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DESCRIPCION
El betaxolol
es un antagonista adrenérgico beta-1 selectivo que se utiliza
sistémicamente y en oftalmología. A diferencia del pindolol
y del propranolol el betaxolol no posee una actividad simpaticomimética
intrínseca ni propiedades estabilizantes de la membrana. El betaxolol
es uno de los más potentes y selectivos beta-bloqueantes con
una actividad 9 veces superior a la del atenolol. Por este motivo, es
el beta-bloqueante de elección en pacientes con enfermedad pulmonar
broncoespástica.
Mecanismo
de acción: los antagonistas beta-adrenérgicos contrarrestan
los efectos de los neurotransmisores simpaticomiméticos como
las catecolaminas en sus correspondientes receptores. En dosis pequeñas,
el betaxolol bloquea de forma selectiva la estimulación adrenérgica
mediada por los receptores beta-1 del corazón y de los músculos
lisos vasculares. Como consecuencia de este bloqueo se produce una reducción
de la frecuencia cardíaca y del gasto cardíaco, una reducción
de la presión arterial tanto en reposo como durante el ejercicio
y una reducción de la hipotensión ortostática refleja.
Con dosis orales más elevadas (>20 mg/día) el betaxolol
puede igualmente bloquear competitivamente las respuestas beta-2 adrenérgicas
en los músculos lisos vasculares y bronquiales, produciendo broncoespasmo.
Las propiedades que hacen del betaxolol un fármaco útil
para la reducción de la hipertensión son sus efectos inotrópicos
y cronotrópicos negativos, la reducción del flujo renal
y la supresión de la liberación de renina por los riñones.
En general,
los beta-bloqueantes sin actividad simpaticomimética intrínseca
muestran efectos negativos en la insuficiencia cardíaca y sobre
el perfil lipídico y, además, pueden provocar una disfunción
sexual. El betaxolol parece tener pocos efectos sobre los lípidos
y no afecta las concentraciones plasmáticas de estos.
Se cree
que la reducción de la presión intraocular producida por
el betaxolol se debe a la producción reducida de AMP-cíclico
en el humor acuoso del ojo, aunque el mecanismo exacto es desconocido.
El betaxolol no afecta la agudeza visual, el tamaño de la pupila
y la acomodación y su uso prolongado no afecta a su eficacia
Farmacocinética:
después de su administración oral el betaxolol es absorbido
rápidamente en el tracto digestivo, exhibiendo una reducida metabolización
de primer paso, siendo su biodisponibilidad del 90% aproximadamente.
Después de la aplicación oftálmica, el paso del
fármaco a la circulación sistémica es mínima.
Después de una dosis oral de betaxolol, las concentraciones máximas
en el plasma se obtienen a las 3-4 horas. Los efectos beta-bloqueantes
aparecen igualmente a las 3-4 horas manteniéndose 24 horas. Después
de su aplicación oftálmica, se observa una reducción
de la presión intraocular a los 30 min-1 hora, siendo el efecto
máximo a las 2 horas y persistiendo unas 12 horas o más.
La administración de betaxolol oftálmico no tiene efectos
significativos sobre la frecuencia cardíaca, presión arterial
o función respiratoria. El betaxolol se une en un 50% a las proteínas
del plasma, sobre todo a la albúmina y la glicoproteína
ácida alfa-1. Atraviesa la barrera placentaria y se distribuye
en la leche.
Debido
a su carácter lipófilo, el betaxolol debe cruzar la barrera
hematoencefálica. El betaxolol produce 5 metabolitos, la mayoría
sin actividad farmacológica y se excreta por vía renal.
El metabolito hidroxilado tiene, sin embargo, una moderada actividad
beta-bloqueante. Solo el 15% o menos de betaxolol es eliminado en la
orina sin alterar. La semi-vida de eliminación del betaxolol
es, aproximadamente de una 15 horas, pero aumenta un 33% en los pacientes
con una insuficiencia renal que requiere la diálisis y se dobla
en los ancianos. Por este motivo se recomienda iniciar el tratamiento
con la mitad de la dosis de betaxolol en los ancianos y en los pacientes
con insuficiencia renal crónica. Una pequeña cantidad
de betaxolol se elimina por vía biliar, apareciendo en las heces.
