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DESCRIPCION Tocoferol es un nombre genérico para una familia formada por 8 compuestos con actividad de vitamina E. La forma más común es el tocoferol alfa, que se suele añadir a los suplementos vitamínicos y que se utiliza también como antioxidante con la denominación E-307. Todos los tocoferoles tienen en común un anillo de cromanol, un alcohol aromático cuyo grupo OH puede donar fácilmente un hidrógeno y reducir los radicales libres, y una cadena alifática lateral lipófila que los hace liposolubles y, por tanto, capaces de penetrar en las membranas biológicas. Para que tengan actividad biológica, los tocoferoles deben tener una determinada conformación óptica y, por lo tanto, cuando se sintetizan, solo los isómeros D retienen la actividad. En la naturaleza, los tocoferoles son siempre dextrógiros. Según su contenido en grupos -CH3 o en dobles enlaces en la cadena lateral, los tocoferoles muestran una mayor o menor actividad como vitamina E La vitamina E fue descubierta en la década de 1920 como un factor liposoluble que era necesario para evitar la muerte fetal y las resorciones en los roedores. Cuando su estructura química fue finalmente dilucidada recibió el nombre derivado del griego tokos = nacimiento y ferein = portador. Hoy día se sabe que la vitamina E juega un importante papel en el metabolismo de todas las células y que su deficiencia puede ocasionar serias patologías.
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Mecanismo de acción: la vitamina E es el más importante antioxidante liposoluble de las células. Localizada en la parte lipídica de las membrana biológicas protege los fosfolípidos de las mismas del ataque de los radicales libres. La vitamina E secuestra los radicales libres reduciéndolos a metabolitos menos activos. Forma parte de un conjunto de factores del sistema de defensa antioxidante celular, sistema que incluye enzimas como la superóxido dismutasa, la glutation peroxidasa, la catalasa, etc y otros factores no enzimáticos como el ácido úrico o el glutation. Muchos de estos factores son, además dependientes de otros nutrientes esenciales como el selenio, el cinc o el cobre. Por lo tanto, la función antioxidante de la vitamina E puede ser afectada por el estado nutricional con respecto a uno o varios nutrientes. Esto se pone de manifiesto en algunas enfermedades debidas a deficiencias graves (p.ej. miopatías o desordenes vasculares) en las que la vitamina E puede ser intercambiada por selenio. La función antioxidante de la vitamina E y los factores que forman parte del sistema antioxidante pueden ser fundamentales para proteger a los organismos frente a condiciones relacionadas con el estrés oxidativo como la artritis, el cáncer, las cataratas, la diabetes, etc. Además de sus propiedades antioxidantes, la vitamina E está implicada en la función inmunológica, la transmisión intracelular de señales, la regulación de la expresión de los genes y otros procesos metabólicos. Así, el a-tocoferol inhibe la actividad de la proteína kinasa C, una enzima que modula la proliferación celular y la diferenciación en las células lisas musculares. También está presente en las células epiteliales que tapizan la superficie interna de los vasos sanguíneos lo que reduce la adhesión de algunos de los componentes de la sangre,. Adicionalmente, aumenta la expresión de dos enzimas que inhiben la síntesis del ácido araquidónico, lo que se traduce en un aumento de la liberación de prostaciclina del endotelio, con el subsiguiente efecto antiagregante plaquetario y vasodilatador Farmacocinética: la vitamina E se absorbe en la parte superior del intestino delgado mediante difusión micelar y, por tanto requiere de la presencia de ácidos biliares y de una función pancreática adecuada. Los derivados acetilados o esterificados de la vitamina E (p.ej. el acetato de tocoferilo) se absorben después de ser hidrolizados por esterasas de la mucosa intestinal. La absorción de la vitamina E es muy variable oscilando entre el 20 y 70%. La vitamina E absorbida es capturada por los quilomicrones y las lipoproteínas de muy baja densidad (VLDLs) e introducida en la circulación linfática. Seguidamente, pasa al hígado donde una parte se incorpora a las HDLs. Una vez en la circulación sanguínea, la vitamina E de las VLDLs y HDLs puede penetrar en las células mediante un mecanismo que implica una lipoproteína lipasa (para desprender la vitamina de las lipoproteínas), un