INTERACCIONES
La leucovorina
es un folato reducido que, al administrarse con el metotrexato, circunvala
el bloqueo enzimático intracelular producido por este último
y permite que la síntesis de DNA tenga lugar. Por este motivo,
la leucovorina se utiliza como agente de rescate para reducir la toxicidad
del metotrexato en los tejidos normales. La monitorización de los
niveles de metotrexato determinará las dosis apropiadas y la duración
del tratamiento con leucovorina. Si las dosis de leucovorina no son las
adecuadas, el metotrexato puede producir una excesiva toxicidad hematológica
y gastrointestinal.
La leucovorina
parece interferir poco en la respuesta de las células tumorales
al metotrexato; en efecto, las células tumorales tienen una mayor
formación de poliglutamato de metotrexato y son más resistentes
a la acción de la leucovorina. El ácido fólico (vitamina
B9) no es efectivo como fármaco de rescate contra el metotrexato,
dado que necesita para su bioactivación de una enzima, la dihidrofolato-reductasa,
que es inhibida por el metotrexato. Por lo tanto, no se debe utiliza el
ácido fólico para prevenir la toxicidad del metotrexato.
En ningún caso, se debe aplicar a la leucovorina el nombre de "ácido
folínico". Además, el ácido fólico puede
competir con el metotrexato a la hora de entrar en las células.
Los fármacos
anti-inflamatorios no esteroídicos (AINES), no se deben administrar
antes, al mismo tiempo o después de dosis altas de metotrexato.
La administración concomitante de AINES con metotrexato aumenta
y prolonga las concentraciones séricas del mismo, pudiendo ocasionar
la muerte como resultado de una severa toxicidad hematológica y
gastrointestinal. Cuando se administran dosis bajas de metotrexato, se
deben tomar precauciones si se prescriben simultáneamente anti-inflamatorios
no esteroídicos. Se han administrado AINES conjuntamente con metotrexato
a pacientes con artritis reumatoide sin problemas aparentes. Debe hacerse
la observación, de que las dosis de metotrexato utilizadas en el
tratamiento de la artritis reumatoide son menores que las utilizadas en
los casos de enfermedades malignas o psoriasis. Son estas dosis más
altas las que pueden ocasionar episodios inesperados de toxicidad si se
administran al mismo tiempo anti-inflamatorios no esteroídicos.
En general,
los AINES reducen el aclaramiento del metotrexato, lo que resulta en unos
niveles séricos más altos y prolongados de metotrexato.
Además, el uso concomitante de los AINES y del metotrexato aumenta
el riesgo de una sangrado gastrointestinal en pacientes con trombocitopenia
inducida por el metotrexato.
La interacción
potencial entre el metotrexato y el celecoxib o rofecoxib no ha sido evaluada.
Por lo tanto, se recomienda vigilar cuidadosamente a los pacientes en
lo que se refiere a los síntomas tóxicos del metotrexato
si se administran al mismo tiempo estos fármacos. En un pequeño
estudio, la farmacocinética del metotrexato no fue afectada por
el celecoxib en pacientes artríticos tratados con la dosis de mantenimiento
de metotrexato. Por el contrario, se ha comunicado que el rofecoxib reduce
el aclaramiento del metotrexato.
Se deben
tomar precauciones cuando se administren salicilatos en combinación
con el metotrexato. Ambos tipos de compuestos son ácidos débiles
por lo que los salicilatos pueden afectar la secreción tubular
renal del metotrexato, aumentando el riesgo de toxicidad. Además,
los salicilatos pueden desplazar al metotrexato de su unión a las
proteínas del plasma, lo que incrementa también los efectos
tóxicos. Aunque el riesgo de una toxicidad por metotrexato es mayor
cuando se administran dosis altas, se recomienda una vigilancia cuidadosa
en enfermos con artritis a los que administren al mismo tiempo salicilatos
y dosis bajas de metotrexato. Se ha observado una incidencia significativamente
mayor de leucopenia en los pacientes que recibieron salicilatos durante
el tratamiento con metotrexato. Además, los salicilatos en grandes
dosis (> 6 g/día) pueden causar hipoprotrombinemia, un factor de
riesgo de sangrado adicional en los pacientes con trombocitopenia debida
al metotrexato.