El betaxolol no es eliminado por hemodiálisis o por diálisis
peritoneal.
INDICACIONES
Y POSOLOGIA
Tratamiento
de la hipertensión:
Administración
oral
- Adultos:
se recomienda iniciar el tratamiento con 10 mg una vez al día
como monoterapia o asociado a un diuréticos. Si al cabo de
7-14 días no se ha conseguido un control adecuado de la presión
arterial, la dosis puede ser doblada hasta 20 mg/día. Dosis
mayores (p.ej. 40 mg) no parecen producir beneficios adicionales,
por lo que 20 mg/día son la dosis máxima recomendada.
Si la respuesta deseada no es obtenida con esta dosis, puede añadirse
un diurético u otro fármaco antihipertensivo
- Ancianos
y pacientes debilitados: las dosis iniciales recomendadas son de 5
mg al día, dosis que pueden ser aumentadas hasta 20 mg/día
en función de la respuesta clínica.
- Niños:
la eficacia y seguridad del betaxolol en esta población no
han sido establecidas
Nota:
la discontinuación de un tratamiento con betaxolol debe hacer
se manera progresiva a lo largo de un período de unas 2 semanas.
Los pacientes deben ser cuidadosamente vigilados y deben realizar una
actividad física limitada
Tratamiento
de la hipertensión ocular y del glaucoma de ángulo abierto:
Administración
oftálmica
- Adultos:
instilar 1 -2 gotas de la solución al 0.5% de betaxolol dos
veces al día. En algunos pacientes, la reducción de
la presión intraocular requiere algunas semanas de tratamiento.
Si al cabo de este tiempo, no se ha conseguido controlar la presión
intraocular, pueden añadirse otros fármacos como la
pilocarpina, la epinefrina o inhibidores de la anhidrasa carbónica.
- Ancianos:
utilizar la misma posología que la de los adultos.
Tratamiento
de la angina estable:
Administración
oral
- Adultos:
se han utilizado dosis de 20 mg/día
En los
pacientes con enfermedades hepáticas no son necesarias reducciones
de las dosis. En los pacientes renales con aclaramiento de creatinina
< 60 ml/min comenzar el tratamiento con 5 mg/día y aumentar
progresivamente las dosis si fuese necesario.
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CONTRAINDICACIONES
Y PRECAUCIONES
La discontinuación
abrupta de cualquier fármaco beta-bloqueante, incluyendo el betaxolol,
puede inducir al desarrollo de una isquemia o infarto del miocardio,
arritmias ventriculares o una grave hipertensión, en particular
en pacientes con una enfermedad cardiovascular preexistente.
Los beta-bloqueantes
deben ser utilizados con precaución en los pacientes con tirotoxicosis
o hipertiroidismo debido a que pueden enmascarar la taquicardia propia
de estas condiciones. Además, la retirada de un beta-bloqueante
en un paciente hipertiroideo puede desencadenar una crisis tiroidea.
Los beta-bloqueantes
disminuyen la conducción a través del nodo atrio-ventricular
estando contraindicados en pacientes con bradicardia severa o bloqueos
AV.
Como regla
general, los beta-bloqueantes no deben ser utilizados en pacientes con
shock cardiogénico, o insuficiencia cardíaca congestiva,
en particular en aquellos que tengan la función ventricular izquierda
comprometida debido a los efectos inotrópicos negativos de estos
fármacos. Sin embargo, ocasionalmente estos fármacos,
administrados en dosis bajas, pueden ser útiles en estos pacientes.
Muchos beta-bloqueantes son utilizados en las cardiomiopatías
hipertróficas.
El tratamiento
en monoterapia con beta-bloqueantes debe usarse con precaución
en pacientes con feocromocitoma o angina vasospástica (angina
de Prinzmetal) debido al riesgo de una hipertensión opuesta a
una estimulación alfa. En el tratamiento del infarto de miocardio,
los beta-bloqueantes está contraindicados cuando la presión
arterial sistólica es < 100 mmHg.