receptor situado en la membrana celular y una proteína transportadora TBP (Tocopherol-Binding-Protein) que facilita el transporte intracelular de la vitamina. En las células no adiposas, el tocoferol se localiza casi exclusivamente en las membranas celulares, mientras que en los adipocitos se encuentra en la fase lipídica. El metabolismo de la vitamina E es bastante limitado y se debe casi exclusivamente a su función antioxidante. En presencia de un radical libre ROO. , el tocoferol cede un hidrógeno pasando a ser un radical a-tocoferoxilo (que es mucho mas estable que cualquier otro radical libre, al deslocalizarse la carga en el anillo aromático), que pasa a tocoferilquinona biológicamente inactiva. Esta es finalmente reducida a tocoferilhidroquinona, la cual es excretada en la bilis en forma de conjugado glucurónido. Debido a su carácter lipófilo, la eliminación urinaria en condiciones normales es prácticamente nula. Unidades de medida: dado que en los diversos alimentos, la vitamina E puede aparecer un una cualquiera de sus formas, cada una de las cuales tiene una diferente actividad biológica, se ha introducido un sistema de medida en el que una Unidad Internacional de vitamina E (UI) equivale a la actividad de 1 mg del acetato de a-tocoferilo. Sin embargo, mas recientemente la actividad de la vitamina E se mide en equivalentes de a-tocoferol, de manera que 1 mg de a-tocoferol es 1 a-TE y 1 mg de g-tocoferol, mucho menos activo, equivale a 0.1 a-TE . Cantidades diarias recomendadas A partir de 1989 se definen las cantidades diarias recomendadas de los nutrientes esenciales, incluyendo las vitaminas. En el caso de la vitamina E, las cantidades diarias recomendadas son
Fuentes de vitamina E Las fuentes de vitamina E son muy numerosas. Los alimentos más ricos en a-tocoferol son la nueces, las semillas y los aceites vegetales. También se encuentran cantidades importantes en las hojas de las verduras y en algunas frutas. Se pueden encontrar los contenidos en tocoferoles de un gran número de alimentos en la base de datos de nutrientes del U.S. Department of Agriculture's (USDA's) http://www.nal.usda.gov/fnic/foodcomp/search). Como los tocoferoles son insolubles en agua, no suelen ser destruidos en la cocción, pero si pueden perderse cuando los alimentos que los contienen se fríen en aceite Los suplementos de vitamina E aportan usualmente solo el a-tocoferol, aunque ocasionalmente se encuentra productos con todos los tocoferoles, e incluso con los tocotrioles. El a-tocoferol producido sintéticamente es una mezcla de los dos estereoisómeros posibles (deben estar etiquetados como "DL" o "dl") de los cuales el organismo sólo aprovecha el isómero D. A menudo, el a-tocoferol de los suplementos vitamínicos viene de forma esterificada más estable y con una caducidad más larga. Estos ésteres son hidrolizados en el intestino y el a-tocoferol aprovechado como la forma no esterificada La mayor parte de los suplementos vitamínicos aportan más de 100 UI de vitamina E, cantidades que exceden en mucho la cantidad diaria recomendada. Deficiencia de vitamina E Es bastante rara la deficiencia en vitamina E, y por tanto, también lo son las manifestaciones clínicas. Cuando existe una deficiencia notoria, los órganos diana pertenece al sistema neuromuscular, vascular y reproductor. En el sistema neuromuscular, la deficiencia en vitamina E tarda entra 5 a 10 años en producir síntomas que se caracterizan por pérdida de reflejos en los tendones profundos, alteraciones en el equilibrio y la coordinación, debilidad muscular y alteraciones visuales. En los niños prematuros con muy poco peso al nacer (< 1.500 g) puede haber deficiencia de vitamina E y la administración de suplementos puede reducir el riesgo de complicaciones en particular las que afectan a la retina. Pero, en cambio, aumenta el riesgo de infecciones. Debido a que el tracto digestivo requiere grasas para la absorción de la vitamina E, los sujetos con síndromes de mala absorción de grasas, pueden adquirir una deficiencia en vitamina E. Los síntomas de esta deficiencia incluyen neuropatía, ataxia, miopatía esquelética, retinopatía y deficiencias de las respuestas inmunológicas. En algunos pacientes con enfermedad de Crohn, fibrosis quística o con disfunción biliar puede ser difícil o imposible la absorción de vitamina, siendo entonces necesaria la administración de formas solubles de vitamina E (como el succinato de tocoferilo-polietilenglicol-1000) Los pacientes con