El metotrexato
se encuentra parcialmente unido a las proteínas del plasma, por
lo que los fármacos que se unen fuertemente a las proteínas
del plasma, pueden desplazarlo aumentando el riesgo de toxicidad. Los
fármacos como las sulfonilureas orales, la fenitoína o las
sulfonamidas pueden causar serios problemas, aún cuando el metotrexato
se administre en dosis bajas como ocurre en la artritis reumática.
Por su parte,
el trimetoprim-sulfametoxazol, puede mostrar además, efectos aditivos
antifolato aumentando la supresión de función de la médula
ósea, debidos al trimetoprim.
Los antibióticos
orales como las tetraciclinas, el cloramfenicol o los macrólidos
pueden reducir la absorción intestinal del metotrexato o interferir
con su circulación enterohepática al suprimir la flora intestinal,
lo que reduce el metabolismo del fármaco por las bacterias. Además,
el cloramfenicol y las tetraciclinas pueden desplazar al metotrexato de
las proteínas del plasma a las que se encuentra unido. Se han descrito
casos de toxicidad cuando se administró doxiciclina a pacientes
tratados con altas dosis de metotrexato.
Las penicilinas
pueden reducir el aclaramiento renal del metotrexato, habiéndose
observado concentraciones séricas más altas de metotrexato
cuando se administraron penicilinas. Cuando se administren estos antibióticos
a pacientes bajo tratamiento con metotrexato, estos se deberán
vigilar cuidadosamente para evitar episodios tóxicos.
De igual
manera, el probenecid reduce la eliminación renal del metotrexato,
disminuyendo su secreción tubular. También se ha observado
que el probenecid disminuye el aclaramiento del metotrexato del líquido
cefalorraquídeo. Los pacientes que reciban esta combinación
de fármacos, deberán ser cuidadosamente vigilados.
Los fármacos
nefrotóxicos como la amfotericina B, los antibióticos aminoglucósidos
y el cisplatino pueden interferir con la eliminación renal del
metotrexato. También se ha comunicado que la amfotericina B puede
afectar la estructura de la membrana celular, lo que resulta en un aumento
de la penetración del metotrexato en las células.
Se ha comunicado
que el omeprazol retrasa la eliminación del metotrexato, debido
probablemente a que el omeprazol interfiere con una ATPasa renal. Aunque
solo se ha observado un caso, se deberán tomar precauciones si
se administran inhibidores de la bomba de protones conjuntamente con el
metotrexato, en particular cuando se utilizan altas dosis de este.
Los pacientes
que reciban fármacos hepatotóxicos tienen un mayor riesgo
de toxicidad hepática cuando se tratan al mismo tiempo con metotrexato.
Así, el etretinato ha mostrado aumentar las concentraciones séricas
de metotrexato y producir fetotoxicidad. Adicionalmente, del uso concomitante
de retinoides y metotrexato puede resultar una fotosensibilidad aditiva.
El metotrexato puede aumentar los efectos fotosensibilizantes de los fármacos
empleados en la terapia fotodinámica.
El uso simultáneo
del metotrexato con otros agentes que producen inmunosupresión
o que afectan a la médula ósea tales como los fármacos
antineoplásicos o los inmunosupresores, puede ocasionar efectos
aditivos. En algunos casos, estos efectos pueden ser beneficiosos, como
por ejemplo en el caso del infliximab. Cuando este anticuerpo monoclonal
se administró a pacientes inmunosuprimidos con metotrexato, se
redujo notablemente la producción de anticuerpos al infliximab
en comparación con los pacientes no inmunosuprimidos. Además,
la incidencia de reacciones adversas relacionadas con la infusión
de infliximab fue menor en estos pacientes. Los pacientes con artritis
reumatoide que recibieron metotrexato en combinación con infliximab
mostraron unos mayores niveles séricos de infliximab en comparación
con los que recibieron el anticuerpo monoclonal solamente. Sin embargo,
se desconoce el impacto que pueda tener una inmunosupresión con
metotrexato e infliximab sobre el desarrollo de enfermedades malignas.
Se han
comunicado interacciones entre varios corticosteroides y metotrexato.
La hidrocortisona ha mostrado reducir la síntesis de timidilato
por el metotrexato y disminuir la citotoxicidad de este in vitro. La prednisona
bloquea la inhibición de la síntesis de DNA inducida por
el metotrexato. La dexametasona y la prednisolona, por el contrario, no
interfieren con la citotoxicidad del metotrexato.
