CONTRAINDICACIONES
Y PRECAUCIONES
El zofenopril
está contraindicado en pacientes con hipersensibilidad al zofenopril,
a otros inhibidores de la ECA o a cualquiera de los componente de la
formulación.
El zofenopril
ha dado lugar en ocasiones a angioedema grave, con afectación
de lengua, glotis o laringe, por lo que se recomienda evitar su utilización
en pacientes que hayan desarrollado dicho angioedema previamente.
No se
ha establecido su seguridad y eficacia. en los pacientes con infarto
agudo de miocardio sometidos a hemodiálisis, insuficiencia renal
(creatinina sérica mayor a 2,1 mg/dl y proteinuria mayor a 500
mg/24 horas) o con insuficiencia hepática.
El zofenopril
no se debe administrar a pacientes con infarto agudo de miocardio hemodinámicamente
inestables, como en el caso de presión arterial sistólica
menor de 100 mm de Hg o con shock cardiogénico.
No se
ha evaluado la seguridad y eficacia del zofenopeul después del
trasplante de riñón, por lo que no se recomienda su utilización.
En los
pacientes con insuficiencia renal moderada a grave (CLcr menor de 45
ml/minuto) se produce una disminución de la eliminación
del zofenopril. Se recomienda proceder a un reajuste posológico
Se han
descrito casos de disminución de la funcionalidad renal transitoria
en pacientes tratados con inhibidores de la enzima de conversión
de la angiotensina, debido a una disminución de la velocidad
de filtración glomerular como consecuencia de la hipotensión
glomerular. Normalmente suele cursar con oliguria, azotemia progresiva
e incremento de los niveles de nitrógeno ureico (BUN) y creatinina
sérica. Muy raramente evoluciona hacia insuficiencia renal aguda.
Esta insuficiencia renal es especialmente frecuente en pacientes con
daño renal preexistente, ya sea bilateral como de la arteria
de un único riñón funcionante, tal y como ocurre
en caso de trasplante renal, o uso conjunto con diuréticos.
No se
ha evaluado la seguridad y eficacia del zofenopril en pacientes sometidos
a trasplante de riñón reciente, ni e caso de pacientes
con infarto de miocardio e insuficiencia renal, por lo que se recomienda
evitar su utilización.
En pacientes con alto riesgo de sufrir esta insuficiencia renal transitoria
se recomienda comenzar el tratamiento con las dosis más bajas,
interrumpiendo previamente el tratamiento con diuréticos, y extremar
las precauciones al aumentar la posología. Además se evaluará
periódicamente la funcionalidad renal mediante la determinación
del aclaramiento de creatinina y la determinación del nitrógeno
ureico (BUN). En caso de apreciarse un empeoramiento de la funcionalidad
renal, podría ser necesario disminuir la dosis de zofenopril
o suspender el tratamiento.
En pacientes
tratados con inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina
se han descrito en ocasiones reacciones adversas hepáticas graves,
caracterizadas por daño hepático, ictericia colestática
y en ocasiones fallo hepático fatal. Se desconoce el mecanismo
por el que aparece esta reacción adversa, por lo que se recomienda
extremar las precauciones en pacientes con daño hepático
previo, y suspender el tratamiento si el paciente presenta ictericia
o incremento de los niveles de transaminasas.
Los inhibidores
de la enzima de conversión de la angiotensina, al igual que otros
vasodilatadores, podrían reducir teóricamente el riego
de las coronarias, con el consiguiente riesgo de isquemia, debido a
que no disminuyen la postcarga tanto como otros fármacos antihipertensivos.
Se recomienda extremar las precauciones.
Se han
descrito casos de tos seca y persistente característica en pacientes
tratados con un zofenopril, especialmente entre las mujeres. Esta tos
suele aparecer en las primeras semanas de tratamiento y se muestra refractaria
al tratamiento con antitusivos. La tos por inhibidores de la enzima
de conversión de la angiotensina sólo suele desaparece
al abandonar el tratamiento, al cabo de 1-7 días, aunque en algunas
ocasiones la reducción de la posología o la administración
de fármacos como cromoglicato sódico inhalado, bupivacaína
inhalada o baclofeno oral se han mostrado eficaces. Por su parte, la
sustitución de zofenopril por otro inhibidores de la enzima de
conversión de la angiotensina no parece ser eficaz. En caso de
aparecer tos durante el tratamiento, imposible de eliminar, se recomienda
suspender el tratamiento.