abetalipoproteinemia, una enfermedad hereditaria que se traduce en una mala absorción de grasas, pueden ser necesarias grandes cantidades de suplementos de vitamina D (hasta 100 mg/kg de peso o 5-10 g/día. La deficiencia de vitamina E en la abetalipoproteinemia se traduce en debilidad muscular, neuropatías y degeneración de la retina que puede conducir a la ceguera. Una enfermedad rara de carácter congénito es la AVED (Ataxia y deficiencia de vitamina E) que se debe a la mutación o ausencia de la proteína de transporte del a-tocoferol, una proteína de 278 aminoácidos codificada por un gen situado en 8q13.1-q13.3. Se caracteriza por degeneración espinocerebelar, ataxia y areflexia que se desarrolla a partir de los 13 años. La administración de 400 a 1200 UI de vitamina E mantiene unos niveles normales en sangre mejorando la función neurológica de estos pacientes. Mucho se ha escrito acerca del potencial de la vitamina E para promover la salud y para prevenir y tratar enfermedades, en particular por sus efectos antioxidantes. En efecto en las últimas dos décadas se ha comprobado un papel cada vez más importante de los radicales libres en la inflamación, agregación plaquetaria, cáncer y envejecimiento en general y de los productos capaces de neutralizar estos efectos. En el caso de la vitamina E, existe una evidencia bastante consistente de su papel en las enfermedades coronarias, cáncer, alteraciones oculares, y declive de la función cognitiva. Enfermedad coronaria: Son muy numerosos los estudios "in vitro" que la vitamina E inhibe la oxidación de las lipoproteínas de baja densidad (LDLs) que se considera como el primer paso para el desarrollo de la arteriosclerosis. Por otra parte, la vitamina E puede ayudar a prevenir la formación de coagulo's que pueden ocasionar un infarto o un tromboembolismo. Varios estudios observacionales han permitido asociar una menor incidencia de ataques cardíacos a un mayor consumo de vitamina E. En un estudio realizado en unas 90.000 enfermeras, se observó una incidencia de enfermedades coronarias un 30-40% menor en aquellas que consumían suplementos de vitamina E. En otro estudio realizado en Finlandia en más de 5100 sujetos a lo largo de 14 años, el consumo de vitamina E estuvo igualmente asociado a un menor número de muertes con enfermedad coronaria. Sin embargo en otros estudios, aleatorizados y doble ciego, no se ha confirmado que la vitamina D ejerza protección alguna frente a los ictus e infartos. Así, en el estudio HOPE (Heart Outcomes Prevention Evaluation) en 10.000 pacientes que consumieron 400 IU/día durante 4.5 años, no se observaron diferencias significativos con los que fueron tratados con placebo. En el estudio clínico más reciente (2008) sobre la vitamina E y la enfermedad coronaria participaron 15.000 médicos de unos 50 años que fueron asignados de forma aleatorizada a un tratamiento con 400 UI de a-tocoferol cada dos días, a 500 mg/día de vitamina C, a ambas vitaminas C y E y a placebo. Los 4 grupos fueron seguidos durante un total de 8 años, son que se observase ningún efectos de las vitaminas E y C sobre la incidencia de infartos, ictus o mortalidad cardiovascular. Por el contrario, el consumo de vitamina E estuvo asociado a una mayor incidencia de riesgo de ictus hemorrágico Cáncer: Es un hecho generalmente aceptado que los nutrientes antioxidantes como la vitamina E protegen a los constituyentes celulares del daño producido por los radicales libres, daño que de no ser neutralizado puede contribuir al desarrollo del cáncer. La vitamina E puede igualmente bloquear la formación de nitrosaminas cancerígenas que se forman en el estómago a partir de los nitritos de los alimentos al mismo tiempo que estimula la función inmunitaria. Los estudios clínicos realizados para comprobar esta propiedad de la vitamina E no han aportado evidencias concluyentes. En varios grandes estudios en los que se intentó relacionar un mayor consumo de vitamina E con un menor incidencia del cáncer de mama (en más de 18.000 mujeres) y de próstata (en mas de 29.000 hombres), el consumo de 400 IU/día de vitamina E no aportó a los sujetos ningún beneficio en particular con la excepción de los fumadores: el consumo de 400 UI/día o más vitamina E estuvo asociado a una reducción del 71% del cáncer de próstata en pacientes fumadores o que habían dejado de fumar. Otros muchos estudios han producido resultados inconsistentes. En algunos casos se ha observado un cierto efecto preventivo, en otros los