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La tromboflebitis es la inflamación de una vena como consecuencia de una trombosis. La trombosis es la formación de un coágulo en el interior de una vena, y la flebitis es la inflamación de una vena en general (por ejemplo, puede producirse flebitis después de mantener un goteo intravenoso, o después de un golpe en una vena o por una infección próxima a una vena) Los síntomas de la tromboflebitis son dolor y tumefacción de las áreas situadas en los alrededores de la inflamación, y muy frecuentemente aunque no siempre, enrojecimiento de la piel. La tromboflebitis puede afectar a una vena situada en el interior de un órgano o de una extremidad (por ejemplo cuando se produce una trombosis venosa profunda) o por el contrario puede ser una tromboflebitis superficial, cuando el cóagulo se forma en una vena situada bajo la piel. Causas La tromboflebitis superficiales pueden producirse cuando una de las venas que corren debajo de la piel es objeto de un trauma, como por ejemplo la administración de un fármaco irritante por vía intravenosa, o porque las venas ya están enfermas como ocurre en las varices o, en algunos individuos propensos, por estar inmovilizados durante mucho tiempo. Por ejemplo, existe un riesgo de tromboflebitis en los pacientes que deban permanecer durante mucho tiempo en la cama, o en los que viajan en avión y permanecen muchas horas sentados (en este último caso, se habla del síndrome de la clase turística). También tienen un riesgo de padecer la trombosis de una vena superficial (y la consiguiente tromboflebitis) las mujeres que toman anticonceptivos orales. La tromboflebitis puede estar asociada a otras enfermedades o padecimientos como son los cánceres abdominales, la enfermedad de Buerger, y por supuesto la trombosis venosa profunda) Diagnóstico El diagnóstico se obtiene sobre todo por el aspecto de la zona afectada. La medida del pulso, presión arterial, temperatura, estado de la piel y determinación de la circulación ayudan a definir el diagnóstico. Si la causa de la tromboflebitis no es identificada, pueden ser necesarias algunas pruebas, como son el examen de la circulación de las venas por ultrasonografía Doppler, venografía del miembro afectado, o estudios sobre la coagulación de la sangre, incluyendo análisis de sangre especiales para comprobar si existen déficit en alguno de los factores que intervienen en el mecanismo de la coagulación (en particular de un factor anticoagulante denominado antitrombina III). Cuando la tromboflebitis se debe o está asociada a otra condición, esta también es investigada por el médico. Prevención Si la tromboflebitis se debe a la frecuente administración de medicaciones intravenosas, cambiar los lugares de la inyección ayuda a evitar problemas. En los sujetos inmovilizados, los masajes de las piernas y brazos suelen prevenir la aparición de tromboflebitis y en los aviones se recomienda mover las piernas, levantarse del asiento y masajearse los miembros a menudo. Aunque la tromboflebitis superficial no suele producir complicaciones, en algunos casos raros pueden desarrollarse celulitis (infecciones en la zona afectada), necrosis (muerte de los tejidos afectados), trombosis venosa profunda o embolia pulmonar Tratamiento Una vez que se ha producido la tromboflebitis, el tratamiento consiste en primer lugar en eliminar la causa de la misma. Por ejemplo, si ha sido producida por una infección, esta se debe tratar con antibióticos; si se debe a un problema de coagulación, se administran anticoagulantes. Seguidamente se suelen administrar analgésicos o/y anti-inflamatorios para reducir el dolor y la inflamación, anticoagulantes para evitar que vuelvan a producirse coágulos y, en algunos casos trombolíticos para disolver el coágulo. La inflamación puede reducirse evitando la presión sobre el área afectada o, en el caso de las piernas, elevando estas un poco. La eliminación quirúrgica del coágulo es pocas veces necesaria, pero en ocasiones es la única solución posible. En general, las tromboflebitis responden bien a un rápido tratamiento médico y las medidas que se toman son para evitar que puedan repetirse en el futuro. Por regla general en una o dos semanas desaparecen todos los síntomas y signos asociados a la misma, aunque el endurecimiento de la vena donde se ha producido puede tardar algo más desaparecer. |