En raras
ocasiones se ha observado la aparición de hiperpotasemia en pacientes
tratados
con inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina,
aunque en la mayoría de los casos fue leve y revirtió
a los pocos días, incluso en pacientes que continuaron el tratamiento.
Los pacientes con insuficiencia renal, diabetes mellitus, dieta con
sustitutos de sal común que lleven potasio o aquellos tratados
con fármacos que incrementen los niveles de potasio tienen mayor
riesgo de sufrir hiperpotasemia. Se recomienda evaluar periódicamente
los niveles de potasio.
El zofenopril,
así como otros inhibidores de la enzima de conversión
de la angiotensina, pueden mejorar la sensibilidad de la insulina y
la captación de glucosa por parte del músculo esquelético,
aumentando los efectos de los antidiabéticos orales y la insulina.
En pacientes diabéticos se recomienda controlar los niveles de
glucosa durante el primer mes tras iniciar un tratamiento con un inhibidores
de la enzima de conversión de la angiotensina, y si fuera necesario,
proceder a un reajuste posológico del antidiabético.
El captopril
ha dado lugar a fenómenos hematológicos como especialmente
en pacientes con insuficiencia renal, o en pacientes tratados con inmunosupresores,
alopurinol o procainamida. Aunque no existen suficientes datos que permitan
asociar estas discrasias a otros inhibidores de la enzima de conversión
de la angiotensina o al zofenopril, se recomienda realizar recuentos
hematológicos en estos pacientes antes de iniciar el tratamiento,
cada dos semanas durante los primeros tres meses, y posteriormente de
forma periódica. De igual manera, se aconseja realizar dicho
recuento en pacientes en los que aparezca fiebre, dolor de garganta,
o cualquier otro signo de infección. Si apareciese neutropenia,
se recomienda suspender el tratamiento.
Se han
registrado varios casos de pacientes tratados con inhibidores de la
enzima de conversión de la angiotensina que presentaron reacciones
de hipersensibilidad graves de tipo anafilactoide al ser picados por
diferentes insectos, como los himenópteros, o en caso de tratamientos
de desensibilización con venenos de abeja o avispa. Estas reacciones
anafilácticas
desaparecieron al suspender el tratamiento, pero reaparecieron al reiniciarlo.
Los inhibidores
de la enzima de conversión de la angiotensina se han asociado
en ocasiones a brotes de psoriasis, por lo que los pacientes con esta
enfermedad deberán extremar
las precauciones y comunicar a su médico cualquier empeoramiento
que observen en su enfermedad.
Los pacientes
con hiperaldosteronismo primario no suelen responder bien a fármacos
que actúan a través de la inhibición del sistema
renina-angiotensina-aldosterona, como los inhibidores de la enzima de
conversión de la angiotensina o los ARAII, por lo que no se recomienda
su utilización.
Es raro
que los inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina
den lugar a hipotensión en pacientes hipertensos no complicados.
Sin embargo, se han descrito casos de hipotensión severa tras
la primera dosis en determinados pacientes tratados con zofenopril,
especialmente aquellos con insuficiencia cardiaca, hipertensión
arterial grave dependiente de renina, pacientes con hipertensión
renovascular, personas con depleción hidrosalina, o situaciones
que predispongan a estos desequilibrios. La hipotensión podría
reducir la funcionalidad renal o favorecer la aparición de un
infarto agudo de miocardio o de una vasculopatía cerebral por
lo que se aconseja extremar las precauciones y evitar situaciones de
hipotensión en pacientes con insuficiencia coronaria o isquemia
cerebral.
Antes
de iniciar un tratamiento con un inhibidores de la enzima de conversión
de la angiotensina se recomienda normalizar los niveles hidroelectrolíticos,
reduciendo la dosis o suspendiendo el tratamiento con diuréticos
al menos 2-3 días antes, o un período de tiempo superior
en función de la duración de los efectos del diurético.