suplementos de vitamina E no han aportado ningún beneficio Alteraciones oculares : La degeneración macular asociada a la edad y las cataratas son la causa más frecuente de ceguera en las personas mayores. Aunque se desconoce su etiología, se acepta que los efectos acumulativos del estrés oxidativo podrían un papel importante y, por tanto, que los nutrientes con propiedades antioxidantes como la vitamina E podrían prevenir estas patologías Varios estudios prospectivos han mostrado que el consumo de vitamina E (> 30 UI/día) reducen en un 20% el riesgo de desarrollar degeneración macular. En el estudio AREDS ( Age-Related Eye Disease Study), un amplio estudio clínico aleatorizado en pacientes con degeneración macular en estadio precoz, se observó que la administración de un suplemento de 400 UI de vitamina E, 500 mg de vitamina C, 15 mg de beta-caroteno, 80 mg de cinc y 2 mg de cobre durante 6.3 años ralentizaba la progresión de la enfermedad en comparación con el placebo. Por el contrario, no se observó ninguna influencia de este suplemento multicomponente sobre el desarrollo y progresión de las cataratas. Declive de la función cognitiva: El cerebro es el órgano con mayor consumo de oxígeno, al mismo tiempo que su contenido en ácido grasos poli-insaturados en las membranas de las neuronas es muy elevado. Por estos motivos muchos investigadores han especulado acerca del daño que podrían infligir los radicales libres sobre las neuronas y si este daño acumulado no sería el responsable de algunas enfermedades neurogenerativas como el Alzheimer, daño que podría ser neutralizado con la administración de antioxidantes. Además, esta hipótesis ha sido inicialmente apoyada por un estudio aleatorizado en 341 pacientes con una enfermedad de Alzheimer moderada, que fueron asignados a un tratamiento con 2000 UI/día de a-tocoferol, selegilina (un inhibidor de la monoaminooxidasa), a tocoferol + selegilina o a placebo. A lo largo de 2 años, los pacientes tratados con vitamina E y selegilina (solos o combinados) experimentaron un menor deterioro cognitivo y la necesidad de ser internados que los tratados con placebo. Sin embargo, los consumidores de vitamina E experimentaron un mayor número de caídas. Por el contrario otros estudios en ancianos entre 65 y 102 años, a los que se añadió un suplemento de 600 UI/día de a-tocoferol no han aportado pruebas concluyentes de que la vitamina E aporte beneficios en comparación con el placebo Toxicidad de la vitamina E La vitamina E es una de las vitaminas menos tóxicas conocidas. Tanto los animales como los humanos son capaces de tolerar hasta 100 veces la cantidad recomendada. Sin embargo, en dosis muy altas, la vitamina E puede antagonizar los efectos de otras vitaminas liposolubles. Los animales tratados con dosis muy altas de vitamina E muestran alteraciones de la mineralización ósea y del almacenamiento hepático de la vitamina A. El abuso de los suplementos de vitamina E puede producir hemorragias, y se ha observado una tendencia al desarrollo de ictus hemorrágico en pacientes tratados con 50 mg/día durante 6 años. INTERACCIONES La vitamina E puede inhibir la agregación plaquetaria y antagonizar los factores de coagulación que dependen de la vitamina K. En consecuencia las medicaciones que se utilizan para evitar la coagulación (como las cumarinas) o la agregación plaquetaria, pueden producir sangrado o hemorragias si se utilizan concomitantemente con vitamina E. Aunque se desconocen las dosis de vitamina E que pueden ocasionar este efecto, algunos autores las estiman en > 400 IU/día El consumo de suplementos de vitamina E y de otros antioxidantes como el selenio, el beta-caroteno o la vitamina C pueden inhibir el aumento de los HDLs, las lipoproteínas más cardioprotectoras, en los pacientes tratados con estatinas o niacina. Algunos oncólogos opinan que el consumo de antioxidantes durante un tratamiento quimioterápico puede reducir la eficacia de estas medicaciones al inhibir el daño oxidativo a las células cancerosas. Otros, por el contrario, estiman que los antioxidantes reducirían las reacciones adversas de los fármacos antitumorales
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REFERENCIAS
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Monografia
creada el 7 de Abril de 2010.Equipo de redacción de IQB (Centro colaborador de La Administración Nacional de Medicamentos, alimentos y Tecnología Médica -ANMAT - Argentina). |
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