TUMORES DE LA PIEL

INTRODUCCION

Los tumores de la piel o neoplasias cutáneas son mucho más frecuentes en los viejos que en los jóvenes: la variedad más abundante es la de los epiteliomas, tumores procedentes de las células epidérmicas y, especialmente, del epitelio de revestimiento. Otros tumores de origen epidérmico son los melanomas que proceden de los melanocitos (las células que contienen el pigmento cutáneo llamado melanina)

En el 90% de los casos, los epiteliomas aparecen en la cara y en las manos, es decir, en las zonas cutáneas «expuestas» a la luz del sol y a los diversos factores ambientales, en las que el envejecimiento de la piel tiene lugar con formas y efectos distintos respecto a la piel de las regiones usualmente cubiertas, como, por ejemplo, el abdomen.

Envejecimiento de la piel
La piel de las manos y de la cara de las personas que han estado largo tiempo al aire libre y al sol es delgada, de color marrón oscuro, cubierta de manchas de tonalidades diversas, formando pliegues con facilidad y poco elástica. Con gran frecuencia, se observa la presencia de manchas elevadas, de color marrón amarillento cetrino, rugosas al tacto, de consistencia córnea, llamadas queratosis seniles. Estas zonas pueden degenerar con gran facilidad en epiteliomas, recibiendo el nombre de «precancerosas»

Las lesiones más evidentes que el envejecimiento produce en la piel no se refieren a la capa superficial de la piel (epidermis) sino a la dermis subyacente, cuya exacta arquitectura se ve notablemente alterada. La degeneración de algunas de las células de estas lesiones de la epidermis o dermis a cancerosas suele ocurrir en un 25% a un 30% de los casos denominándose por esta razón esta situación como de precancerosis.

Se conocen varios tipos de precancerosis cutáneas: la alteraciones congénitas como los nevos (raramente degeneran en melanomas) o las neoformaciones que aparecen en los primeros años de vida en miembros de la misma familia como el xeroderma pigmentoso; las dermatitis crónicas, como el lupus tuberculoso; las queratosis producidas por el sol y oros agentes físicos y los procesos hipertróficos como las verrugas seniles

LOS EPITELIOMAS

Las más frecuentes e importantes formas de epitelioma son dos: la basocelular y la espinocelular, que se originan res-
pectivamente de las células de la capa basal y de las de la capa espinosa degeneradas en sentido neoplásico. Existen formas mixtas, llamadas metatípicas, que son formas metastásicas secundarias a epiteliomas de órganos
internos, y, finalmente, epiteliomas anexiales, que se originan en los anexos cutáneos (pelos, etc.).

Los epiteliomas in situ son neoformaciones que, al examen histológico, junto a células perfectamente normales, muestran células tumorales. Tras un período de latencia más o menos largo, estos epiteliomas se transforman bruscamente en otros con propiedades de difusión en los tejidos que los rodean. Por tanto, precisan medidas terapéuticas similares a las adoptadas contra los tumores propiamente dichos. Los más conocidos son: la enfermedad de Bowen, la enfermedad de Paget y el epitelioma intraepidérmico.

Epitelioma basocelular o basiloma.

EI epitelioma basocelular es un tumor de la edad avanzada que aparece casi siempre en las partes expuestas de individuos ancianos. El aspecto inicial es el de una lenteja, indoloro, de consistencia aumentada, con un pequeño enrojecimiento periférico; en su cima, hay una gruesa costra hemática. Bajo la costra existen ulceraciones con fondo sangrante. Es característica del basiloma la lentitud de evolución (hasta 10 años) y su malignidad puramente local: no da nunca metástasis. Si se le deja evolucionar, las lesiones locales son gravísimas; la invasión lenta, pero constante, y su tendencia a ulcerarse dan lugar a una destrucción masiva de una parte de la cara.
La relativa benignidad clínica del basiloma ha planteado el problema de su verdadero origen; hoy muchos lo conside-
ran un hamartoma,es decir, un tumor de restos embrionarios y, por tanto, de naturaleza benigna:. Así, pues, procedería del germen epitelial primario del que se desarrollan los anejos cutáneos.

Epitelioma espinocelular o cancroide

Esta variedad afecta también preferentemente a los ancianos y se localiza en la cara, por otra parte, no es excepcional encontrarlo también en el pene, en el escroto y en el clítoris. Su aspecto inicial es el de un nodulito grisáceo, duro, recubierto de costras hemáticas. Su crecimiento es rápido y también la ulceración de su superficie y la invasión de los tejidos que le rodean. Esta evolución le distingue del epitelioma basocelular.
La infiltración afecta e interesa también a las terminaciones nerviosas, provocando atroces dolores; en su progresión
acaba por invadir los vasos linfáticos y los ganglios regionales, desplazándose cada vez más lejos del punto de origen.
El epitelioma espinocelular tiene, pues, un pronóstico reservado y precisa intervenciones radicales y oportunas.
El cáncer se origina de las células epiteliales espinosas que se presentan en agrupaciones o cordones irregulares que
rodean a acúmulos de laminillas córneas dispuestas en filas concéntricas, altamente características (globos córneos).

TRATAMIENTO

El arma más eficaz que poseemos, hasta el momento, para defendernos de los tumores es la oportunidad del
diagnóstico y del tratamiento. Toda neoformación sospechosa, que dure cierto tiempo, con tendencia a sangrar ya
recubrirse de costras hemáticas, debe someterse a control médico. Establecido el diagnóstico de sospecha o de certeza, eventualmente haciendo una biopsia, es decir, el examen al microscopio de un fragmento de tejido, no hay que perder tiempo inútil. El tratamiento puede ser quirúrgico o radio lógico.

El quirúrgico, más radical, se prefiere en los casos de epitelioma espinocelular: la extirpación debe ser amplia,
bastante más allá de los límites de la lesión. El radiológico utiliza la «terapéutica de contacto» (aplicación de rayos X en contacto directo con la piel) que tiene un óptimo campo de acción en las precancerosas y en la variedad basocelular de los epiteliomas. La radioterapia puede sustituir eficazmente al tratamiento quirúrgico en determinadas condiciones.
La diatermocoagulación con bisturí eléctrico se reserva para las formas superficiales que aparecen en zonas de poca
importancia cosmética. Después del tratamiento terapéutico, hay que controlar regularmente al enfermo durante algunos años.