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DESCRIPCION
La parametasona
(en forma de acetato) es un glucocorticoide sintético activo por
vía oral. Se utiliza como anti-inflamatorio e inmunosupresor. También
se ha utilizado en el tratamiento de las exacerbaciones de la esclerosis
multiple. La parametasona posee sobre todo actividad glucocortucoide siendo,
mucho menor su actividad mineral corticoide.
Mecanismo
de acción: El mecanismo de acción de los esteroides
se basa en la interacción de éstos con unos receptores citoplasmáticos
intracelulares específicos. Una vez formado el complejo receptor-glucocorticoide,
éste penetra en el núcleo, donde interactúa con secuencias
específicas de ADN, que estimulan o reprimen la trascripción
génica de ARNm específicos que codifican la síntesis
de determinadas proteínas en los órganos diana, que, en
última instancia, son las auténticas responsables de la
acción del corticoide.
Las dosis
farmacológicas de parametasona reducen la inflamación al
inhibir la liberación de las hidrolasas ácidas de los leucocitos,
previniendo la acumulación de macrófagos en los lugares
infectados, interfiriendo con la adhesión leucocitaria a las paredes
de los capilares y reduciendo la permeabilidad de la membrana de los capilares,
lo que ocasiona una reducción del edema. Además, la parametasona
reduce la concentración de los componentes del complemento, inhibiendo
la liberación de histamina y cininas, e interfiere con la formación
de tejido fibroso. Los efectos anti-inflamatorios de los corticoides en
general se deben a sus efectos sobre las lipocortinas, unas proteínas
inhibidoras de la fosfolipasa A2. Las lipocortinas controlan la síntesis
de potentes mediadores de la inflamación como los leucotrienos
y las prostaglandinas, al actuar inhibiendo la síntesis de su procursor,
el ácido araquidónico.
La actividad
inmunosupresora de los corticoides se debe a que alteran la función
del sistema linfático, reduciendo las concentraciones de inmunoglobulinas
y del complemento, inhibiendo el transporte de los inmunocomplejos a través
de las membranas capilares, reduciendo el número de linfocitos
e interfiriendo con las reacciones de antígeno-anticuerpo.
Los corticosteroides
disminuyen la captación de glucosa por los tejidos (excepto cerebro
y corazón), y estimulan la gluconeogénesis hepática
(facilitando la conversión de aminoácidos, ácidos
grasos y glicerol en glucosa). Como consecuencia, producen hiperglucemia
y glucosuria, aumentan la resistencia a la insulina, agravan la situación
metabólica del paciente diabético. Además, aumentan
el depósito de glucógeno en el hígado y el músculo
esquelético.
Los corticosteroides
inhiben la síntesis proteica, aumentan la actividad proteolítica
y estimulan la degradación de las proteínas del músculo
esquelético, hueso y tejido conjuntivo, en aminoácidos que
se utilizan en la síntesis de glucosa (neoglucogénesis).
También inhiben la proliferación de los fibroblastos y la
síntesis de colágeno, lo que produce fragilidad capilar,
retrasa la cicatrización de las heridas, adelgaza el grosor de
la piel y facilita la aparición de estrías cutáneas.
Como todos
los corticoides, la parametasona aumenta el apetito y la ingesta calórica,
estimulan la lipolisis. Por otro lado, aumenta la lipogénesis,
efecto que podría estar mediado por la insulina liberada en respuesta
a la hiperglucemia. El resultado de estos efectos contrapuestos es una
redistribución anormal de la grasa corporal, promoviendo su acumulación
en la cara, cuello y abdomen, mientras que las extremidades permanecen
delgadas debido a la hipotrofia muscular.
En tratamientos
crónicos, las dosis altas de glucocorticoides pueden aumentar los
niveles plasmáticos de colesterol total y de triglicéridos.