La respuesta
inmune de los pacientes inmunosuprimidos a las vacunas es muy reducida
por lo se requieren dosis más altas y más frecuentes. Aún
así, la inmunización resultante puede no ser óptima.
Las vacunas con virus vivos están contraindicadas durante el tratamiento
con antineoplásicos o inmunosupresores que podrían potenciar
la replicación del virus. De igual forma, los pacientes tratados
con metotrexato u otros inmunosupresores no deben ser expuestos a personas
que hayan recibido recientemente la vacuna oral contra el poliovirus.
Antes de ser vacunados, los pacientes deberán esperar entre 3 meses
y un año después de la discontinuación del tratamiento.
El metotrexato
y el 5-fluorouracilo inhiben la síntesis de la deoxitimidina monofosfato
y trifosfato mediante mecanismos diferentes pero parecidos, siendo posibles
varios tipos de interacciones. El metotrexato administrado 3—24 horas
antes que el 5-fluoruracilo aumenta la formación de flurouridina-trifosfato
y la mortalidad celular. El metotrexato inhibe la síntesis de novo
de las purinas ocasionando un aumento del fosforibosilpirofosfato, que
entonces puede ser utilizado para la conversión de 5-fluoruracilo
a fluorouracilo- monofosfato que se incorpora al RNA más rápidamente.
Adicionalmente, el pretratamiento con metotrexato reduce los niveles de
folatos reducidos que necesita la fluorodeoxiuridina-monofosfato para
unirse a la timidilato-sintasa. El pretratamiento con metotrexato también
resulta en la acumulación de deoxiuridina monofosfato que compite
con la fluorodeoxiuridina monofosfato para unirse a timidilato-sintasa.
Cuando el
5-fluoruracilo se administra antes que el metotrexato (0—24 horas), la
citotoxicidad del metotrexato es disminuida. Dado que el 5-fluoruracilo
inhibe la timidilato-sintasa, la conversión de los folatos reducidos
a FH2, que es inhibidor de la síntesis de novo de las purinas,
es bloqueada.
La secuencia
más favorable es, por lo tanto, la administración del metotrexato
previa a la del 5-fluoruracilo, lo que incrementa la toxicidad de este
hacia el RNA.
La L-asparaginasa
ha mostrado efectos terapéuticos sinérgicos o antagonistas
con el metotrexato según la pauta utilizada para la administración
de ambos fármacos. Cuando el metotrexato se administra 3-24 horas
antes que la L-asparaginasa, la L-asparaginasa bloquea los efectos antifolato
del metotrexato y reduce su toxicidad. Las células se hacen refractarias
al metotrexato durante los 10 días siguientes a una dosis única
de L-asparaginasa.
Por el contrario,
durante el período que sigue a la inhibición que produce
la L-asparaginasa sobre la síntesis de proteínas, la síntesis
del DNA está aumentada lo que conduce a una mayor sensibilidad
de las células al metotrexato. Se recomienda, por lo tanto, administrar
la L-asparaginasa al menos 10—14 días antes que el metotrexato,
o poco después.
El metotrexato
mejora la actividad citotóxica de citarabina, ya sea su administración
previa o posterior a la de esta. El mecanismo por el cual el metotrexato
potencia la citarabina es desconocido. Sin embargo, algunos estudios clínicos
en los que la citarabina y el metotrexato fueron administrados concomitantemente
por infusión a niños con leucemia no han mostrado efectos
beneficiosos de la combinación.
La vincristina
administrada entre 0—1 horas antes que el metotrexato bloqueó la
salida del metotrexato de las células. La administración
de vincristina a las 8-48 horas de la administración del resulta
en una mejora de los efectos terapéuticos del metotrexato y de
su recaptación por las células. Cuando el metotrexato se
utiliza con la 6-mercaptopurina, se observa un incremento del 30% en los
niveles plasmáticos de esta.
Debido a
los efectos trombocitopénicos del metotrexato cuando se usa como
fármaco antineoplásico, puede producir un riesgo aditivo
de sangrado en los pacientes que reciban un tratamiento anticoagulante,
trombolítico o antiagregante plaquetario con aspirina, cloruro
estroncio-89 u otros fármacos. Así, se ha observado una
incidencia de trombocitopenia significativamente mayor en los pacientes
que tomaron aspirina durante un tratamiento con metotrexato.
