k a
una reducción de las corrientes de calcio en algunas células
localizadas en los sistemas nerviosos de animales y del hombre. Todos
estos efectos se traducen finalmente en la reducción de la liberación
de los neurotransmisores y también pueden estar mediados por
proteínas G.
La nalbufina
muestra algunos de los efectos fisiológicos de los agonistas
opiodes tales como un aumento del tono muscular en la porción
antral del estómago, en el intestino delgado (especialmente en
el duodeno), el intestino grueso y los esfínteres. La nalbufina
también reduce la secreción gástrica, la pancreática
y la biliar. Como resultado final se produce constipación y ralentización
de la digestión. El tono del músculo detrusor de la vejiga,
los uréteres y el esfinter es aumentado, lo que a veces ocasiona
retención urinaria. La hipotensión es probablemente debida
a un aumento en la secreción de histamina y/o a una depresión
del centro vasomotor en la médula, aunque este efecto es menor
con la nalbufina que otros agonistas opioides. La inducción de
náuseas y vómitos se debe posiblemente a un efecto directo
sobre los centros quimioreceptores.
Farmacocinética:
Debido a la extensa metabilización hepática que experimenta
la nalbufina no se puede administrar por vía oral. Por esta vía
los efectos analgésicos son menos de una quinta parte de los
que se observan por vía parenteral.
Después
de la administración de una dosis de 10 mg i.m. las concentraciones
plasmáticas máximas se observan a los 30 minutos. La administración
intravenosa produce unos efectos analgésicos mucho más
rápidos (entre 2 y 3 minutos), con unos efectos máximos
a los 30 minutos. Después de la inyección subcutánea,
las concentraciones máximas se obtienen al los 15-30 minutos
con una duración del efecto analçésico de 3 a 6
horas. La nalbufina se une muy poco a las proteínas de plasma
y atraviesa la placenta produciendo unas concentraciones iguales o mayores
que las observadas en el plasma. La semi-vida del fármaco es
de unas 5 horas en los sujetos normales y de 2.4 horas en la mujer durante
el parto. El metabolismo de la nalbufina tiene lugar en el hígado,
excretandose sus metabolitos en la orina, la bilis y las heces.
Toxicidad:
se han realizado estudios de carcinogenicidad a largo plazo en ratas
(24 meses) y ratones (19 meses) por vía oral en dosis de hasta
200 mg / kg (1,180 mg / m2) y 200 mg / kg (600 mg / m2) por día,
respectivamente . No hubo evidencia de un aumento de tumores en ninguna
es estas especies relacionadas con el clorhidrato de nalbufina. El máximo
recomiendan dosis humana en un día es de 160 mg por vía
subcutánea, intramuscular o intravenosa, o aproximadamente 100
mg / m2 / día para un sujeto de 60 kg.
El clorhidrato
de nalbufina no tuvo actividad mutagénica en la prueba de Ames
con cuatro cepas bacterianas, en los ensayos en ovario de hámster
chino o en el ensayo de intercambio de cromátidas hermanas. Sin
embargo, el clorhidrato de nalbufina indujo una mayor frecuencia de
mutación en el ensayo de linfoma de ratón. No se observó
actividad clastogénica en el ensayo de micronúcleos de
ratón del ensayo o en el ensayo de citogenicidad en médula
ósea en ratas.
La nalbufina
no afectó la fertilidad de ratas macho y hembra con dosis subcutáneas
de hasta 56 mg/kg/día.
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