Inhiben
la proliferación de los fibroblastos y la síntesis de colágeno,
lo que produce fragilidad capilar, retrasa la cicatrización de
las heridas, adelgaza el grosor de la piel y facilita la aparición
de estrías cutáneas.
La parametasona
resenta un cierto efecto mineralocorticoide, produciendo retención
de sodio y agua, edemas, hipertensión arterial e hipopotasemia,
que contribuyen a la debilidad muscular. El metabolismo del calcio también
se modifica.
Los glucocorticoides
tienden a producir una elevación del estado de ánimo con
sensación de bienestar y euforia. En tratamientos crónicos
producen insomnio, irritabilidad y, en ocasiones, ansiedad, depresión,
manía, reacciones psicóticas.
Farmacocinética:
la parametasona acetato es un derivado escasamente soluble, que se absorbe
lenta pero completamente tras la administración im. La semivida
plasmática es de 3-4.5 h, y la semivida biológica es de
36-54 h. La parametasona se metaboliza en el hígado con formación
de metabolitos inactivos. Se elimina mayoritariamente por vía renal.
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CONTRAINDICACIONES
Y PRECAUCIONES
La administración
prolongada de dosis suprafisológicas de corticoides puede inhibir
el eje hipotalamo-hipofisario-suprarrenal con disminución de la
secreción hipofisaria de corticotropina, y por tanto de la síntesis
endógena de corticoides. Si la administración ha superado
las 2 semanas, la suspensión brusca puede ocasionar una insuficiencia
suprarrenal aguda. El grado de insuficiencia está condicionado
por variaciones interindividuales, las dosis empleadas y la duración
del tratamiento. En algunos pacientes el restablecimiento normal del eje
se puede prolongar hasta 1 año. El estrés, cirugía,
quemaduras o infecciones, entre otras causas, pueden agravar los síntomas
de la insuficiencia o precipitar síntomas de una insuficiencia
ya controlada.
Para evitar
el síndrome de retirada se aconseja reducir la dosis lentamente,
tanto más cuanto más se haya prolongado la administración,
y ajustar la dosis a lo largo de la terapia a la mínima efectiva.
Los glucocorticoides
disminuyen la absorción intestinal de calcio, inhiben la reabsorción
tubular renal de calcio y promueven la movilización de calcio del
hueso. Si la homeostasis del calcio no es mantenida, el riesgo de hipocalcemia
es elevado. El riesgo de osteoporosis hay que considerarlo en pacientes
que reciban dosis diarias de 5 mg de prednisona o dosis equivalentes de
otros corticoides durante 3 meses o más.
Los glucocorticoides,
sobre todo a dosis elevadas, inhiben la formación de anticuerpos
y la respuesta inmune, aumentando la susceptibilidad a las infecciones
y enmascarando sus signos. El riesgo es mayor en la terapia inmunosupresora.
Los corticoides no deben ser usado en presencia de infecciones no controladas,
excepto si comprometen la vida.
Los tratamientos
prolongados con corticoides pueden exacerbar la tuberculosis.
Hay aumento de las necesidades en pacientes con terapia de corticoesteroides
sujetos a un inusual estrés, estandoindicada un aumento de la dosis
de corticoesteroides de acción rápida antes, durante y después
de la situación estresante.
Los glucocorticoides
tienen cierta acción mineralocorticoide con retención de
sodio, formación de edemas, hipertensión y pérdida
de potasio (que contribuye a la debilidad muscular). En pacientes susceptibles
puede originar insuficiencia cardiaca.
Los glucocorticoides
disminuyen la captación de glucosa por los tejidos (excepto en
el cerebro y el corazón) y estimulan la gluconeogénesis
hepática, como consecuencia, producen hiperglucemia y glucosuria,
aumentan la resistencia a la insulina y agravan la diabetes. Puede ser
necesario un aumento de la dosis de insulina en los pacientes con diabetes
tipo I.