El metotrexato
administrado antes que la ciclofosfamida ha mostrado retardar la biotransformación
y probablemente la activación de este fármaco, mejorando
su eficacia. Por este motivo, la combinación de ciclofosfamida-metotrexato
forma parte de muchas pautas de tratamiento de cánceres (conjuntamente
con 5-fluoruracilo, con etoposide-dexametasona, etc)
La administración
concurrente de etoposide o de teniposide con metotrexato resulta en una
reducción del salida del metotrexato fuera de las células
y, en una recirculación del mismo. Tanto la eficacia como la toxicidad
del metotrexato pueden aumentar en estas combinaciones. Los resultados
parecen ser mejores cuando el etoposide se aplica 3 horas antes que el
metotrexato.
Estudios
in vitro, han puesto de manifiesto que el alopurinol administrado una
hora antes del metotrexato puede reducir los efectos terapéuticos
de este. Esta alteración de la actividad antitumoral puede ser
debida a una reducción del catabolismo del purinas producida por
el alopurinol, un potente inhibidor de la xantina-oxidasa. Se desconoce
el impacto clínico de esta interacción.
El metotrexato
puede reducir el aclaramiento de la teofilina, por lo que es conveniente
monitorizar los niveles de este fármaco si se administra concomitantemente
con el metotrexato. En un estudio en pacientes con leucemia o linfoma
y neurotoxicidad producida por el metotrexato, la teofilina atenuó
los síntomas de neurotoxicidad. En algunos estudios farmacológicos,
la teofilina ha mostrado reducir marcadamente los efectos antirreumáticos
del metotrexato en un modelo de artritis reumatoide en la rata. Se desconoce
la significancia clínica de esta interacción.
La administración
concomitante de metotrexato con azatioprina o sulfasalazina puede aumentar
el riesgo de hepatotoxicidad. Por otra parte, no se han comprobado beneficios
terapéuticos de la combinación de ambos fármacos,
al menos en la artritis reumatoide. Se ha asociado el uso concomitante
del metotrexato con otros fármacos antirreumáticos (sales
de oro, penicilamina y sulfasalazina) con una mayor incidencia de la toxicidad
pulmonar inducida por el metotrexato.
Datos preliminares
señalan que cuando se co-administran metotrexato y ciclosporina
a enfermos con artritis reumatoide, las concentraciones de metotrexato
aumentan en un 30%, mientras que las de su metabolito hidroxilado disminuyen
en un 80%. Las concentraciones de ciclosporina no parecen alterarse. Se
desconoce el significado clínico de esta interacción, dado
que amplios estudios clínicos con la combinación de ambos
fármacos en la artritis reumatoide han mostrado, por regla general,
una mejor eficacia sin aumento sustancial de las reacciones adversas.
El tacrolimus
ha sido administrado en combinación con el metotrexato para la
prevención del rechazo en el trasplante de médula ósea,
en la artritis reumatoide y en la enfermedad de injerto contra huésped.
En general, la combinación produjo una eficacia terapéutica
superior a la de los fármacos individuales, sin un aumento significativo
de las reacciones adversas.
Debido a
sus efectos tóxicos sobre las células progenitoras hematopoyética
de crecimiento rápido, el metotrexato, como otros fármacos
antineoplásicos, no se debe utilizan concomitantemente con productos
que inhiben los factores de crecimiento de estas células como son
el filgrastim, el sargamostim, y otros fármacos similares.
Algunos
fármacos antineoplásicos han mostrado reducir la absorción
de los comprimidos de digoxina debido a sus efectos sobre las mucosas
del tracto digestivo. La disminución de la absorción resulta
en unos niveles plasmáticos de digoxina un 50% menores que los
del pretratamiento, niveles que han sido clínicamente significativos
en algunos pacientes. Para evitar esta interacción deben elegirse
formulaciones de digoxina en cápsulas y monitorizar frecuentemente
a los enfermos para detectar precozmente cualquier pérdida de eficacia
de la digoxina si se tratan al mismo tiempo con metotrexato.
La administración
del metotrexato oral con las comidas puede retrasar su absorción
y reducir sus concentraciones plasmáticas, Se recomienda administrar
el metotrexato oral una hora antes o dos horas después de las comidas.
Debido a
su potencial hepatotoxicidad no se recomienda el consumo de bebidas alcohólicas
durante el tratamiento con metotrexato.
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