El betaxolol
se debe utilizar con precaución en los pacientes diabéticos
no bien controlados. Los beta-bloqueantes pueden prolongar o aumentar
la hipoglucemia al interferir con la gluconeogenesis. Además,
pueden enmascarar algunos de los síntomas de la hipoglucemia
(taquicardia, palpitaciones, etc). Por el contrario no afectan a la
diaforesis y a la hipertensión producida por la hipoglucemia.
Como los beta-bloqueantes también pueden causar hiperglucemia,
los pacientes diabéticos que inicien un tratamiento con betaxolol
deberán monitorizar regularmente sus niveles de glucosa.
Los bloqueantes
beta-1 adrenérgicos, como el betaxolol, son los fármacos
de elección para los pacientes con asma o con enfermedades pulmonares
obstructivas, debido a su menor efecto sobre los músculos lisos
y bronquiales. A pesar de ello, deben tomarse precauciones en estos
enfermos, en particular si se administran dosis altas.
En los
pacientes con insuficiencia renal y en los ancianos deben utilizarse
dosis menores de betaxolol debido a un aclaramiento más reducido
del fármaco. Además, en los ancianos, la respuesta farmacodinámica
a los beta-bloqueantes es menos predecible, ya que a un aclaramiento
reducido, se unen un metabolismo hepático menor y una menor susceptibilidad
a los efectos antihipertensivos. Además, la circulación
periférica en esta población suele mostrar alteraciones
debidas a la edad. En estos pacientes existe un riesgo mayor a una hipotermia
inducida por los beta-bloqueantes.
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El betaxolol
se clasifica dentro de la categoría C de riesgo en el embarazo.
Por lo tanto, su administración a mujeres gestantes deberá
considerar los beneficios para la madre y los posibles riesgos para
el feto.
El betaxolol
se excreta en la leche materna y, por tanto, deberán tomarse
las precauciones necesarios durante la lactancia
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El betaxolol,
igual que los demás beta-bloqueantes están relativamente
contraindicados en pacientes con la enfermedad de Raynaud o con enfermedades
circulatorias periféricas. Al reducir el gasto cardíaco
y aumentar de forma relativa la estimulación alfa, estas enfermedades
pueden empeorar.
Los beta-bloqueantes,
incluyendo al betaxolol, se deben utilizar con precaución en
los pacientes con depresión. Igualmente, los beta-bloqueantes
pueden exacerbar la psoriasis y potenciar la debilidad muscular y la
visión doble en los pacientes con miastenia grave.
La solución
oftálmica de betaxolol contiene cloruro de benzalconio como preservativo,
sustancia que es absorbida por las lentes de contacto blandas.
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INTERACCIONES
Deben
tomarse precauciones cuando se inicia un tratamiento con betaxolol u
otro beta-bloqueante al mismo tiempo que se discontinua la clonidina.
Si este fármaco si discontinua de forma abrupta, puede producirse
un aumento importante de la presión arterial como consecuencia
de efectos a-adrenérgicos no opuestos. La retirada de la clonidina
se debe llevar a cabo gradualmente, instaurando el betaxolol también
de forma progresiva.
Pueden
producirse efectos hipotensores aditivos si el betaxolol u otros beta-bloqueantes
se administran concomitantemente con antagonistas del calcio, especialmente
con las 1,4-dihidropiridinas. Por otra parte, tanto el diltiazem como
el verapamilo tienen efectos significativos sobre la conducción
A-V. Deberán tomarse precauciones si el betaxolol se administra
con estos fármacos o con anti-arrítmicos como la amiodarona
que poseen efectos significativos sobre la conducción A-V.
Los efectos
antihipertensivos del betaxolol son aditivos a los de otros antihipertensivos.
Esta propiedad puede utilizarse en casos de hipertensiones refractarias,
si bien es posible que tengan que reducirse las dosis de cada fármaco.