La terapia
con glucocorticoides puede enmascarar los síntomas de úlcera
péptica de modo que puede ocurrir perforación o hemorragia
sin dolor significativo. Se recomienda la administración preventiva
de un inhibidor de la bomba de protones (omeprazol o lansoprazol) durante
un tratamiento con corticoides.
Pueden aparecer
trastornos psíquicos cuando se utilizan corticoesteroides, los
que van desde euforia, insomnio, cambios de humor, cambios de personalidad,
y depresión severa, hasta francas manifestaciones psicóticas.
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INTERACCIONES
Los inductores
enzimáticos microsomales hepáticos (carbamazepina, antiepilépticos
como fenitoína, fenobarbital o primidona, rifampicina, rifabutina)
aumentan el metabolismo de los glucocorticoides y disminuyen su eficacia.
La ciclosporina puede ocasionar una reducción del metabolismo hepático
del corticoide. Estudios similares han evidenciado un aumento de las concentraciones
plasmáticas de ciclosporina, Sin embargo, la asociación
de corticoides y ciclosporina es muy frecuente y beneficiosa. Vigilad
posibles signos de toxicidad.
El uso
concomitante con AINES puede aumentar el riesgo de desarrollar úlceras
gastrointestinales.
El uso concurrente
de glucocorticoides pueden causar debilidad severa en pacientes con miastenia
gravis.
Los glucocorticoides
pueden aumentar los niveles de glucosa. Los pacientes tratados con antidiabéticos
pueden precisar un ajuste de la dosis.
Los AINES
y el alcohol pueden aumentar la incidencia o incremento de la gravedad
de úlceras gastroduodenales.
Los corticoides
disminuyen la respuesta inmunológica a vacunas y toxoides, y también
promueven la replicación de los gérmenes de las vacunas
vivas atenuadas. La vacunación rutinaria debiera ser diferida en
pacientes tratados con corticoides. Si no fuera posible, se aconseja realizar
pruebas serológicas para conocer la respuesta inmunológica.
La inmunización puede llevarse a cabo en caso de terapia de reemplazo.
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REACCIONES
ADVERSAS
Son numerosas
las reacciones adversas inducidas por los glucocorticoides, incluyendo
la parametasona. Se han descrito dolor abdominal, acné vulgaris,
insuficiencia suprarrenal, amenorrea, angioedema, anorexia, ansiedad,
estimulación del apetito, artralgia, necrosis avascular, fracturas
óseas, cataratas, estreñimiento, síndrome de Cushing,
la depresión, la diabetes mellitus, diaforesis, diarrea, dismenorrea,
equimosis , edema, cambios en el EEG, labilidad emocional, eritema, ulceración
esofágica, euforia, dermatitis exfoliativa, exoftalmos, fiebre,
retención de líquidos, gastritis, inhibición del
crecimiento, dolor de cabeza, insuficiencia cardíaca, hirsutismo,
hipercolesterolemia, hiperglucemia, hipernatremia, hipertensión,
hipocalcemia, hipocalemia, hipotensión (HPA) la supresión,
la inmunosupresión, alteración de la cicatrización
de heridas, aumento de la presión intracraneal hipotálamo-hipófisis-suprarrenal,
aumento de la presión intraocular, infección, insomnio,
letargo, irregularidad menstrual, alcalosis metabólica, labilidad
emocional, mialgia, miopatía, náuseas / vómitos,
óptica neuritis, osteoporosis, palpitaciones, pancreatitis, edema
de papila, úlcera péptica, neuropatía periférica,
petequias, dependencia fisiológica, psicosis, agitación,
retinopatía, convulsiones, taquicardia sinusal, atrofia de la piel,
retención de sodio, estrías, trombocitopenia, tromboembolismo,
tromboflebitis, trombosis, incontinencia urinaria , urgencia urinaria,
urticaria, vértigo, alteraciones visuales, debilidad, aumento de
peso, pérdida de peso, la retirada de la parametasona puede desencadenar una insuficiencia adrernal.
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REFERENCIAS
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