Se deben extremar las precauciones en estos pacientes, comenzando el
tratamiento con dosis menores, administrándolas preferiblemente
al acostarse, y aumentándolas cuidadosamente hasta la dosis de
mantenimiento adecuada. Se recomienda monitorizar estrechamente tanto
el inicio de la terapia como el ajuste de la dosis, en las dos semanas
posteriores, o por lo menos en las dos horas siguientes tras la nueva
dosis, hasta que la presión arterial se estabilice.
En caso de que se observase la aparición de hipotensión
sintomática, se recomienda colocar al paciente en posición
supina, y si fuera necesario, administrar fluidos parenterales o expansores
plasmáticos. Si la hipotensión persistiese tras varias
dosis, podría ser necesario reducir la posología del inhibidores
de la enzima de conversión de la angiotensina o incluso suspender
el tratamiento.
Es importante
controlar la presión arterial en pacientes que han sufrido un
infarto de miocardio y reciben zofenopril. Si el paciente experimenta
una presión arterial sistólica menor de 120 mm de Hg,
se recomienda no incrementar la dosis administrada. Si se experimentase
hipotensión (presión arterial sistólica menor a
100 mm de Hg), se continuará el tratamiento con la dosis previa
tolerada por el paciente. En caso de hipotensión severa (presión
arterial sistólica menor de 90 mm de Hg en dos medidas consecutivas
separadas al menos una hora), se recomienda suspender el tratamiento
con zofenopril.
En raras
ocasiones los pacientes tratados con un inhibidores de la enzima de
conversión de la angiotensina como el zofenopril pueden desarrollar
angioedema de extremidades, cara, labios, glotis, laringe, lengua y
otras membranas mucosas. El angioedema aparece normalmente al inicio
del tratamiento, aunque puede que se produzca en cualquier momento,
y suele ser leve. El angioedema intestinal puede cursar con dolor abdominal.
El angioedema desaparece normalmente al suspender el inhibidores de
la enzima de conversión de la angiotensina, y si no fuera así,
suele responder bien al tratamiento con antihistamínicos o corticoides.
Sin embargo, en ocasiones puede ser grave e incluso potencialmente fatal,
especialmente si afecta a la lengua, glotis o laringe, produciendo la
asfixia del paciente. En este caso, se recomienda suspender el inhibidores
de la enzima de conversión de la angiotensina, instaurar un tratamiento
de urgencia con epinefrina subcutánea 1:1000 (0,3-0,5 ml) o intravenosa
lenta 1 mg/ml, e incluso hospitalizar al paciente, manteniéndole
bajo estrecha vigilancia de 12-24 horas, controlando el ECG y la presión
arterial hasta la desaparición completa de los síntomas.
Este angioedema parece ser especialmente frecuente en pacientes de raza
negra, por lo que se recomienda vigilarlos estrechamente. De igual manera,
los pacientes con angioedema hereditario o idiopático muestran
especial predisposición a padecerlo, por lo que se recomienda
evitar la utilización del zofenopril en estos pacientes.
Reacciones
de hipersensibilidad. Se han descrito casos de reacciones anafilactoides
en pacientes sometidos a con membranas de diálisis de alto flujo
de poliacrilonitrilo metilsulfato como el AN69, utilizadas especialmente
en caso de diálisis de urgencia o hemofiltración. Estas
reacciones se han comunicado además en pacientes con hiperlipidemia,
tratados con eliminación extracorpórea por aféresis
de LDL con columnas de sulfato de dextrano. Por lo tanto, en estos casos
se recomienda utilizar otras técnicas más seguras.
Se han
descrito algunos casos de reacciones de fotosensibilidad con inhibidores
de la enzima de conversión de la angiotensina, por lo que se
recomienda evitar la exposición directa a la luz del sol o a
la ultravioleta sin protección adecuada (filtros solares, ropa)
hasta comprobar la tolerabilidad del medicamento.
En general,
se considera que los fármacos activos en el sistema renina-angiotensina-aldosterona
(inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina y
ARAII) son poco eficaces en pacientes de raza negra, como consecuencia
de que los pacientes de esta raza suelen presentar niveles bajos de
renina. Se recomienda seleccionar otro tipo de antihipertensivos en
estos pacientes, y si fueran necesarios, vigilar estrechamente su eficacia.
De igual manera, en estos pacientes es más común la aparición
de angioedema.
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