En general, el betaxolol se puede combinar con otros fármacos
antihipertensivos, en particular con las tiazidas. Sin embargo, debe
evitarse el uso concomitante del betaxolol con la reserpina y otros
alcaloides de la rauwolfia debido a que la depleción de las catecolaminas
causadas por estos puede aumentar la incidencia de una hipotensión
ortostática.
Los beta-bloqueantes
tienen múltiples y complejos efectos sobre la regulación
de la glucosa. Los beta-bloqueantes pueden prolongar las hipoglucemias
al interferir con la gluconeogenesis hepática (que es secundaria
al bloqueo de la acción compensadora de la epinefrina) o pueden
inducir a hiperglucemias (al inhibir la secreción de insulina
y reducir la sensibilidad tisular a esta hormona). Como la secreción
de insulina esta modulada por los receptores beta-2, los beta-bloqueantes,
en particular los no selectivos, pueden antagonizar los efectos estimulantes
de las sulfonilureas sobre las células pancreáticas. Igualmente,
al reducir la sensibilidad tisular a la insulina, los beta-bloqueantes
pueden interferir con los efectos terapéuticos de la metformina
Adicionalmente, los beta-bloqueantes pueden enmascarar la respuesta
taquicárdica e hipertensiva a la hipoglucemia. Los beta-bloqueantes
selectivos como el acebutolol, atenolol, metoprolol, o penbutolol, antagonizan
los receptores beta2-menos que los agentes no selectivos y ocasionan
menos problemas sobre la regulación de la glucosa, aunque siguen
interfiriendo con los efectos cardíacos de la hipoglucemia.
Los anestésicos
generales pueden potenciar los efectos hipotensores de los beta-bloqueantes
y ocasionar una prolongada hipotensión. Los pacientes sometidos
a cirugía bajo anestesia general con anestésicos que tengan
efectos inotrópicos negativos, deberán ser vigilados cuidadosamente
para evitar insuficiencias cardíacas. Se han comunicado casos
de severa hipotensión y dificultades en restaurar el ritmo cardíaco
después de la cirugía en pacientes tratados con beta-bloqueantes.
El efecto
de los beta-bloqueantes puede ser reducido por la estimulación
cardíaca producida por la liotironina.
El uso
concomitante de los beta-bloqueantes con fármacos simpaticomiméticos
puede resultar en una antagonismo mutuo o puede ocasionar un efecto
alfa no opuesto. Los beta-bloqueantes no se deben usar simultáneamente
con estimulantes a-adrenérgicos como
la norepinefrina, la metoxamina o la fenilefrina.
Pese a
su selectividad hacia los receptores beta-1, el betaxolol puede antagonizar
los agonistas beta-2.
Existen
algunos datos, aunque limitados que sugieren que la bradicardia puede
empeorar cuando se añaden IMAOs a pacientes tratados con b-bloqueantes.
Aunque la bradicardia sinusal observad no fue muy severa, hasta que
se tengan más datos, los clínicos deberán usar
el acebutolol con precaución si se añaden IMAOs.
Aunque
los fármacos b-bloqueantes se utilizan
para tratar o reducir los signos y síntomas de la intoxicación
por cocaína, así como las manifestaciones cardiovasculares
subsiguientes al abuso de esta droga, debe tenerse cuidado de que no
se oponga una actividad a que puede ocasionar una profunda hipotensión,
bradicardia o paro cardíaco. Además, cocaína puede
reducir los efectos terapéuticos de los beta-bloqueantes.
Los AINES
pueden reducir los efectos antihipertensivos de los beta-bloqueantes.
Los pacientes tratados con atenolol para reducir su hipertensión
deberán ser vigilados por si se produjera una disminución
del efecto antihipertensivo.
El uso
combinado de beta-bloqueantes orales con betaxolol oftálmico
puede ocasionar un aumento en la reducción de la presión
intraocular. El uso del betaxolol con otros fármacos que reducen
la presión intraocular como los mióticos tópicos
o los inhibidores de la anhidrasa carbónica puede ser interesante
en algunos casos, aunque puede conducir a una reducción excesiva
de la presión intraocular.
La cevimelina
puede alterar la conducción y el ritmo cardíacos. Son
posibles alteraciones de la conducción en pacientes tratados
con cevimelina y beta-bloqueantes
El uso
conjunto de mefloquina y beta-bloqueantes puede ocasionar anomalías
del ECG y paros cardíacos.
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Estudios
in vitro han demostrado un efecto inotrópico positivo del jengibre
(Zingiber officinale). Es posible teóricamente, que el
jengibre pueda afectar la acción de los b-bloqueantes aunque
no existen datos clínicos. El majuelo, Crataegus laevigata
puede reducir la resistencia vascular periférica. El majuelo
se usa en combinación con fármacos antihipertensivos para
conseguir reducciones adicionales de la presión arterial. Por
los tanto, los pacientes tratados con esta planta medicinal que reciban
un fármaco capaz de reducir la presión arterial como el
betaxolol l deberán ser vigilados adecuadamente.
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REACCIONES
ADVERSAS
La mayoría
de las reacciones adversas del betaxolol son manifestaciones de su actividad
farmacodinámica. Las reacciones adversas más frecuentes,
observadas en > 2% de los pacientes son bradicardia sinusal, cefaleas,
mareos, fatiga, dispepsia y diarrea. El tratamiento con betaxolol hubo
de ser discontinuado en algunos casos de bradicardia sinusal, fatiga,
letargia, cefaleas e impotencia. La frecuencia y severidad de la bradicardia
aumentaron cuando se aumentaron las dosis de betaxolol.
Otros
efectos secundarios cardiovasculares incluyen hipotensión y bloqueo
aurículo-ventricular, pudiendo ser necesarios administrar simpaticomiméticos
o agentes presores. En algunos pacientes predispuestos, el betaxolol
puede producir una insuficiencia cardíaca que usualmente desaparece
al retirar el fármaco. Algunos efectos secundarios de tipo respiratorio,
observados con dosis de más de 20 mg de betaxolol incluyendo
disnea, faringitis, jadeos, rinitis e infecciones del tracto respiratorio
superior. Los pacientes con enfermedades broncoespásticas preexistentes
tienen un riesgo mayor de experimentar estas reacciones adversas.
Las reacciones
adversas sistémicas después del betaxolol oftálmico
son muy poco frecuentes pero deben ser consideradas en algunos pacientes
con riesgo (por ejemplo, en pacientes con asma, insuficiencia cardíaca
congestiva o diabetes). En algunos estudios se han observado astenia,
náusea/vómitos e insomnio.
Como ocurre
con otros beta-bloqueantes, el betaxolol está asociado al desarrollo
de anticuerpos anti-nucleares, aunque sus efectos en este sentido son
menores que los el atenolol y propranolol.
Se ha
comunicado mialgia durante el tratamiento con betaxolol aunque con una
incidencia similar a la del placebo. En cambio, son mas frecuentes la
artralgias y dolores musculoesqueléticos. En lo que se refiere
a las reacciones adversas hematológicas se han comunicado casos
muy poco frecuentes pero graves de agranulocitosis. Algunos beta-bloqueante
pueden causar hipertrigliceridemia y reducir las concentraciones plasmáticas
de las HDLs. Sin embargo, estos efectos son menores con los beta-bloqueantes
cardioselectivos como el atenolol. Sin embargo, no se conoce el comportamiento
del betaxolol en este sentido
Las reacciones
dermatológicas de los beta-bloqueantes, incluyendo el betaxolol,
suelen ser moderadas y pasajeras. Algunas de estas reacciones son prurito,
hiperpigmentación de la piel, alopecia, xerosis y dermatosis
exfoliativa.
En el
25% de los pacientes, el betaxolol oftálmico puede producir molestias
e irritación ocular. En menos del 5% de estos pacientes del betaxolol
produce lagrimeo
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PRESENTACIONES
- Betaxolol,
solución oftálmica al 0.5% ALCON
- Beroptic,
suspension al 0.5%
- Kerlone,
comp. 10 mg
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Monografía
revisada el 15 de Febrero de 2012.Equipo de redacción de IQB (Centro colaborador de La Administración Nacional de Medicamentos, alimentos y Tecnología Médica -ANMAT - Argentina).
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